CAMINEO.INFO
NÚMEROS 11, 25-29
Salmo 18, 8. 10. 12-13. 14
SANTIAGO 5, 1-6
MARCOS 9, 38-43. 45. 47-48
Hay una cosa que
seguro que a todos nos ha pasado,... quizás bastantes veces…, a mí sí... Te
encuentras con personas que no van a misa, pero, que en cambio viven con fuerte
intensidad los valores cristianos. Y eso nos descoloca un poco... ¿cómo puede
ser...?
El
Espíritu de Dios actúa más allá de lo que a veces nosotros podemos pensar, y
esto no nos ha de inquietar, sino todo lo contrario, nos ha de alegrar que uno
que no forma parte de nuestro grupo, actúe movido por el Espíritu del Señor.
Esto nos ayuda a ver la grandeza y benignidad de nuestro Dios.
Esto
aparece claramente manifestado en la primera lectura, donde el Espíritu entra
dentro de dos del grupo que no estaban con Moisés cuando el Señor bajó en la
nube y comunicó el Espíritu. Y Josué, “ayudante
de Moisés desde joven, intervino: -Señor mío, Moisés, prohíbeselo”.
Lo
mismo pasa en el evangelio, donde hay uno que echa fuera demonios en nombre de
Jesús y Juan dice a Jesús: “Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios
en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros”.
Son dos escenas que nos iluminan una tendencia que todos tenemos en nuestro
interior: es la tendencia a marcar
fronteras, a separar, es la tendencia a
decir: “este no es de los nuestros”, “este no piensa como nosotros”, “este no
viene a misa”.
Y Jesús hace saltar por los aires este planteamiento: “El que no está
contra nosotros, está a favor nuestro”. Qué planteamiento tan optimista,
qué planteamiento tan abierto, tan generoso, tan omnialcanzable. Esta idea nos
tendría que llevar a ver los demás con otra mirada... “ellos también son de los
nuestros”.
La gracia de Dios actúa más allá de las estructuras visibles de la Iglesia.
Hay hombres y mujeres que no forman parte de la iglesia, y no obstante, actúan
movidos por el Espíritu Santo. Por esto, san Juan dice: “el amor viene de Dios”.
San Mateo, dice: “y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca…
no perderá su recompensa”. Por tanto, cuando vemos alguien que hace el
bien, pensemos que Dios le está moviendo a hacerlo. Y aunque no vaya a misa ...
“también es de los nuestros”.
Evidentemente que Jesucristo funda la Iglesia y Él está presente y actuante
en la Iglesia, y que dentro de la iglesia podemos vivir con más plenitud y
profundidad los valores cristianos...
Una cosa no quita la otra... ¡¡Y que Jesús quiere ser conocido y amado
por todos!! ¡¡Ninguna duda!!
Pero, en ningún sitio ha dicho Jesús que la Iglesia sea el único ámbito
donde él actúa: “El que no está contra nosotros está a favor nuestro”.
Dios con la Iglesia no se ha atado de manos, Dios tiene las manos libres para
comunicar sus gracias a aquellos que se abren, quizás, sin saberlo , a su
acción. Por esto, desde el concilio Vaticano II, hay tantos documentos papales
que también se dirigen “a los hombres y mujeres de buena voluntad”.
Tengamos esta mirada benevolente de Jesús capaz de ver a nuestro
alrededor hombres y mujeres que no yendo
a misa “son de los nuestros”.
La segunda idea viene de las palabras de
Jesús. Hoy Jesús nos presenta a través de unas frases impactantes su horror al
pecado. “Si tu mano es ocasión de pecado para ti, cortátela” “si tu
pie es ocasión de pecado para ti cortátelo, y si tu ojo es ocasión de pecado
para ti, sacátelo”.
Como domingo pasado,
miremos de entrar en el corazón de Jesús y descubrir qué le lleva a
manifestarse de esta manera. Yo lo que encuentro es un profundo horror al
pecado. Pienso que si se expresa de esta manera es porque ve el pecado como el
mal más grande para la persona. No hay nada peor que el pecado. Nada hace más
daño que el pecado.
Las palabras de
Jesús son una llamada a dejar cualquier cosa que te haga pecar. Romper
radicalmente con cualquier cosa que te haga pecar, venial o mortalmente, es
igual. No podemos jugar con el pecado, ni con las ocasiones de pecado.
Si quedar con las
amigas es ocasión de pecar, no quedes. Si salir de noche es ocasión de pecar,
no salgas. Si el ordenador es ocasión de pecar, no lo abras en ciertos
momentos, o hazlo en un espacio comunitario. Tomar decisiones para no pecar…
Cada uno sabrá...
Lo que nos hace
infelices es el pecado. No es la enfermedad, no es el tener poco dinero, no es
el dolor, es el pecado. ¡El pecado es lo que nos hace infelices! Por esto, a
Jesús le horroriza el pecado...