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Domingo III Tiempo de Pascua

Sun, 23 Apr 2023 10:03:00
 

CAMINEO.INFO.-


Esta escena no la contemplemos como algo que sucedió en el pasado. Contemplémosla como una escena que se da en nuestra vida. Nosotros somos estos dos discípulos que van a Emaús y que acabarán volviendo de Emaús.

 

Los dos discípulos de Jesús marchan de Jerusalén tristes, desesperanzados, tenían unas expectativas, esperaban unas cosas y nada se ha cumplido. Dicen:  “Nosotros esperábamos”, y nada ha salido como ellos esperaban .

 

También eso nos ocurre a nosotros: teníamos unas esperanzas, unos proyectos y muchas cosas no han salido como queríamos. Y nos quedamos tristes y desesperanzados como los discípulos de Emaús…

 

En medio de esta tristeza Jesucristo se hace el encontradizo, con suavidad. Cristo se cuela en su desesperanza, y se pone a caminar con ellos. También eso nos ocurre a nosotros: Cristo desea caminar con nosotros en los buenos momentos y en los malos momentos. Por la resurrección Jesús se ha convertido en contemporáneo nuestro. Y puede hacer camino con nosotros.

¡Es inefable vivirlo, es inenarrable! ¡Jesús que camina con nosotros!

 

Y Jesús se pone a hablar con los discípulos de Emaús. Jesús también quiere establecer con nosotros un diálogo. Esto es rezar, dialogar con Cristo que camina con nosotros.

 

Y en este diálogo pasan cuatro cosas maravillosas:

 

1. Jesús les ayuda a hacer una nueva lectura de lo que ha pasado. Da a los hechos una nueva luz, la luz de  su resurrección.

 

    En nuestro diálogo con Jesús pasa lo mismo: da a los hechos una nueva luz, una nueva perspectiva. Resitúa  nuestra historia personal dentro de un contexto de historia de salvación. ¡Es maravilloso! Cuando estamos con Jesús nos es más fácil interpretar lo que nos pasa en nuestra vida. Y por eso le decimos: “Quédate con nosotros”.

 

2. Jesucristo les explica el sentido de la cruz. También cuando hablamos con el Señor, nuestras cruces cogen otro sentido. Vale la pena destacar que Jesucristo no les ha quitado los hechos tristes, sino que les ha dado un nuevo sentido. Y por esto le decimos: “Quédate con nosotros”.

 

3. Poco a poco les levanta el ánimo, la esperanza. La experiencia de la oración, habitualmente, es de consolación. El oficio del resucitado es consolar y dar la paz. Y por eso le  decimos: “Quédate con nosotros”.

 

4. Este levantar el ánimo llega en un momento en que  sus corazones se abrasaban (¡¡se encendían!!). Jesucristo ha encendido sus corazones. Con su palabra ha encendido sus corazones. Jesús con  su palabra, con el evangelio, quiere también encender  nuestros corazones. Y por esto le decimos: “Quédate con nosotros”.

 

Jesús hace como si siguiera más allá y ellos lo invitan a quedarse. “Quédate con nosotros”, y acepta quedarse. Jesús siempre acepta nuestras invitaciones a pasar un rato juntos. Jesús siempre acepta  nuestras invitaciones a dialogar un rato... ¿le invitamos?, ¿lo convidamos? La vida cristiana la hemos de entender como un estar siempre “con Jesús”.

 

Lo reconocen al partir el pan. Este partir el pan hace referencia a la fracción del pan que hacemos en la eucaristía, cuando decimos aquello de “Cordero de Dios que quitas...”. Hasta entonces no lo han visto, y al partir el pan lo reconocen. ¿De qué nos habla esto? De la eucaristía como un lugar privilegiado de la manifestación de Cristo Resucitado. Es Cristo Resucitado quien se hace presente en el trocito del pan eucarístico. Entran en comunión con Cristo Resucitado.

 

Y todo esto que han vivido: Jesús que camina con ellos, Jesús que dialoga con ellos, Jesús que les ilumina, Jesús que les anima, Jesús que cambia sus corazones, todo esto es expansivo, no se lo pueden quedar para ellos, y van a comunicarlo. También el dinamismo de nuestra fe es comunicarse.

 

Hay otra cosa que les pasa a los discípulos de Emaús. Han tenido delante los signos, pero no han visto nada. Me explico: “Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron”.

 

Siempre me ha sorprendido… tenían los signos delante (...), y no vieron, y marcharon...

 

Que no nos pase lo mismo... Tenemos tantos signos de  su resurrección. Tenemos tantos signos de que él está vivo. Y no los vemos... y marchamos hacia Emaús. No sabemos mirar con fe.

 

¿Vas a Emaús o vienes de Emaús? “Vas a Emaús” quiere decir que estás centrado en tus cosas, en tus problemas, en tus inquietudes, y no te das cuenta que Jesús camina contigo. “Venir de Emaús” quiere decir que has descubierto a Jesús presente en tu vida, esta presencia te consuela, te da gozo, y deseas comunicarlo a aquellos que amas. ¡Así de fácil!

 

¿Vas a Emaús o vienes de Emaús?

 









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