|
Mo | Tu | We | Th | Fr | Sa | Su |
|
|
|
|
1 |
2 |
3 |
4 |
5 |
6 |
7 |
8 |
9 |
10 |
11 |
12 |
13 |
14 |
15 |
16 |
17 |
18 |
19 |
20 |
21 |
22 |
23 |
24 |
25 |
26 |
27 |
28 |
29 |
30 |
|
|
|
www
Portada::
Homilia::
Ciclo A::
Domingo IV de Cuaresma |
Domingo IV de CuaresmaSun, 22 Mar 2020 09:38:00
CAMINEO.INFO.-
SAMUEL 16, 1b. 6-7. 10-13 a SALMO 22 EFESIOS 5, 8-14 SAN JUAN 9, 1-41
Estamos
ya en el IV domingo de cuaresma. Domingo laetare, domingo de la
alegría. Alegría porque empezamos a intuir la cercanía de la pascua, en
la que esperamos vivir un renacer en nuestra vida cristiana con
Jesucristo. ¡Y por esto estamos alegres!
Estamos en un punto de
la cuaresma en el que es conveniente examinar si realmente nos sentimos
urgidos, interpelados, por la llamada de Dios Padre, que nos llama a la
conversión. ¡Examinémoslo! Se trata de una llamada que no puedo eludir,
no puedo hacerme el desentendido. Es una llamada a morir durante la
cuaresma al pecado, para resucitar en pascua a la vida nueva de Cristo.
Como
la Samaritana, el ciego de nacimiento hace un proceso de fe, y lo hace
dialogando con Jesús. Nuestra fe avanza en el diálogo con Jesús.
El
ciego comienza hablando de Jesús como “Ese hombre”, más adelante dirá:
“Que es un profeta”, y finalmente, acaba confesando su fe en el Hijo del
hombre y adora a Jesús. Es el proceso que de una manera o de otra,
tendríamos que hacer todos nosotros:
. Reconocemos a Jesús como un gran hombre, excepcional por su vida y su mensaje. . Lo descubrimos como profeta, que habla y actúa en nombre de Dios. .
Lo confesamos como Hijo de Dios cuando lo dejamos entrar en nuestra
vida. Y nos relacionamos con Él, y tenemos con Él un trato de amistad.
Este
itinerario de encuentro que hace el ciego de nacimiento es
tremendamente pedagógico. Y es un itinerario que nos hace falta hacer, y
que quizás, no lo hemos hecho y explico el motivo: cuando éramos
pequeños y nos educaron cristianamente, nos enseñaron qué teníamos que
cumplir; teníamos que ir a misa, teníamos que seguir unas normas, unos
mandamientos, una moral, y esto era ser cristiano. Y así nos han subido a
todos, no a los más jóvenes. Pero esto en muchos casos no funciona,
porque falta lo que da solidez a todo esto, que es el encuentro personal
con Jesucristo.
Por esto los tres últimos papas han insistido
tanto en el encuentro personal, de cada uno, con Cristo. Pensadlo: ¿de
pequeños, de qué os hablaban de cumplir o de encontrarse con Cristo? A
mí de cumplir.
Y el ciego de nacimiento es modelo de este
encuentro con Jesús como hombre sabio, con Jesús como profeta que habla
en nombre de Dios, con Jesús como Hijo de Dios, que entra en mi
historia. ¿Cómo encontrarnos con Él si no leemos el evangelio? ¿Cómo
encontrarnos con Él si no hacemos diálogo, oración, a partir del
evangelio, donde Él nos está hablando? ¿Cómo?
Este
encuentro/amistad es un proceso que nos dura toda la vida, y que por
tanto, siempre estamos a tiempo de encontrarnos con Él. Este encuentro
nos enamora de Jesús, y desde el amor haces mucho más que lo que pide
“la ley”, mucho más que el mero cumplimiento.
En castellano,
decimos “cumplimiento”: “cumplo” y “miento”. Que nuestra vida no sea
“cumplo y miento” sino “encuentro personal”.
Hemos puesto el
foco sobre el ciego, pongámoslo ahora sobre los fariseos. En ellos se
nos presenta el pecado del hombre religioso, nuestro pecado. Fijémonos
en lo que ha pasado. Ante un milagro evidente, la reacción de los
fariseos ha sido: • Convierten en argumento a favor suyo que Jesús cure en sábado. “Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado”. • Intentan que el ciego acepte sus argumentos. • No se creen la historia del ciego, hablan con los padres. • No se creen a los padres del ciego. •
Vuelven a hablar con el que era ciego, y ante el lógico razonamiento
del ciego, lo acusan de pecador y lo expulsan de la sinagoga.
¿Qué
pasa aquí? Aquí está el “meollo” de este evangelio: Lo que pasa es que
los fariseos no quieren ver. Estan tan aferrados a su “montaje” que
están ciegos para descubrir que Jesús es ¡la luz! No quieren ver que
Jesús es luz para sus vidas. El que sólo cumple, tampoco ha descubierto a
Jesús como luz para su vida.
Y así se produce una situación
curiosa: el ciego que se reconoce ciego (deseoso de ver), es el que ve, y
los fariseos que se piensan que ven, están ciegos.
Lo dice
Jesús al final del evangelio, “…para que los que no ven, vean” el que se
reconoce ciego, es el que ve: Y “y los que ven queden ciegos”, quien
dice que ve, es el ciego. La conclusión de todo ello: tamos ciegos,
somos ciegos, y sólo Jesús nos puede iluminar, dar luz. Y si nos
pensamos que vemos, malo. Que buena la frase de la primera lectura:
“Aquello que el hombre ve, no es aquello que vale”
Dice Jesús:
“Pero como decís que veis, vuestro pecado persiste”, ¿cuál es el origen
de su problema?: dicen que ven. Es el pecado de la autosuficiencia, de
la soberbia, del orgullo, del hacer la mía, es el “yo ya sé”. Nos
ponemos nosotros en un pedestal y así apartamos a Jesús de nuestra vida.
A todos, con más o menos intensidad, nos está pasando todo
esto. Y de aquí sólo salimos, encontrándonos verdaderamente con Jesús en
el evangelio...
|
|