CAMINEO.INFO.- Queridos hermanos y hermanas,
Estamos viviendo, celebrando, el III domingo de
Adviento, llamado el Domingo Gaudete, que quiere decir domingo de la alegría.
La liturgia, con sus lecturas, textos y oraciones, nos hace una invitación a la
alegría porque el Señor ya está muy cerca.
Este domingo Gaudete enlaza muy bien con el
primer punto de la exhortación “Evangelii Gaudium” del Papa Francisco: “La alegría del Evangelio llena el corazón y
la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Los que se dejan salvar por Él
son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con
Jesucristo siempre nace y renace la alegría”.
Es la alegría que nos quería manifestar la
primera lectura, innumerables veces utilizadas palabras: “alegría”, “gozo”,
“gloria”.
“El
desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa,
florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría”. Nosotros
somos esta tierra seca... que ve que reflorecerá y de aquí nace la alegría.
“Fortaleced las manos débiles, robusteced las
rodillas vacilantes; decid a los cobardes de corazón: ”.
¡Cuánta belleza! ¡¡Cuánta poesía!! ¡No tengas miedo!
¡Sé valiente! ¡Dios viene a salvar! ¡Qué bonito a lo largo de la semana rezar con
las lecturas de la misa del domingo!
Si lo hacemos vamos quedando impregnados, llenos
de la sabiduría que viene de la Palabra. Y esto es fundamental. Pongo un ejemplo:
cuando alguien nos explica un problema nosotros le hacemos nuestros razonamientos
humanos, soluciones naturales, pero casi nunca le diremos lo que dice el
profeta: “Decid a los cobardes de corazón: ”.
Si estuviéramos llenos de la Palabra, lo que haríamos
frente los problemas que nos explican sería dirigirlos a Dios, aunque no crean.
Porque sólo él robustece las manos que se dejan caer, sólo él afianza las rodillas
que no se aguantan. “Sin mí, no podéis nada”.
¡¡Que Él viene, que Dios viene, a nuestra vida
y a la vida de los demás es real!! ¡Es una venida real! ¡Nos lo hemos de creer!
Es Dios quien realmente soluciona nuestros problemas.
Y si su venida es real, la alegría también lo
ha de ser. Venida real = Alegría real.
En el evangelio de hoy también está presente
esta alegría y esperanza cuando se dice “Los ciegos ven, y los inválidos
andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y
a los pobres se les anuncia el Evangelio”.
¿Quiénes son
estos ciegos, inválidos, leprosos y sordos…? ¡¡Somos nosotros!! Nosotros somos éstos...
y de aquí viene nuestra alegría porque el Señor que viene nos liberará de nuestras
carencias.
Somos...
. “Ciegos”,
porque no vemos las grandezas que el Señor ha hecho o quiere hacer en nosotros.
. “Inválidos”,
porque el egoísmo y el rencor, muchas veces nos tienen atados de manos y pies y
no nos permiten hacer el bien.
.
“Leprosos”, porque el pecado desfigura en nosotros la imagen de hijos e hijas
de Dios, y nos cuesta mucho pedir la sanación en el sacramento de la
reconciliación.
. “Sordos”,
porque no queremos escuchar a Jesucristo en el Evangelio y preferimos escuchar
a cualquiera en la Tele.
Nosotros somos estos
“desvalidos”, que exultamos de alegría porque se acerca aquel que nos sacará de
nuestra ceguera, de nuestra sordera, por esto le esperamos con deleite, porque realizará
un gran milagro en nosotros. Un santo definía la vida cristiana: “como la
espera constante del milagro de nuestra conversión”.
Que la Palabra dé forma,
moldee, nuestra espiritualidad... Amén.