CAMINEO.INFO.-
Celebramos hoy la
Solemnidad de Cristo Rey, con la cual finaliza, culmina, el año litúrgico.
Parece como si hoy
la Iglesia a través de la liturgia nos preguntara respecto a Jesús: “Y después de verle nacer, de escuchar su
predicación, de contemplar sus milagros, de ver lo que hacía, lo que decía,
después de contemplar su pasión y resurrección, después de recibir su Espíritu
en Pentecostés, después de todo esto ... ¿lo aceptáis como Rey? ..., ¿Es
realmente Jesucristo rey en vuestros corazones?”
La Solemnidad de
Cristo Rey nos dirige esta pregunta. ¿Es Jesús rey en tu corazón? ¿Reina en ti?
¿Reina en todas las dimensiones de tu vida? O quizás, hay ámbitos donde todavía
él no ha entrado...
Vale la pena que en
el silencio de nuestra oración esta semana nos hagamos estas preguntas. ¡Me
gusta poneros deberes!
Hoy el evangelio nos
habla de un juicio, pero es un juicio un poco especial. Porque nadie no nos
acusa de nada. Son nuestras obras las que nos acusan.
Es nuestra vida, nuestras
obras concretas las que nos salvan o nos condenan.
Por tanto, atención.
No seremos juzgados por nuestras buenas intenciones, o por nuestros sentimientos, ni
por las veces que hemos ido a misa, sino por aquello que habremos hecho por los
pobres y por los necesitados. ¡Es muy fuerte!
Pobres y necesitados
ciertamente lo podemos entender en un sentido amplio, por ejemplo:
. Hacer el voluntariado de estar en
la tienda de ropa de Cáritas, es vestir al desnudo.
. Hacer de catequista o procurar evangelizar a los que nos
rodean es alimentar al hambriento, hambriento de Dios.
. Ser un emprendedor, un empresario,
que monta una empresa y contrata a parados, quiere decir estar vistiendo al
desnudo.
Por tanto, es
necesario entender las palabras de Jesús en un sentido amplio, pero no perdamos
nuca de vista el sentido literal de estas palabras, que son las obras de
misericordia, que tienen una gran fuerza y que nos han de remover por dentro...
En la
campaña de Cáritas hay un audiovisual muy bueno. Algunas frases ...
“¿En qué
mundo vives?, ¿vives en el mundo de tu burbuja?, ¿vives en el mundo del
ciberespacio?, ¿vives en el mundo de los espectadores?, ¿vives en el mundo de
los que miran hacia otro lado? ¿vives en el mundo de los acomodados?, ¿vives en
el mundo de los que pisan?, ¿vives en el fatigado mundo de la “butaca”? ¿vives
en el mundo del shopping? ¿vives en el mundo de la competitividad? ¡¡Abre los
ojos!! Mira qué pasa en el mundo real”. Aparecen fotos con personas sin
trabajo, desahuciadas, empobrecidas, fotos que reclaman un cambio. Un cambio
que vendrá sobretodo de dejar atrás la indiferencia, y salen algunas frases muy
bonitas:
Martin
Luther King: “No me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia
de la gente buena”
En una
camisa la frase: “La indiferencia es
agresión.” En una pared: “Un mundo
diferente no puede ser construido por personas indiferentes”.
Y se nos
propone la vacuna contra la indiferencia. Hay muchas vacunas contra la
indiferencia: sentido de justicia, dignidad de la persona, ... pero pienso que
la mejor vacuna contra la indiferencia para un cristiano es la que Jesús nos da
hoy: “conmigo lo hicisteis” ¡¡Qué fuerza tienen estas palabras!! ¡¡Cómo
quedarnos indiferentes!!
Pienso
que son las palabras que han provocado más bien a lo largo de la historia de la
Humanidad... “conmigo lo hicisteis”. ¡¡Recemos estas palabras!! ¡¡Más
deberes!!
Hay una escena impresionante en la película “La lista de Schindler” en la que el protagonista una vez ha liberado a los
judíos, cuando el tren ya ha pasado la frontera y bajan del tren, empieza a
mirar los rostros de las personas que él ha liberado, un rostro, y otro, y
otro, etc. Y entonces llega la escena sobrecogedora en la que él se lamenta
desconsoladamente por no haber sido más generoso. Porque, dice él, si hubiera
entregado los gemelos de oro, podría haber salvado a dos judíos más, si hubiera
vendido la insignia de oro cuatro más …, si hubiera dado el dinero que llevaba
en la cartera cinco más … Y a pesar del gran bien que ha hecho, llora y llora
desconsoladamente por todo el bien que podía hacer y no ha hecho …
Pienso que es una imagen potente de lo que es el purgatorio. Allá
lloraremos el bien que podríamos haber hecho, y que nuestra comodidad y
egoísmo impidieron.
Si
podemos hacer el bien y no lo hacemos, estamos pecando. Hasta podemos estar
pecando mortalmente.
Podemos hacer tanto bien, tenemos tantos talentos.
Talentos como tener dinero, propiedades, tiempo disponible, tanta capacidad de
amar, … ¡¡Podemos ofrecer tanto a los demás…!! ¡¡Rezarlo!!! Y si tenéis
inquietudes pasad por el Despacho parroquial, necesitamos voluntarios en muchos
ámbitos...
Y acabo citando a Bernanos, en una obra suya “Diario de un cura rural”,
expone las conversaciones con diferentes personas del pueblo. Una de estas
personas es la mujer rica del pueblo que un día le pregunta: “¿Qué es el
infierno?” Y él responde: “El infierno es no amar”.