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Domingo de la Santísima Trinidad |
Domingo de la Santísima TrinidadSat, 30 May 2015 23:25:00
CAMINEO.INFO.-
DEUTERONOMIO 4, 32-34.39-40 SALMO 42 ROMANOS 8, 14,17 MATEO 28, 16-20
La mayor parte del año litúrgico gira alrededor de la persona de Jesucristo. En cambio, la Solemnidad de la Santísima Trinidad nos permite dar un paso más allá y hablar de la Trinidad y del misterio de Dios.
Esta solemnidad nos recuerda que Dios es misterio... A veces, podemos hablar de Dios como una cosa más, tratarlo como una realidad que queremos simplificar, hacer sencilla,... pero, nunca hemos de olvidar que Dios es misterio. Dios es inmenso, inalcanzable, inconmensurable, nuestra pobre mente no puede asimilarlo, y muchas veces queremos controlarlo, domesticarlo, y que se comporte según nuestro parecer. Entonces, decimos cosas como: “cómo Dios ha permitido...”, “Dios me ha fallado...“ “Esto no lo esperaba de Dios...” “No entiendo lo que Dios hace con mi vida...”
A veces, olvidamos que estamos ante una realidad, Dios, que nos supera, nos sobrepasa, por todos lados... nosotros queremos meterlo en nuestros esquemas, pero Él nunca se deja encajonar, y nos llama a vivir de la fe.
Como dice Carles Carreto en el libro Cartas del desierto: “No existe medio humano para sustituir la fe, para eximirnos del acto de fe, para encontrar una escapatoria a este tremendo trabajo de “vivir de fe”.... El descubrimiento de Él tiene lugar en la fe y sólo en la fe”. Para creer de verdad, nos hace falta la fe, sin la fe todo queda muy oscuro. Nos es preciso pedir más fe. “Ya creemos Señor, pero, ayúdanos a creer más.”
Y si Dios es para nosotros un misterio, imaginaros qué debe ser para aquellos que no creen, no tienen fe...
Este viernes con los mayores de la kt-kolla hacíamos una dinámica donde tenían que ir diciendo objeciones críticas que recibían a su fe, al hecho religioso, en sus institutos. Los monitores quedamos sorprendidos de la cantidad de cosas que llegaron a decir (por escrito). De entrada se nos dijo: “¿por qué utilizan cualquier excusa para criticarnos?”, o una parecida: “por qué en un mundo donde todos han de estar orgullosos de ellos mismos y/o de sus pensamientos (orgullo gay, orgullo feminista,...) ¿ por qué se ve mal el ser cristiano?
No haré referencia a las más de veinticinco críticas que nos hicieron llegar en el rato que les dimos para pensar, sino sólo a las referidas a la cuestión de Dios: • La existencia del mundo (Dios o Big-Bang) • Dios es imaginario, es un producto de la imaginación de los hombres • No hay comprobación científica de que Dios existe. • La oposición de fe y ciencia.
Interesantes, ¿eh? Ahora no las contestaré... Sacaba esto para hacer notar que Dios es misterio. Es misterio para nosotros y aún más para los que no creen. Y esta dimensión de Dios como misterio nos pide una cierta sabiduría en nuestra manera de vivir la fe.
Que Dios sea misterio no quita que Jesús es para nosotros el gran revelador de Dios. Si sabemos que Dios es trinitario, es gracias a Jesucristo. El gran protagonista de los evangelios es Jesús. Y Jesús nos revela al Padre; constantemente, Jesús se refiere al Padre. Él se presenta referenciado al Padre; lo que dice lo dice porque el Padre se lo ha dicho. Lo que hace lo hace porque es la voluntad del Padre. Jesús no se entiende asimismo sin esta referencia constante al Padre. Y también es Jesucristo quien nos revela el Espíritu Santo; “os conviene que me vaya...” “Él os guiará hacia la verdad plena...“ “Él os hará recordar...”.
También en el evangelio de hoy, Jesús utiliza una fórmula trinitaria: “Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
La Santísima Trinidad, este Dios uno y trino, que nos revela Jesús ha de afectar a nuestra espiritualidad. No es lo mismo creer en un Dios “solitario”, que creer en un Dios Trinitario. La Santísima Trinidad nos pide vivir un encuentro personal con Jesús. Este encuentro lo podemos hacer gracias al Espíritu Santo. Nos encontramos con Cristo, gracias a la presencia del Espíritu Santo en nosotros. Y este encuentro en Cristo nos lleva al Padre, a dirigirnos al Padre como Jesús hacía en el evangelio...
Cada vez que en el evangelio contemplamos alguna escena que muestra la relación de Jesús y el Padre, nosotros estamos llamados a reproducir aquello que Jesús está viviendo.
Con Cristo y en el Espíritu Santo, hacia el Padre.
Que esta eucaristía nos ayude a saber vivir mejor el misterio de Dios y a tener una espiritualidad más trinitaria.
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