¡¡Hay una cosa que todos quisiéramos más!!: ¡la alegría!! ¡¡Siempre queremos
más alegría en nuestra vida!! ¡¡La alegría no sobra nunca!! ¡¡Va muy buscada!!
Hoy, día en que
celebramos el domingo “gaudete”, la liturgia (las lecturas y los textos
litúrgicos de este día) nos llaman a estar alegres.
San Pablo nos ha dicho
hoy: “Hermanos: Estad siempre alegres”.
¿Por qué se nos dice esto ahora en el Tercer domingo de Adviento? Porque sólo alegres
podemos acoger el acontecimiento más feliz de toda la historia de la Humanidad;
el nacimiento del Hijo de Dios.
Hay un aspecto muy
significativo del Papa Francisco: él entiende la vida cristiana como una llamada
a la alegría. Fijaros sino, en los dos documentos más importantes que ha escrito:
. Evangelii gaudium, = la alegría del evangelio.
. Amoris laetitia, = la alegría del amor.
¡¡Dios nos llama a la alegría!!
Dice el Papa: “También en estos tiempos
inquietos en que vivimos, el misterio de la Encarnación nos recuerda que Dios
siempre nos sale al encuentro y es el Dios-con-nosotros, que pasa por los
caminos a veces polvorientos de nuestra vida y, conociendo nuestra ardiente
nostalgia de amor y felicidad, nos llama a la alegría”. (Mensaje para la 55a Jornada de plegaria
para las vocaciones”
¡Llamados a la alegría!
¡¡Dios lo que desea es nuestra alegría, nuestra felicidad!! ¿Y cómo vamos de alegría?
¿Estamos habitualmente alegres? Pienso que poco... Llevamos unos ritmos de
vida, unas prisas, unos reclamos (consumo, móvil, llegar a todo,...) que nos llevan
a vivir hacia fuera, no hacia dentro... Y sabemos que la auténtica alegría nace
de dentro del corazón, no de las cosas de fuera...
Dice el Papa en Evangelii
Gaudium. “La sociedad tecnológica ha
logrado multiplicar las ocasiones de placer, pero encuentra muy difícil
engendrar la alegría” (Punto nº 7)
El sacerdote y
escritor José Luis Martin Descalzo escribió
un libro muy bueno: “Razones para la alegría”. Y el subtítulo del libro era: “Cristianos,
¿Qué habéis hecho del gozo que os dieron hace dos mil años?
¿Qué hemos hecho de aquel
gozo? Hace dos mil años irrumpió en nuestra
historia un gozo, una alegría. ¿Dónde queda en nuestra vida? ¿Le hemos abierto
la puerta a aquel niño que viene a darnos la alegría? ¿Ha sido realmente acogido
por nosotros?
Primera frase de Evangelii
Gaudium: “La alegría del evangelio llena el corazón del hombre y la vida entera
de los que se encuentran con Jesús”. Encontrarse con Jesus = encontrarse con la
alegría.
La alegría es un
indicador: hay alegría (ha habido acogida del niño). No hay demasiada alegría
(no ha habido acogida).
Jesús nos enseña que la
alegría y el amor van cogidos de la mano. Este niño que nace te enseña a amar, te
da la fuerza para amar, y si amas tienes la alegría...
Santo Tomas de Aquino
tiene una frase genial: “La alegría es el
amor disfrutado”. Las palabras “alegría” y “amor” juntas, en una misma frase,
e implicándose mutuamente, ¡¡qué bonito!! Cuando disfrutas amando, dándote a los
demás, ¡¡cosa no fácil!! , entonces, tienes la verdadera alegría.
Siguiendo la misma
idea paso al evangelio: contemplamos a Juan Bautista. Yo creo que era un hombre
alegre, positivo, arrebatador, admirado por los que le escuchaban. Digo que era
un hombre alegre porque sabía quién era y tenía clara su misión... ¡¡Y esto es
fuente de alegría!!
Identidad y misión: dos
conceptos esenciales. A Juan Bautista le preguntan: “¿Tú quién eres?”, “¿qué dices de ti mismo?” Dijo: “Yo soy la voz que
grita en el desierto: Allanad el camino del Señor”.
Qué responderíamos nosotros
a la pregunta: ¿tú quién eres?, ¿qué dices de ti mismo?... en la definición hemos
de mirar que salga la palabra “amor”. “Dios
es amor”. Nosotros estamos hechos a su imagen y semejanza. Por tanto, nosotros
somos amor... Es constitutivo. Forma parte de nuestra identidad. ¡¡Sólo amando
podemos ser!!
Y
después le preguntan a Juan Bautista por su misión: ¿y qué haces aquí en el desierto?
Él explica lo que hace, preparo un camino... Y tú, ¿qué haces en Parets? ¿Cuál es tu misión? La mejor
respuesta sería: ¡¡disfrutar amando!!
¡¡La Navidad ya está muy
cerca!! En la Navidad hay mucha alegría. ¿De dónde viene? Viene porque allá nace
el que nos dará la alegría, porque él nos dará las fuerzas para amar.
Que nuestra alegría navideña
no sea superficial, epidérmica, sino de contemplar el Amor que nos quiere llenar
de amor.