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Domingo XXX Tiempo Ordinario

Sun, 29 Oct 2023 09:54:00
 

CAMINEO.INFO.-

 

En tiempos de Jesús los judíos tenían que cumplir muchas normas, rituales de purificación, rituales de culto, muchos mandamientos: más de seiscientos preceptos era lo que los judíos tenían que cumplir. Y esto generaba mucha confusión y de aquí nace la pregunta del fariseo: “¿Cuál es el mandamiento principal de la Ley?”  Enmedio de tantos preceptos surge la pregunta: ¿qué es lo esencial, que es lo más importante? Porque lo más importante había quedado desplazado.

 

Esto también nos puede pasar a nosotros. Hoy vivimos también enmedio de mucha confusión: diversas guerras, cifras falsas sobre los abusos sexuales en la  Iglesia, cambio climático, crisis económica, etc. Hay mucha confusión, y esto puede hacer que aquello que es esencial quede desplazado, ofuscado.

 

¿Qué es lo esencial? ¿Qué es lo más importante? Si le preguntásemos a Jesús, hoy veintiocho de octubre del dos mil veintitrés, ¿qué os parece que diría? ¡Lo mismo que dijo entonces!: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser”. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Jesús no diría “Lo más importante es tener salud”, ni “lo más importante es tener mucho dinero”, ni “lo más… tener muchos likes en Instagram”, ni “lo más importante es que todo el mundo hable bien de ti”.

 

Lo más importante: ¡¡Ama a Dios!! ¡¡Ama al hermano!!

 

Qué bonito, y qué suerte tenemos de que la gran enseñanza de Jesús sea amar. Nuestra religión es la religión del amor.

 

Y cuando no amamos no somos felices... 

 

Comentemos un poco los dos mandamientos: el primero: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser”. Este mandamiento es el principal y primero. Los próximos días cuando recemos es necesario que nos hagamos la pregunta... ¿Cómo estoy viviendo este mandamiento? ¿Amo al Señor con todo el corazón...?

 

Quizás alguno se pregunte: ¿Cómo puedo saber si estoy amando a Dios con todo el corazón...? Yo lanzo algunas preguntas que pueden dar luz a la respuesta:

¿Te gusta estar con Dios? ¿Rezar? ¿Hablar con él? ¿Meditar su Palabra? Si digo que le amo, pero no quiero estar con él, alguna cosa falla...

¿Vives la eucaristía como el gran momento de la semana? ¿Llegas a la hora? ¿La preparas? ¿La vives desde el corazón?

¿Deseas ser cada vez más de Dios?

¿Miras de avanzar en el camino de la fe?

¿Te sientes hijo amado de un Padre providente?

¿Procuras hacer vida las palabras de Jesús?

 

Amar Dios no es una cosa abstracta, sino que se concreta en nuestra vida.

 

¡¡Es el mandamiento más grande, aquí nos lo jugamos todo!! ¡¡El ser o no ser cristianos!!

 

Segundo mandamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Que listo está Jesús cuando detrás de “amarás a tu prójimo”, pone “como a ti mismo”.

 

¡¡Qué vivo!! ¡¡Qué listo!! Porque todos más o menos amamos, pero las palabras “como a ti mismo”, son una medida infalible para saber si estamos de verdad amando o no al prójimo.

 

Sabemos perfectísimamente qué quiere decir en cada situación  “como a ti mismo”, quiere decir hacer aquello que nos gustaría que los demás nos hicieran en aquella situación.

 

Dos  ejemplos, sencillos y cercanos: Primer ejemplo: Alguien de nuestra comunidad está enfermo y lo sabemos. ¡¡Amarlo quiere decir hacer aquello que me gustaría que me hicieran a mi!! ¿Qué me gustaría que me hicieran a mi? ¡¡Que me visitaran!! ¡¡Pues, ya sabes qué has de hacer!! “Es que no lo conozco demasiado...” ¿Te gustaría que cuando estás enfermo te vinieran a visitar aquellos que no te conocen demasiado...? Sí. Pues, ya sabes qué has de hacer...

 

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

 

Segundo ejemplo. Ves un joven nuevo a misa, lo ves un poco despistado. ¿Qué quiere decir amarlo? ¡Hacer lo que me gustaría que me hicieran a mi! Esto es: me acogieran, la gente se me presentara, me diesen la bienvenida, me hablasen, que no me dejaran solo, fuesen cercanos y amables. Me animasen a venir a misa, a conocer la comunidad, a sumarse a las actividades que hacemos. Si esto es lo que te gustaría que te hicieran a ti, ¡¡hazlo tu a los demás!!

Y en cambio qué hacemos... ¡nada, nada de nada!! Me los miro de reojo y sigo hablando con los de siempre. Hemos de crecer en capacidad de acogida...

 

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Con las palabras “como a ti mismo” Jesús nos pone  delante de un espejo, un espejo al que no podemos mentir.

 

Y un apunte final breve y poético: cuando Jesús nos pide que amemos a Dios “con todo el corazón, con toda el alma, con todo el ser”, esto nos ha de hacer ver que si nos pide que le amemos así es porque él ya nos ama de esta manera: quiere decir que Dios nos ama con todo el corazón, con toda el alma, con todo el ser. Nos hemos de hacer presente este amor de Dios... que hace nuevo nuestro corazón. Hagámoslo esta semana y hagámoslo ahora un poco...

 

 

 









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