CAMINEO.INFO.- Dios habla, Dios nos habla cada domingo para transformar nuestra vida,
nuestro corazón, nuestra existencia, con esta disposición hemos de venir a la
misa, para ser una tierra buena.
Con qué plasticidad y contundencia lo manifestaba Dios en la primera
lectura. Dios compara su palabra con la lluvia. La lluvia cae del cielo, amara
la tierra, la fecunda, la hace germinar, la hace fructificar y nos alimenta. Y
Dios dice: “… así será mi palabra que sale de mi boca”.
Y la frase que Dios dice a continuación nos ilumina muy bellamente lo que
él quiere que produzca su palabra:
“no volverá a mí vacía”, la palabra produce fruto, da vida.
“sino que hará mi voluntad”, “mi voluntad”, la Palabra de Dios tiene una pretensión. Cada Palabra quiere
provocar en nosotros una cosa diferente. Remarca la idea al decir...
“y cumplirá mi encargo”, la
Palabra que recibimos de Dios tiene una misión, una finalidad...
Todo esto nos ha de llevar a acoger la Palabra de Dios con reverencia, con
esperanza, con ilusión, de una manera asidua. ¿Cómo vamos con la Palabra de
Dios?
Y en el evangelio, en la parábola de Jesús aparecen dos protagonistas:
1. Hay una semilla.
2. Hay diversas tierras.
La semilla es la Palabra, nosotros somos la tierra. La Palabra es para
todos la misma, pero es la actitud de la tierra (acoger o rechazar) lo que hace
que dé o no dé fruto.
Es necesario que nos cuestionemos el papel que tiene la Palabra en nuestra
vida. Hagámoslo en la oración...
Segunda idea: quisiera destacar la mala puntería del sembrador. Cómo puede
ser que a un sembrador le caiga la semilla “al borde del camino”, “terreno
pedregoso”, “entre zarzas”. ¡¡Qué mala puntería!! Más teniendo en
cuenta que la semilla es en el mundo rural una cosa preciada, valiosa.
Por tanto, con esta mala puntería del sembrador, que es Cristo, se nos está
diciendo alguna cosa.
Si él tiene mala puntería a la hora de sembrar la Palabra, quiere decir que
también nosotros hemos de tener mala puntería a la hora de sembrar la palabra.
¿Qué quiere decir tener mala puntería? Jesús no tira sólo la semilla en la
tierra buena. Jesús no siembra sólo la palabra en el corazón de los buenos, de
los que previsiblemente acogerán la palabra. Pues, nosotros igual. Tengamos
mala puntería...
Toda tierra, buena o mala, ha de recibir la semilla. Toda persona buena o
no tan buena, más abierta o más cerrada, ha de recibir la semilla que es la
palabra.
¿Dónde plantamos semillas? ¿Sólo donde encontramos tierra buena? No. No
juzguemos qué tipos de tierra es... Sembremos. Siempre. En todas partes. A todo
el mundo. “Es que no entenderá, es que
pasa de todo, es que...”. Es igual. ¡Siembra!
La semilla tiene mucha fuerza, va acompañada de la acción de Dios. ¡Hemos
visto en la parábola que en todas las tierras es capaz de nacer! ¡Cómo se abre
paso! Si después de plantar semillas, acompañamos, podremos facilitar su
desarrollo.
Dice Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal, que cuando estaba
viviendo en una chabola en las afueras de Madrid y leía la Biblia a las
personas que le rodeaban: la vida de estas personas comenzaba a cambiar...
Acabo ya... ¿Cómo sembrar la Palabra? Cita a Jesús, habla de Jesús, explica
lo que hacía Jesús, lee escenas de la vida de Jesús a los nietos, sobrinos,
hijos, regala Biblias (mejor regalo del mundo) evangelios, o libros de
comentarios de los evangelios...
Que esta eucaristía nos ayude a ser tierra buena que acoge la Palabra de
Dios que habla...