Solemnidad de Todos los Santos

Esta solemnidad nos lleva a mirar hacia el cielo. Nos hace bien mirar hacia el cielo y pensar “algún día estaré en el cielo”. Lo hemos de pensar, nos hace bien.

Hoy quisiera hablar del cielo. La fe es performativa, da forma a nuestros afectos, sentimientos, decisiones, comportamientos. Pienso que entender mejor el cielo nos modela como cristianos. Por ejemplo: nos hace no temer la muerte, nos hace valientes, nos ayuda a relativizar las cosas, a no perder la esperanza, a tener claro hacia donde andamos. 

Todo nuestro hacer en la tierra debería quedar redimensionado por el cielo, a la luz de la verdad del cielo. El cielo es el mayor tesoro que tenemos. No tener presente el cielo es oscurecer la realidad de la tierra. Pienso que a veces vivimos como si no hubiera cielo.

¿Qué es el cielo? ¿Cómo os imagináis el cielo? Respuestas que me han dicho:

Un lugar hermoso, un sitio donde seré feliz.

Estar en un acantilado, disfrutando de una puesta de sol, en buena compañía… así se imaginaban el cielo...

(Madre de familia) Un lugar donde tendré paz...

Y si os diera un tiquet que te lleva directo al cielo, te aseguras el cielo, y sin purgatorio, ni nada. ¿Quién lo cogería? Sólo hay una condición: el tiquet es para esta noche. Seguramente casi nadie cogería el tiquet. Todos encontraríamos excusas…(Soy abuela, ayudo mucho a mi hija y mis nietos… Os aseguro que desde el cielo se es más eficaz a favor de hijos y nietos que desde la tierra).

La Conclusión: ¡¡Nadie tenía prisa para ir al cielo...!! ¿Por qué? Porque el cielo no es atractivo. Hemos de entenderlo bien para que sea atractivo. !!El cielo debería ser nuestro gran deseo!!

San Pablo: “Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el corazón del hombre se imagina lo que Dios tiene reservado a los que le aman”. El Hijo de Dios ha venido para abrirnos las puertas del cielo... ¡¡eso tiene que ser espectacular!!

Todo eso... no es realmente el cielo... El cielo es Dios mismo.

No nos conformemos con tener paz, buenas vistas, compañía, si podemos tener a Dios. 

¡Dios es la bondad total!

¡Dios es la belleza absoluta!

¡Dios es la verdad plena!

¡Dios es el Amor!

Él es la fuente de toda bondad, cualquier cosa buena participa de su bondad...

Él es la fuente de toda belleza, cualquier belleza participa de su belleza...

Él es la fuente de toda  verdad, cualquier verdad participa de su verdad, ...

Él es la fuente del amor, cualquier acto de amor participa de su amor.

Si Dios es así... ¿cómo quedarnos con cosas limitadas, cuando lo podemos tener de forma ilimitada...? Si Dios es así, ¿¿como desear quedarse con cosas terrenales y no marchar con Dios??

¿¿Quién va a cambiar el bien con mayúsculas, ante un poquito de bien?? ¿Quién? ¿Quién va a cambiar el Amor, por un poco de amor? Ídem belleza, verdad…

Quien prefiera “el poquito de bien, de belleza”… se ha vuelto loco, ¿no?

Eso es lo que hacemos cuando no queremos ir al cielo.

¡Dios es el bien, la verdad, la belleza, el amor! Si cambiamos cosas de la tierra por Dios, nos quedamos lo pequeño comparado con el todo. Dios es incomparablemente mejor que todos los bienes de la Tierra ...

¿Qué prefieres mil millones o diez euros...? Si dices diez euros, al manicomio... Esto lo hacemos a diario cuando preferimos las cosas de la tierra a Dios. ¡¡Dios vale más que todas las cosas de la tierra juntas!!

¡¡Todos deberíamos coger el tiquet!!