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Domingo V Tiempo de Pascua: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” |
Domingo V Tiempo de Pascua: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”Sun, 10 May 2020 10:10:00
CAMINEO.INFO
HECHOS 6, 1-7 SALMO 32 1ª PEDRO 2, 4-9 JUAN 14, 1-12
Tomás
y Felipe dudan, les cuesta entender lo que Jesús dice, lo que Jesús
plantea. Y preguntan y buscan aclaraciones. Con esto nos están dando a
nosotros una gran enseñanza: hay dudas, cosas que no entendemos,
dialoguemos con el Señor.
Que no entiendo porqué me ha pasado
una cosa, dialoga con el Señor. Que no entiendo porqué hay un problema
que no se soluciona, dialoga con el Señor. Que no entiendo qué quiere
Dios de mí, dialoga con el Señor.
Hoy en este evangelio aparecen algunas frases cortas que son muy adecuadas para rezar, para dialogar con el Señor…
Cuando
vamos repitiendo, interiorizando, dialogando: “Que no tiemble vuestro
corazón”. Os aseguro que nuestros corazones se serenan.
Cuando
vamos repitiendo, interiorizando, dialogando: “creed también en mí”. Os
aseguro que crece nuestra confianza en Él. Y si crece la confianza,
crece la paz.
En diferentes momentos aparecen las palabras
“conocer” (4), “ver” (3) y “creer” (6), que no se pueden entender en un
sentido teórico o físico, sino que expresan una experiencia de vida...
que nace de la intimidad con el Señor.
Pero todo esto no es
central en este evangelio. Lo que es central, es la afirmación de Jesús:
“Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida”.
Dice San Agustín,
comentando esta frase: “¿Buscas por dónde has de ir? Escucha qué dice en
primer lugar: “Yo soy el Camino”. Antes de decirte dónde has de llegar,
ya te dice por dónde has de ir; dice: “Yo soy el Camino”. ¿Hacia dónde
lleva este camino? Yo soy la Verdad y la Vida. Primero, te dice por
dónde has de ir, después te manifiesta el lugar dónde has de ir. Yo soy
el Camino, yo soy la Verdad, yo soy la Vida. En cuanto convive con el
Padre, es la Verdad y la Vida; en cuanto se ha encarnado, se ha vuelto
camino para nosotros”.
Todos queremos vida, y vida llena, vida
abundante. Y todos queremos verdad en nuestras vidas. Pues, Jesús, es el
camino que conduce a la vida y la verdad. Todo esto enlaza con lo que
decíamos del diálogo con el Señor. Esta afirmación de Jesús “Yo soy
el camino, la verdad y la vida”, tiene tal entidad, dicen tanto en tan
poco, es tan radical, y a la vez iluminadora, (como la afirmación de la
semana pasada: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan
abundante), que nos han de ayudar, nos han de motivar, en nuestra tarea
evangelizadora.
Si Jesús es lo que dice que es, no nos lo
podemos quedar para nosotros. Si Jesús es la Vida, yo esto no me lo
puedo quedar para mí, y si me lo quedo para mí, quiere decir que sé que
es vida, pero no lo he experimentado como vida. Quien experimenta Jesús
como vida, necesariamente necesita comunicarlo.
El Papa
Francisco, constantemente, nos está diciendo que hemos de: “salir de las
sacristías, de las parroquias" “hemos de ir a las periferias” “que no
podemos tener miedo de salir de nosotros y encontrarnos con el hermano”.
Lo dice tanto que hay gente que lo critica diciéndole que siempre dice
lo mismo.
Decía el Papa Francisco en la primera audiencia
general (27/3/2013) “Salir de sí mismos, de un modo de vivir la fe
cansino y rutinario, de la tentación de ensimismarse en los propios
esquemas que terminan por cerrar el horizonte de la acción creadora de
Dios..... nosotros, si queremos seguirlo y permanecer con Él, no debemos
contentarnos con permanecer en el recinto de las noventa y nueve
ovejas, debemos "salir”, buscar con Él a la oveja perdida, a la más
lejana.
Alguien podría decirme: “Pero Padre no tengo tiempo",
"tengo muchas cosas que hacer", "es difícil", "¿qué puedo hacer yo con
mis pocas fuerzas, también con mi pecado, con tantas cosas?". A menudo
nos conformamos con algunas oraciones, con una misa dominical distraída e
inconstante, con algún gesto de caridad, pero no tenemos esta valentía
de "salir" para llevar a Cristo. Somos un poco como San Pedro. Tan
pronto como Jesús habla de la pasión, muerte y resurrección, de darse a
sí mismo, de amor a los demás, el Apóstol lo lleva aparte y lo reprende.
Lo que Jesús dice altera sus planes, le parece inaceptable, pone en
dificultad las seguridades que él se había construido, su idea del
Mesías. Y Jesús mira a los discípulos y dirige a Pedro quizá una de las
palabras más duras del Evangelio: « ¡Apártate de mi Satanás! Porque tus
pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres». (Mc. 8,33).
“Salir
de nosotros” “superar nuestros esquemas” “no conformarnos”, “tener la
valentía de salir”. Llevemos a la oración todo esto. Porque la vida
cristiana no se construye a base de voluntarismos sino a partir de una
experiencia de Jesús como Camino, Verdad y Vida comunicada
abundantemente.
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