CAMINEO.INFO.- Comenzamos un nuevo año litúrgico. Siempre es
motivante comenzar cosas nuevas. Cuando comienza un año litúrgico, un
nuevo tiempo litúrgico, cambian muchas cosas: el color del paño del ambón, de
las casullas, cambia la decoración (más austeridad, no ponemos flores), aparece
la corona de adviento, cambia el leccionario (empezamos el ciclo A), cambian
los cantos, cambia la teología, cada tiempo litúrgico tiene su teología, cambian los aspectos a
contemplar de la vida de Jesús,...
Todos
estos cambios podríamos decir que son un signo de los cambios que han de haber
en nuestro interior, en nuestra
espiritualidad. Nosotros también hemos de cambiar cosas... ¡¡Sería absurdo que
cambiasen tantas cosas en la celebración y que en nuestra vida todo siguiera
igual! ¿Sería absurdo, no? Todos estos cambios, nos dicen: “Tú también tienes
que cambiar”.
Todos
tenemos una tendencia muy fuerte a la rutina, a que nuestra fe se haga
rutinaria. Y cada tiempo litúrgico es un grito que Dios nos hace para no caer
en la rutina. Cada tiempo litúrgico nos pide a nosotros una actitud diferente.
¡Dejemos nuestras rutinas y entremos en las
nuevas actitudes que nos pide el Tiempo de Adviento!
Actitudes
que nos vienen de la Palabra de Dios que hoy hemos leído. Haré algún silencio
(...) para facilitar que Dios te hable a través de la Palabra. “Daos cuenta
del momento en que vivís; ya es hora de despertaros del sueño… Dejemos las
actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz.
Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad…. Nada de comilonas ni
borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias”.
Pasemos al evangelio. Jesús se expresa con
palabras como: “Estad en vela”, “No os durmáis”, “Estad preparados”... Quieren
expresar la importancia del tiempo. Tu vida está en tus manos... ¿qué haces con
ella?... ¿Qué estás haciendo con el tiempo que Dios te ha dado? Cuando marches
y mires atrás ¿qué encontrarás? Recuerdo que en mi conversión, una parte del
dolor que sentía era por todo el bien que había dejado de hacer.
En la memorable escena final de “La lista de
Schindler” aparece el protagonista llorando porque no ha salvado más judíos,
pudiéndolo hacer. Y va diciendo “la insignia nazi, tres judíos más; los gemelos
de oro cinco judíos más”. Es el dolor por el bien que no ha hecho y podía
hacer, y ese dolor le rompe por dentro.
Si hubiera sido más despierto, los habría
salvado. Tu vida está en tus manos... ¿qué haces con ella?... ¿Qué estás
haciendo con el tiempo que Dios te ha dado? Cuando marches y mires atrás ¿qué
encontrarás? Es una de les actitudes que nos pide el adviento: revisar cómo
vivimos la vida. Revisar, es estar despiertos, en vela.
Las palabras de Jesús “Estad en vela”, “No
os durmáis”, “Estad preparados”... también cogen otro sentido. Jesús nos lanza
un grito para despertarnos. Despertarnos ¿por qué? ¡Porque Dios viene!
“Dios viene”, es un presente
continuo, una acción que se realiza siempre, pero que ahora queremos hacernos
especialmente presente. Nuestro Dios es el Dios que viene.
Por
eso, “estad en vela”, “no os durmáis”, “estad preparados”. Para descubrir al
Dios que viene.
No hay
tristeza más grande que no ver a Dios en tu vida. ¿Lo vemos o no lo vemos? En
personas, en acontecimientos, en el silencio de la oración, en las cruces, en
los éxitos, en los que nos necesitan, en la Palabra, en la eucaristía, en el
imprevisto,... ¡¡Él no para de venir!! De mil maneras.
¿Lo ves
o no lo ves?... ¡¡Me atrevo a decir que ser cristiano es saber verlo!!
La irrupción de Dios en la historia de la
humanidad hace que el tiempo no sea: “ir haciendo”, o “carpe diem”, el tiempo
ya no es una suma indefinida de instantes, el tiempo ya no es rutina. La
irrupción de Dios en la historia hace que el tiempo sea Kairós, que sea gracia,
porque Dios ha venido, continua viniendo, y volverá a venir. Esto lo hace todo
diferente. Dios viene. Dios continua viniendo.
Me decía una persona que participó hace poco
en el Retiro de EMAÚS: “ahora veo a Dios
en todo, tengo una presencia constante de Dios”. Es una de les gracias que
el Señor nos quiere conceder en este tiempo de adviento, descubrir a Dios que
viene, a Dios que se aproxima a nosotros.
Dialoguemos con Jesús cómo concretamos el
tiempo de adviento en nuestra vida...