CAMINEO.INFO.-
Nosotros somos la samaritana. No
escuchamos la Palabra de Dios como hechos del pasado. La escuchamos como una
palabra que se dirige a nosotros. No es ver qué le dice a esta mujer, sino ver
qué me está diciendo a mí... Cambia mucho cómo cogemos el evangelio...
Analicemos este diálogo de Jesús con nosotros:
1. Jesús se me hace encontradizo. Jesús
quiere este encuentro con la samaritana, con nosotros. Busca el encuentro. Lo
provoca. No nos imaginamos un Jesús distante, distraído, lejano. Un texto muy
bonito de Henri Nouwen que nos habla de este deseo de encuentro: “Ahora
me pregunto si durante todo este tiempo he sido lo suficientemente consciente
de que Dios ha estado intentando
encontrarme, conocerme y quererme. La cuestión no es: “¿ Cómo puedo encontrar a
Dios?” sino: “¿Cómo puedo dejar que Dios me encuentre? La cuestión no es:
“¿Cómo puedo conocer a Dios?” sino: “¿Cómo puedo dejar a Dios que me conozca?”
Y, finalmente, la cuestión no es: ”¿Cómo voy a amar a Dios?” sino: ¿Cómo voy a
dejarme amar por Dios?” Dios me busca en la distancia, tratando de encontrarme,
y deseando llevarme a casa. … Sí, Dios
me necesita tanto como yo a Él. Dios no es el patriarca que se queda en
casa, inmóvil, esperando a que sus hijos vuelvan a él …
Ahora empiezo a ver lo radicalmente que
cambiaría mi trayectoria espiritual cuando deje de pensar en Dios como en
alguien que se esconde y que me pone todas las dificultades posibles para que
le encuentre, y comience a pensar en Él como Aquél que me busca mientras yo me
escondo. Cuando sea capaz de mirar con los ojos de Dios y descubra su alegría
por mi vuelta a casa, entonces en mi vida habrá menos angustia y más confianza …”
Dios te busca, no se esconde.
Dios desea encontrarse contigo, no se
queda inmóvil.
Dios tiene sed, sed de ti, sed de tu
amistad, sed de tu conversión, sed de
algunos cambios en tu vida... como le dice a la Samaritana… “Tienes razón,
que no tienes marido; has tenido ya cinco,...”
“Dame de beber”. Jesús te pide que
respondas de manera que apagues su sed.
2. Hemos leído el diálogo más largo de
todo el evangelio. Jesús desea grandes diálogos contigo... Te lo
has de creer. Que no lo sientes, no pasa
nada. La vida espiritual la apoyamos en la fe, no en la sensibilidad.
Una de les frases que más me ha
impresionado en los últimos años, y que tenéis en el material cuaresmal que os
di: “Se reduce a que mires siempre la
realidad como ella es, no como tu la sientes”. “No se confíe en lo que sienta,
y crea que toda entrega a Cristo produce fruto”. ¡Jesús tiene sed de ti, es
igual lo que sientas!
3. Hay una expresión de Jesús que resume perfectamente
este deseo de Dios de llenarnos, de saciarnos: “Si conocieras el don de
Dios”. ¡¡Si supiéramos todo lo que Dios nos quiere dar... nos quedaríamos
alucinados!! Dios quiere hacer maravillas en nosotros. ¿Cómo puede ser que ante
palabras como éstas, nosotros nos escondamos de él, no estemos motivados,
recemos diez minutos y ya estemos cansados? ¿Cómo puede ser que ante un Dios
que quiere ser generoso, nosotros nos comportemos como si fuera un Dios “un
poco latoso?...”
¡Qué bonito sería que hoy oyéramos su voz, que no
endureciéramos nuestros corazones, que celebrásemos al Señor con gritos de
fiesta, aclamándolo como la roca que nos salva! ¡Adorándolo en espíritu y en
verdad!
Ojalá nos tomásemos seriamente la llamada de Dios a la
conversión.
Ojalá… la llamada de Dios Padre a escuchar su Hijo.
Ojalá... las prácticas cuaresmales, que son las fuentes
de donde mana la generosidad de Dios. ¡Ojalá! “Si conocieras el don de Dios”.
4.
La escena tiene un final espectacular: “En aquel pueblo muchos samaritanos
creyeron en él”. Y acaban diciendo: “...sabemos
que él es de verdad el Salvador del mundo”. No podemos dudar de que Dios
quiere que en esta Cuaresma haya en nuestra parroquia y en nuestra población muchas conversiones... Por
tanto, a nosotros nos toca esperarlo, rezarlo, hacerlo posible con nuestra
vivencia de la cuaresma...
Imposible
saber cuántos se convertirán gracias a nuestro ayuno, a nuestra oración, a
nuestra caridad, pero, imposible que nuestros actos queden sin fructificar…
imposible... Tengamos mucha esperanza...
Este viernes recibí
un e-mail: “Soy
X, vecino de Parets desde hace x años, tengo x, casado con x hijos y x nietos,
soy católico no voy a misa
con la frecuencia deseada, y tengo varias preguntas de tema espiritual, y
también necesitaría consejo sobre temas familiares. También necesitaría
confesarme, pues hace varios años que no lo hago y me quiero poner las pilas.
Saludos.
Él
no lo sabe, pero lo mueve Dios... y gracias a nuestras prácticas cuaresmales.
Hagamos
silencio, pidamos a Jesús que nos de esta agua viva que nos da la vida
eterna...