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XIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO |
XIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOSun, 28 Jun 2015 00:04:00
CAMINEO.INFO.-
SABIDURÍA 1,13-15; 2, 23-25 SALMO 29 CORINTIOS 8, 7-9.13-15 MARCOS 5, 21-43
El protagonista de esta escena del evangelio que hemos proclamado no es la mujer que hacía doce años que estaba enferma, ni Jairo, el jefe de la sinagoga, ni su hija que estaba a punto de morir: el protagonista de esta escena es la fe.
El evangelista Marcos en esta escena quiere manifestar la fuerza de la fe, la capacidad de la fe de cambiar las cosas. Este relato quiere hacer crecer en nosotros la fe, el deseo de tener más fe en Jesucristo.
La escena, que tan bellamente Marcos nos ha dibujado, nos presenta dos gestos entrañables y llenos de fe:
• “Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia...” • Y el otro gesto es el de la mujer que padecía flujos de sangre: “Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría”.
Dos gestos llenos de fe. Y las palabras de Jesús nos confirman la gran fe que había en estas personas. • A Jairo le dice: “No temas; basta que tengas fe” • Y a la mujer enferma le dice: “Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud”.
El gesto de los dos denota la fe en Jesús y las palabras de Jesús corroboran su fe. El protagonista del evangelio de hoy es la fe. Marcos quiere manifestar la fuerza de la fe, la capacidad de la fe de cambiar las cosas, ¡de hacer que Jesús actúe!
Cuando hablo de la fe... me vienen a la cabeza aquellas palabras de Jesús: “Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?”. ¡Una observación aguda!, esta que nos hace Jesús. La duda de Jesús nos ha de hacer mirar nuestra vida, nuestra fe. Y desde esta mirada, ser muy humildes y pedir más fe... Pedir una fe que abra una puerta a la acción de Dios. Una fe que se convierta en motor de cambios insospechados. Una fe que sorprende por los resultados obtenidos...
¿¿No habremos racionalizado demasiado la fe?? ¿No la tendremos como atada a la razón? ¿No será nuestra fe una fe políticamente correcta, o, dicho de otra manera, prudente y previsible? ¿No habrá matado la rutina nuestra fe? ¿No habremos dimitido de nuestra fe porque alguna vez, las peticiones no han tenido la respuesta esperada? ¿Es nuestra fe, una fe como la que Jesús reclama en el evangelio?
La pequeña intuición que ahora tengas... llévala a la oración.
Es que hay muchas dificultades, hoy en día, para tener fe... Es verdad... No estoy diciendo que tener una fe auténtica, fuerte, transformadora, vital, expansiva, sea fácil... ¡¡También Jairo y la mujer han tenido que superar dificultades!! ¡Imaginad un jefe de la sinagoga postrado ante Jesús!, o la situación de la mujer, impura al tener flujos de sangre, y al tenerlos desde hacía doce años, lo deberían saber todos... Los dos se enfrentan a diversas dificultades interiores y exteriores para poder hacer el paso... Por esto, Jesús descubre en ellos la fe... Fe en Él. Fe en que las cosas cambiarán. También nosotros, superando dificultades, ¡hemos de dar un paso adelante!
Continuemos con la escena del evangelio que es muy rica. Jesús va hacia la casa de Jairo y dice el evangelista que: “Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba”. Y después de la sanación de la mujer, Jesús pregunta: “¿Quién me ha tocado el manto?” Y los discípulos le dicen: “Ves como te apretuja la gente y preguntas: ¿Quién me ha tocado?”
Muchos y muchas están tocando a Jesús pero sólo una queda sanada… porque tuvo fe. Esa mujer hizo lo mismo que hacían los demás, tocar a Jesús, pero lo hizo con fe.
Dos personas rezando: lo que pasará en aquel diálogo depende en parte de su fe. Dos personas leyendo el evangelio, la palabra que recibirán depende de su fe... Dos personas comulgando, la divinización, la cristificación, depende... Continuamente se nos pide la fe.
Jesús en Nazaret no pudo hacer milagros; no encontró fe… ¡¡¡Qué misterio!!! ¡Pidamos el don de la fe!
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