CAMINEO.INFO.- Cuánta belleza hay
en el mensaje de Jesús. Una belleza poética, y a la vez una belleza profunda.
Belleza porque las bienaventuranzas conectan con la verdad. Verdad que nuestros
corazones anhelan.
Si algún día alguien
os pregunta cuál es el texto que resume perfectamente toda la enseñanza de
Jesús le podéis decir sin miedo a equivocaros: Las bienaventuranzas.
El
papa en su libro sobre Jesús de Nazaret dice que las bienaventuranzas son la
nueva Torah que Jesús ofrece al mundo. Moisés comunicó al Pueblo de Israel la
Torah (los diez mandamientos) y Jesús comunica –sin eliminar la antigua- una
nueva Torah: las bienaventuranzas.
Por
tanto, estamos ante un texto capital para el cristianismo, y por tanto, para
nuestra vida. Algunas reflexiones:
1.
Qué bonito que en lo que puede ser el texto más emblemático de Jesús, él nos
esté haciendo una llamada a ser felices. Jesús quiere nuestra felicidad. Él nos
quiere felices, y nos indica el camino para serlo. Dios no es enemigo...
Hoy, Jesús a cada uno de
nosotros nos dice: “Serás feliz si eres
pobre en el espíritu, si eres humilde, si tienes hambre y sed de justo, = de
ajustarte lo que Dios quiere de ti, serás feliz si eres compasivo, si pones
paz, si eres perseguido por causa mía”.
2.
¿Son difíciles de vivir? Ni fáciles, ni difíciles, son una gracia de Dios.
Vivirlas es una gracia que hemos de pedir. Toda la vida cristiana es una gracia
de Dios. Son palabras que las hemos de rezar… hemos de pedir el don de
vivirlas. Toda nuestra vida se ha de ir
conformando a las bienaventuranzas, camino de felicidad.
3.
Por esto es muy bueno hacer examen de consciencia, examen de nuestros pecados,
a partir de las bienaventuranzas. Muchas veces hacemos servir los diez
mandamientos, pero ¿por qué no las bienaventuranzas?
Recuerdo
que en una charla cuaresmal hice la pregunta: ¿alguien, alguna vez, se ha
preparado una confesión con las bienaventuranzas? ¡¡Nadie!! ¿Cómo puede ser? Si
es el texto más emblemático de Jesús. Si es la nueva Torah.
¿Cómo
voy de pobreza de espíritu, de humildad, de deseo de ajustarme al plan de
Dios...? Miras dentro. Pides luz a Jesús. Desde tu interior dialogas con Jesús.
Las
bienaventuranzas nos marcan el camino de la felicidad. Las hemos de tener muy
presentes...
Fijaros
que Jesús no dice: “Felices los que tienen salud”. Cosa que nosotros tantas
veces decimos: “Lo importante es tener salud”. ¡Nooooo! Hay en nosotros muchas
creencias equivocadas.
Dice
el Papa Benedicto comentando las bienaventuranzas: “Con Jesús entra la alegría
en la tribulación”. ¿Puedes no tener salud y ser feliz? Sí, con Jesús puedes...
Mientras
nosotros ponemos la felicidad en cosas exteriores y corporales (salud, éxito,
riquezas, no tener problemas). Jesús pone la felicidad en el interior
(humildad, pobreza de espíritu, corazón limpio, compasivo, ...). Esto nos pide
la conversión, el cambio de mentalidad.
Vale
la pena destacar las lecturas que hoy acompañan e iluminan las
bienaventuranzas. Algunas expresiones de la primera lectura:
“Buscad al Señor, los humildes”,
“Buscad la justicia, buscad la moderación”,
“Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde”.
San
Pablo nos presenta una contraposición muy clarificadora entre: “Los sabios, los poderosos, los aristócratas” y
los que “a los ojos de los hombres”, “a los ojos del mundo”, “los que el mundo
tiene por ignorantes, .... o son gente de clase baja, gente que nadie hace caso, los que no valemos para nada”.
Qué
sintonía en la Palabra de Dios. Cómo hoy las tres lecturas y el salmo nos están
diciendo: “Tenéis que ser pequeños y humildes”.
La
Biblia se escribe a lo largo de mil quinientos años, por más de treinta autores
diferentes, y qué sintonía que hay. Hay libros de ciento cincuenta páginas
escritos por diversos autores, y no ves esta sintonía.
“Buscad la humildad”
“Si alguno se
gloría, se tendrá que gloriar del Señor”
“Felices los
humildes”.
Hoy, en esta
eucaristía Jesús nos quiere dar más humildad. ¡Hagamos ahora silencio y
pidámosla!