“Id también vosotros a mi viña”... “La llamada del Señor “Id también vosotros a mi
viña”, no ha dejado nunca de resonar a lo largo de la historia desde aquel
lejano día en el que el Señor la pronunció: esta llamada se dirige a cada
hombre que viene a este mundo”. Son palabras de San Juan Pablo II en la
Exhortación Apostólica Christi Fideles Laici (Laicos fieles a Cristo).
Cuando contemplamos la parábola sorprende una cosa: la
cantidad de veces que el amo de la viña sale a buscar trabajadores a su viña.
Dice Jesús que el amo “Salió al amanecer”
“salió otra vez a media mañana”, “salió de nuevo al medio día y a media tarde
hizo lo mismo” “salió al caer la tarde”.
De esta reiteración en salir a buscar trabajadores
podemos deducir tres cosas:
. Trabajar
en la viña es importante. Por eso el amo sale a buscar, vuelve a salir, y
vuelve a salir…
. ¿Qué
significa trabajar en la viña? Trabajar en la viña es una misión, una tarea,
que Dios nos encomienda a cada uno.
. Al
amo, a Dios, le duele ver gente ociosa, le duele ver personas que no trabajan
en la viña…
Dicho esto ahora nos lo aplicamos a nosotros: Dios nos
llama a trabajar en la viña, Dios nos propone una misión, es una tarea
importante, y le duele que pasemos, prescindamos, de esa llamada.
Hay dos grandes caminos para trabajar en la viña del
Señor:
1. El laico que se
implica en transformar la realidad en la que está, en la que vive. En la misa
por los laicos en los textos eucológicos (oración colecta, oración de las
ofrendas y oración de postcomunión) decimos:
“Oh, Dios, que enviaste al
mundo, como fermento, la fuerza del Evangelio, concede a tus fieles, llamados a
vivir en medio del mundo y de los afanes terrenos, que, encendidos de espíritu
cristiano, instauren sin cesar tu reino mediante la gestión de los asuntos
temporales”.“
“Oh, Dios, …, haz que, por
la eficacia de esta ofrenda, tus siervos, a los que no dejas de llamar al
apostolado, impregnen el mundo del espíritu de Cristo y sean el fermento de su
santificación”.
“ te pedimos, Señor, que tus
fieles, …sean testigos valientes de la verdad evangélica y transformen tu Iglesia, y la hagan presente y activa siempre en
las realidades terrenas”.
Allí donde esté el laico fiel a Cristo (en la empresa, la
escuela, el hospital, …) tiene la misión de transformar esa realidad, construir
el reino, según los valores de Jesús. Ser levadura en medio de la pasta . Y esta tarea no es opcional, es
obligatoria.
En cambio el segundo camino para trabajar
en la viña del Señor sí que es opcional.
2. El segundo camino es implicarse en la
parroquia, en la comunidad, o en un movimiento de Iglesia. En función de las
disponibilidades de uno y de lo que Dios nos pide en cada momento. Sois muchos
los implicados en esta parroquia, pero hemos de ser más. El otro día, dos
chicas se me ofrecieron para lo que
fuese; y vamos a tener este templo abierto una hora más por la tarde, todas las
tardes, lunes a viernes, abriremos ya a las 17:30h.
La vida en la parroquia depende mucho más
de vosotros que del buen hacer de los sacerdotes.
Dice San Gregorio Magno:
“Fijaos en vuestro modo de vivir, queridísimos hermanos, y comprobad si
ya sois obreros del Señor. Examine cada uno lo que hace y considere si trabaja
en la viña del Señor”.
Fijaos que bella exhortación de San Juan Pablo II en la
Christi Fideles Laici: “Es necesaria la
acogida por parte de los fieles laicos del llamamiento de Cristo a trabajar en
su viña, a tomar parte activa, consciente, y responsable en la misión de la
Iglesia en esta magnífica y dramática hora de la historia. Si el no
comprometerse siempre ha sido algo inaceptable, el tiempo presente lo hace aun
más culpable. A nadie le es lícito permanecer ocioso”.
Resumiendo:
Dios te llama a trabajar en la viña, a
ti, a ti, a todos.
Llamada importante.
Dios no quiere gente ociosa.
Te llama a transformar el ambiente donde
te ha puesto, sé levadura en medio de la pasta.
Si puedes, implícate en la parroquia,
rézalo, discierne, y si ves que Dios te llama ven al despacho parroquial y
hablamos.
De este modo participamos de la misión más bonita que hay
en el mundo que es comunicar la Buena Nueva de Jesús, que es anunciar a Cristo.
Que podamos decir como San Pablo: “Para mí la vida es Cristo”.