CAMINEO.INFO.-
MARCOS 11, 1-10
ISAÍAS 50, 4-7
SALMO 21
FILIPENSES 2, 6-11
MARCOS 14, 1-15, 47.
Todo el cristianismo,
toda nuestra fe, todo lo que Jesús nos ha querido enseñar, está condensado en
esta imagen: Cristo crucificado. Él es la gran lección, es la gran enseñanza, es
la culminación de toda la revelación de Dios. No hay ninguna imagen, ningún
icono, ningún símbolo, que hable tanto como el de Jesús crucificado.
Si a un niño le decimos
que dibuje el amor, seguramente nos dibujará un corazón. Si a un niño cristiano,
de familia cristiana, en estos días, le decimos que nos dibuje el amor, sería muy
bonito que nos dibujara a Jesús crucificado.
En esta imagen está el
núcleo de nuestra fe. ¿Y cuál es el núcleo de nuestra fe? “Jesús te ama, ha muerto
por ti, y te salva”.
“Jesús te ama”. La pasión
de Jesús es un grito: “te amo”, y además el suyo es un amor hasta al extremo. Leíamos
en el evangelio de ayer: “habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el
extremo.” (Jn 13). El amor de Jesús no es a medias... es amor hasta al extremo... Cuánto bien nos hace
a nuestra oración personal escuchar estas palabras de Jesús: “te amo” “te amo hasta
al extremo, totalmente, más de lo que te puedas llegar a imaginar”. Cuánto bien
nos hace hacernos presente su amor. ¡¡Qué grande!! (¡si te lo crees!)
La segunda parte del núcleo
de nuestra fe es: “Jesús ha muerto por ti”. De toda la Pasión lo que más nos tendría
que impresionar, lo que más tendría que impactar, es que todo esto, Jesús lo hace
por mí, por cada uno de nosotros. Jesús ha muerto por mí, por cada uno de nosotros.
Es un gran misterio, pero es así: cuando Jesús sufría la Pasión nos tenía
presente en su corazón. ¡¡Qué gran
misterio!! ¿Cómo puede ser humanamente hablando? no lo podemos entender. Pero
como que Jesús es Dios sabemos que es así.
San Pablo, que no trató
personalmente con Jesús dice en la carta a los Gálatas: “…el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí”.
Todos estamos llamados
a hacer nuestra esta experiencia de San Pablo... “por mí” “lo ha hecho por mí”
“me tenía presente a mí cuando lo hacía”. ¡¡Qué grande!! (¡si te lo crees!)
Y la tercera parte del
núcleo de nuestra fe es: “Jesús te salva”, para ilustrarlo, las palabras del
profeta Isaías: “sin embargo, él ha
llevado nuestras enfermedades, con nuestros dolores se ha cargado,... herido
por Dios y abatido. Ha sido tratado como impío por nuestros pecados, aplastado
por nuestras iniquidades; el castigo que nos reporta la paz ha caído sobre él y
por sus contusiones tenemos curación.... mi servidor justo justificará a las
multitudes y cargará sobre sí las faltas de ellos... portando los pecados de
las multitudes e intercediendo por los transgresores”. ¡Impresionante!
Imagino la emoción y las lágrimas de Jesús la primera vegada que leyó estas palabras.
Hacer el mal, pecar,
no nos deja ser felices. ¡¡Jesús nos libera del pecado!! ¡Cuando él está en nuestros
corazones nos ayuda a no pecar! ¡¡Qué grande!! (¡si te lo crees!)
Ante el núcleo de la
fe: “Jesús te ama, ha muerto por ti y te salva” quizás, alguien piense..., pero,
¡mosén, esto ya lo sabemos! Aquí está el problema, que saberlo no sirve de nada.
No se trata de saberlo sino de experimentarlo, de hacer experiencia, de sentirlo
en el corazón, y no sólo en la cabeza.
Experimentar que Jesús
te ama, te cambia la vida, experimentar que Jesús ha muerto por ti, te cambia
la vida. Experimentar que Jesús te salva de tu pecado, te cambia la vida. Y, entonces,
¡flotas en el Señor! Y estos días de Semana Santa nos quieren ayudar a hacer este
camino.
Valórate tú mismo de cero
a diez. ¿Has experimentado que Jesús te ama? 0-10. ¿Que Jesús ha muerto por ti?
0-10. ¿Que Jesús te salva? O-10.
¿Cómo estamos en nuestra
fe? fe rutinaria, vamos a la nuestra, fe apagadita, fe que no hace demasiada luz,
fe poco eclesial... Son días para avivar nuestra fe. No hay ninguna experiencia
tan transformante como descubrir que Jesús te ama, Jesús ha muerto por ti y Jesús
te salva.
Mi puerta está abierta
para ayudar a quien quiera hacer este camino de descubierta...
El Papa Francisco expresó este núcleo de la fe en Evangelii
Gaudium, con estas palabras: “Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y
ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para
liberarte”. Que así sea...