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Jueves Santo: Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde |
Jueves Santo: Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tardeThu, 09 Apr 2020 23:58:00
CAMINEO.INFO.-
ÉXODO 12, 1-8.11-14 SALMO 115 CORINTIOS 11, 23-26 JUAN 13, 1-15
¡Admirable!
Increíble el gesto que acabamos de contemplar. ¡Cómo ama! ¡Cómo se
abaja! ¡Qué ejemplo! ¡Qué humildad! Dios lavando los pies del hombre.
¡Dios!
¡Qué interpelación! “debéis lavaros los pies unos a
otros”: “Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies,
también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado
ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo
hagáis”.
Lo más sorprendente es que este gesto, Jesús también lo
hace con nosotros. Jesús no lo hace a los discípulos, por el hecho de
que serán los futuros apóstoles. Jesús, este gesto, lo hace con todo
aquel que sea su discípulo, su seguidor, y al acabar nos dice “debéis
lavaros los pies unos a otros”.
Nos hace falta hacer esta
contemplación; cuando lo miras a tus pies, lavándolos, a ti y tus
compañeros. Cuando lo escuchas una vez y otra, diciendo: “debéis lavaros
los pies unos a otros”, descubres y Jesús te muestra que esto ha de
tener unas implicaciones prácticas en tu vida.
• La primera y
más evidente: sentirnos amados. Hoy contemplamos una escena que nos
lleva a hacer esta experiencia ineludible para seguir a Jesús: sentirnos
amados por Él. No hay duda que la mayor muestra de amor de Jesús es la
muerte en cruz. Pero, pienso yo, que la mayor muestra de amor no
cruenta, y, quizás, la más cercana a nuestra realidad cotidiana, es el
lavatorio de pies. ¡Hoy nos sentimos amados por Él!
• La segunda
consecuencia de la contemplación, es un deseo: “yo también quiero
hacerlo”. Si Él, el Maestro lo hace, ¡yo también quiero hacerlo! Verlo a
Él en este gesto, nos conmueve, nos mueve a querer hacer lo mismo....
Y
antes de seguir con más consecuencias de la contemplación, una
pregunta; ¿por qué hace este gesto? ¿qué nos quiere mostrar con este
gesto? Pienso que es un gesto contra los dos peligros más grandes que
hay en nuestra vida: el orgullo y el amor propio.
• Tercera
consecuencia de la contemplación: Jesús quiere confundir nuestro orgullo
y nuestro amor propio. Jesús al manifestarnos tan claramente que el
amor se ha de hacer servicio, y servicio humilde, quiere confundir
nuestro orgullo y amor propio. Jesús quiere aniquilar tantos deseos
que hay en nuestro corazón; deseos de alabado, deseos de ser honorado,
deseos de ser preferido a los demás, deseos de ser consultado, deseos de
ser aceptado, deseos de reconocimiento de todo lo que hacemos, deseos
de ocupar los primeros lugares, deseos de no bajar del burro, deseos de
poner los puntos sobre las “íes”...
Con su gesto Jesús quiere
aniquilar todos estos deseos que van en contra de la humildad. El amor
se ha de hacer servicio, y servicio humilde.
¿Cuántas
divisiones, distancias, rencores, aires de superioridad, miedos a lo qué
dirán, nacen del amor propio y del orgullo? ¿¡Cuántas!?
De la
importancia del gesto que hoy contemplamos nos hablan las palabras del
evangelista: “Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus
manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena...”.
Pienso que el evangelista con esta introducción al gesto de Jesús nos
está diciendo: “¡¡atención, ahora está a punto de pasar algo
importante!!
Un gesto a contemplar, a rezar, a meditar...
Todo
esto no es fácil. Por esto, para acompañar este gesto, la Iglesia hoy
celebra la institución de la eucaristía. Porque ella es la fuente para
poder amar como Jesús.
Fijaros en qué cosa más bonita hemos
pedido en la oración colecta: “te pedimos que la celebración de estos
santos misterios nos lleve a alanzar plenitud de amor y de vida”.
Nos
cuesta amar como Jesús, sirviendo a los demás con humildad, pero, si
convertimos a Jesús en el alimento para nuestras almas, entonces ¡¡es
posible!! ¡¡Por la eucaristía conseguimos la plenitud de la caridad!!
¡¡Nos hemos de acercar más a la eucaristía!!
Hoy
se nos propone una nueva manera de estar en el mundo, una nueva manera
de ser, una nueva manera de relacionarse los unos con los otros. Y el
camino es Jesús presente y actuante en la eucaristía.
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