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APÓSTOLES 2, 42-47
SALMO 117, 2-4.13-15.22.24
SAN PEDRO 1, 3-9
JUAN 20, 19- 31
El mundo nos dice: “Si no lo veo, no lo creo”. Y Jesús nos
dice: “Bienaventurados los que crean si
haber visto”. Qué caminos tan diferentes los del mundo y el de Jesús. ¡¡Qué
contraste!!
Y aquí estamos nosotros, en el medio: por un lado, un mundo
que se va secularizando. Secularizado quiere decir que la sociedad ha perdido
el sentido de lo sagrado. Las cosas religiosas no le dicen nada. Y, por otro, Jesús
que hoy nos envía al mundo tal y como el Padre le ha enviado a Él. ¿De qué lado
estamos más cerca?
“Si no lo veo no lo creo” ¿Es que el ciego no cree en el
sol porque no lo puede ver?... ¿eh que no?... El ciego cree en el sol a pesar
de que no lo ve, porque lo siente, palpa los signos de su presencia, lo experimenta.
Igual nosotros con Dios. No lo vemos, pero, lo sentimos, lo experimentamos vivo
en nuestra vida. Por esto, creemos sin haberlo visto. ¿¿Es que sólo existe lo
que es asequible a los sentidos?? La felicidad, el amor, la confianza, tampoco podemos
detectarlas con los sentidos, pero, son realidades fundamentales para nuestra vida. Por esto, hemos
de tener claro, como decía el Principito, que “lo esencial es invisible a los ojos”.
Ninguno de nosotros ha visto a Cristo resucitado, como hoy
lo ven los discípulos. Pero, lo hemos visto manifestarse en nuestra vida, en nuestra
historia. Si no, no estaríamos hoy aquí.
Un día le pregunté a mi sobrina mayor: ¿por qué crees en
Dios? Y ella me manifestó que en unos hechos de su vida había visto cómo Dios se manifestaba. ¡¡Bien!!
¿Por qué crees en Dios? ¿Por una idea, porque te lo han
enseñado, por tradición? ¡¡No!! ¡Crees en Dios porque se ha manifestado en un acontecimiento,
o en diversos, de tu vida! Como el Pueblo
de Israel. Creen en Dios al ser liberados de la esclavitud del faraón. No son
ideas, son hechos de vida.
¿Por qué creo en Cristo Resucitado? Porque lo he visto
manifestarse en mi vida.
El mundo tiene fuerza, mucha, tiene mucha capacidad de
generar dudas, pero, si estamos arraigados en Cristo y en la comunidad, ¡¡nada
nos puede!!
Vivamos la primera lectura y las dudas desaparecerán de nuestra
vida, y, en nosotros se cumplirá la promesa de Jesús, ¡¡seremos felices!! (“Bienaventurados los que crean sin haber
visto”). ¿Qué hacían en la primera lectura?:
. “perseveraban en la enseñanza de los
apóstoles”, traducido al siglo XXI, formarse. Cada uno sabrá por qué medios
(libros de lectura espiritual, grupo de estudio del evangelio, grupo de vida
creciente, diálogos en familia, director espiritual, convivencias,...) El medio
que sea, pero, es necesario formarse, y hacerlo siempre... Siempre nos hace
falta formación. Yo mismo, este lunes y martes, tengo un curso en el obispado...
. “tenían todo en común”, traducido al siglo
XXI, estar dispuesto a compartir los bienes, tener una actitud de desprendimiento,
somos administradores de los bienes que Dios nos ha dado, no son míos. ¡¡Me pedirán
cuentas del uso que haga!!
. “partían el pan en las casas”. En los
inicios a la eucaristía, se le llamaba “fracció panis”, “fracción del pan”.
Traducido al siglo XXI, reunirse para participar de la eucaristía. ¡¡No para estar!!
, sino, para participar!! ¡¡No hagamos un teatro donde sois observadores!! Estáis
implicados exteriormente e interiormente en todo lo que celebramos en cada
momento.
. “alababan a Dios”, sin oración personal
no hay plegaria comunitaria, ni nada de lo que hemos dicho. Todo parte del encuentro
personal con Cristo, ¡con un Cristo vivo, auténtico y resucitado!, que cambia tu
vida, la hace diferente.
Que en estos días, el Señor pase por nuestras vidas y encuentre
puertas abiertas, encuentre en nosotros todo aquello que encontró en las primeras
comunidades cristianas, para poder entrar y renovar nuestras vidas.