La semana pasada
Jesús nos decía a cada uno e nosotros
« dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo ».
Las fiestas litúrgicas re-presentan (vuelven hacer presente) los hechos
históricos a que se refieren. Es decir, de un modo misterioso pero real hacen
presente el acontecimiento que celebramos para que podamos incorporarnos a él.
De modo que hoy en Pentecostés, culminación
de toda la Pascua, se cumplen estas palabras de Jesús y como los apóstoles
nosotros recibimos el Espíritu Santo (ES).
Y esto no es una idea, o una manera de hablar, es una realidad
maravillosa. Y cuanto más realmente lo vivamos transformaciones más elevadas
causa en nosotros esta fiesta del Espíritu.
Las fiestas producen en nosotros sus
efectos según nuestras disposiciones.
La disposición para Pentecostés consiste en desear esa acción del Espíritu en
nuestro interior y en confiar en que se va a producir, ya que él nos ama
infinitamente.
Hemos de excitar en nosotros cuanto
podamos el deseo y la confianza de recibir el Espíritu Santo. Nos ayuda a
crecer en esa confianza las palabras de Jesús: “si vosotros que sois malos
sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos ¡Cuánto más el Padre celestial dará el
Espíritu Santo al que se lo pida!.”
Hoy es un dia para tener una esperanza muy viva… el Espíritu
Santo quiere venir a nuestros corazones de un modo nuevo …
Es
bastante triste pensar que para la
mayoría de cristianos Pentecostés no es nada, y el Espíritu Santo una realidad
lejana, de otro mundo, sin resonancia e implicaciones en éste. Y, sin embargo,
Cristo ha muerto ni más ni menos para comunicarnos el Espíritu Santo.
La contemplación de la
escena de la primera lectura
nos ayuda también a crecer en este deseo de recibir el ES: los discípulos están
juntos, en un mismo sitio, rezando con las puertas cerradas por miedo a los
judíos. Reciben el ES y son transformados salen a predicar, dan la cara por
Jesús, no tienen miedo de los judíos, no se asustan cuando los detienen ni
cuando los azotan, sino que se alegran y se gozan por ello.
Ya
no les mueve el miedo, ni sus criterios humanos, ni sus ideas de lo que hacia
falta o no hacia falta. Reciben la fuerza del Espíritu Santo, se dejan mover
por él y se convierte en el motor de sus actos.
Esto
que digo es un misterio: se empieza
a vivir muy oscuramente por la fe, y se va esclareciendo por la experiencia del
trato con el mismo Cristo y con el Espíritu santo.
En los inicios
uno puede dudar de si esto la hace movido por uno mismo o por el ES, pero con
el tiempo uno va cogiendo esa capacidad de descubrirle actuando en nosotros,
porque somos capaces de hacer cosas que no salen de nuestras fuerzas naturales
…
Hemos
tenido una semana para prepararnos
para esta fiesta. A lo largo de esta semana la liturgia nos ha ido señalando
qué es lo que el ES desea hacer en nosotros. Expongo las oraciones colecta –que
hacemos antes de leer la Palabra de Dios- de esta semana pasada y de hoy. Son
unas oraciones de una gran belleza que nos indican todas las maravillas que
Dios quiere obrar en nosotros por medio de su Espíritu:
• “Derrama Señor, sobre nosotros la fuerza del
ES, para que podamos cumplir fielmente tu voluntad y demos testimonio de ti con
nuestras obras”
• “Te pedimos que envíes tu espíritu Santo
para que haciendo morada en nosotros nos convierta en templos de su gloria”
• “Que tu Espíritu, Señor, nos penetre con
fuerza, para que nuestro pensar te sea grato y nuestro obrar concuerde con tu
voluntad”.
• “Por la venida del ES muévenos a dedicarnos
con mayor empeño a tu servicio y a vivir con mayor plenitud las riquezas de
nuestra fe”
• “Renueva en nosotros el prodigio de
Pentecostés”.
• “Que el ES, luz de luz, fortalezca los
corazones de los regenerados por tu gracia”.
• “Derrama los dones de tu Espíritu sobre
todos los confines de la tierra y no dejes de realizar hoy, en el corazón de
tus fieles, aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la
predicación evangélica”
Veis
cuantas maravillas quiere el Señor comunicándonos su Espíritu. Todo ello
debería hacernos sentir una gran sed y hambre del ES.
Con
estas estás oraciones colecta vemos las maravillas que Dios quiere hacer en
nosotros. Porque estamos pidiendo a Dios aquello mismo que el quiere
comunicarnos. Pues las oraciones colectas fueron inspiradas por el ES. Pedimos
esas cosas que él nos quiere dar, lo cual debe llenarnos de confianza para
recibirlas.
El
ES quiere hacer maravillas en nosotros como las hizo con sus discípulos y a
nosotros nos toca esperarlo.