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La vida cristiana
tiene una dimensión de combate, de ascética, de lucha, de esfuerzo personal...
Hoy el evangelio nos presenta el combate de Jesucristo frente las tentaciones,
frente al diablo …
En nosotros también
hay combate, también hay lucha.
Y este combate nos hace conscientes de que:
• Somos
débiles. “poquedad”. Nuestras intenciones,
nuestros propósitos, son firmes, pero caemos. Como dice San Pablo: “El
espíritu es fuerte, pero la carne es débil”.
• Somos
tentados. Hay un tema que los adolescentes siempre me piden: El espiritismo. Y
siempre empiezo el tema haciendo una pregunta: ¿Habéis sentido la influencia
del demonio en vosotros?... Hacen silencio, y habitualmente dicen que no... Y
yo les digo: pues yo sí....... Cada vez que soy tentado siento la influencia
del demonio en mí... La manera ordinaria de actuar el demonio es la tentación.
¡¡Somos tentados!!
• No
luchamos solos. Jesucristo lucha en nosotros. Necesitamos la gracia de Dios
para luchar y para vencer.
Este evangelio nos
recuerda un rasgo fundamental de la vida cristiana y, que a veces, tenemos
olvidado: la vida cristiana es lucha, es combate, y esta lucha no acaba nunca.
Y sobre todo es un
combate contra nosotros mismos... Contra nuestras maneras de ser, contra
nuestro temperamento, contra un vicio, una tendencia, una imperfección... Cada
uno se sabe sus luchas interiores...
El miércoles os decía: Los pecados son como la punta del iceberg, es lo que se
ve… pero dentro está lo escondido, lo que no se ve, la realidad interior que
requiere ser sanada, lo que ha provocado el pecado.
Dios no quiere actuar solo en la punta del iceberg, limpiando lo que esté
sucio... Nooo.
Dios quiere actuar en lo profundo. Dios quiere actuar en lo que provoca el
pecado...
San Pablo Dice “el pecado habita en mi”... Vivimos en flaqueza..., hemos de
ver la profundidad del pecado...
Nuestro mundo interior está turbio,
hay muchas tendencias inconscientes,
hay mucho pecado que es oculto a nuestros ojos,
hay mucho pecado de omisión,
hay mucha idolatría,
y muchos criterios del mundo que se nos han colado... pero sobre todo
muchas tendencias inconscientes...
Todo esto es un león… y con un león no podemos luchar con un palillo…
¡¡importancia de les prácticas cuaresmales!!
Oración preguntémonos: ¡¡contra que tengo que luchar!! Y a partir de aquí decidamos las prácticas
cuaresmales, pidiendo luz al Señor, ¡¡que no sean las de siempre!!
Recuerdo
un predicador jesuita en un receso que de vez en cuando en la prédica nos decía:
“concreto, concreto, concreto”... Y es cierto, o concretamos las cosas o todo
queda en el aire...
La Iglesia nos
invita en esta Cuaresma a reproducir en nosotros el combate de Jesús. Jesús
luchó, también nosotros hemos de asumir esta actitud de lucha.
Dos ideas para
desarrollar esta lucha:
• Dice Mateo: “Jesús fue llevado al
desierto por el Espíritu”. El desierto como el espacio de encuentro con
Dios, desierto como espacio de silencio, de escucha de Dios... El Espíritu
también nos quiere llevar a nosotros al desierto. La parroquia por primera vez
ofrece un desierto de alta cualidad: ¡¡unos Ejercicios Espirituales
parroquiales!! Ya hemos hablado. Es preciso pensarlo. Hoy al final de la misa
tendremos un empujoncito final.
• Miremos como lucha Jesús: Jesús lucha con la Palabra. Hoy
contemplamos como Jesús sale vencedor de las tentaciones apoyándose en la
Palabra. Sería un magnífico propósito cuaresmal... acercarse más a la Palabra.
Vale
la pena acabar con las tres frases que Jesús utiliza para vencer las
tentaciones: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale
de la boca de Dios”. “No tentarás al Señor, tu Dios”. “Al Señor, tu Dios,
adorarás y a él solo darás culto”.