CAMINEO.INFO
ÉXODO 17, 3-7
Salmo 94, 1-2. 6-7. 8-9
ROMANOS 5, 1-2. 5-8
JUAN 4, 5-15. M-26, 39a. 40-42
Como decía la respuesta del salmo: “Ojalá
escuchéis hoy la voz del Señor: “No endurezcáis vuestro corazón””. Qué
belleza tiene la Palabra de Dios, qué fácil rezar con textos tan sencillos y
tan profundos a la vez.
Ojala
que escucháramos su voz y nos tomáramos seriamente la Cuaresma. Ojalá que no endureceríamos nuestros corazones y acogiéramos la llamada
de Dios a la conversión, la llamada de Dios Padre a escuchar su Hijo. Ojalá que
tengamos fijadas las prácticas cuaresmales, para que todo esto sea posible... Si
hacemos siempre lo mismo, continuaremos siempre en el mismo lugar...
“Jesús le contestó: - “Si conocieras el don
de Dios”. Dice San Agustín: “¿Podría encontrarse algo más suave y más
bondadoso que esta exhortación? Si conocieras el don de Dios.” Jesús te lo dice
a ti y a mí... “si supieras qué es lo que te quiero dar…”. Entonces, quizás, tendríamos
otra actitud: escucharíamos su voz, no tendríamos los corazones endurecidos...
He
participado en unas conferencias, con un grandísimo éxito de participación, este
miércoles y jueves realizadas por James Mallon, un sacerdote canadiense.
Algunas
expresiones de su libro o de su conferencia describiendo lo que nos encontramos
en los bancos de las iglesias:
. “Tenemos un modelo pastoral para dar de
comer a gente que no tienen hambre y los que tienen hambre se frustran”
. “La
verdad incómoda para nosotros como pastores,..., es que una gran parte de
nuestra gente nunca ha conocido a Jesús personalmente y, por lo tanto, no tienen
sed de él”.
. “Debemos
atravesar las invisibles corazas que llevan muchos de los que se sientan en
nuestros bancos.”
. “El hecho de que tantísimos católicos estén
completamente convencidos de que no les falta nada demuestra que la experiencia
semanal de la fe y la religión actúa como una vacuna contra lo que Dios quiere
darles”.
¿Qué denotan todas estas expresiones? Denotan que muchos de
vosotros no habéis conocido lo que Dios quiere daros. Denotan que muchos de vosotros
no tenéis esta sed de la que habla hoy Jesús. Dice el Catecismo de la Iglesia
Católica (punto 2560) que “la oración, …,
es el encuentro de la sed de Dios y de sed del hombre. Dios tiene sed de que el
hombre tenga sed de Él”. ¿¿Tenemos sed de Dios?? ¿O ya estamos bien como estamos,
y vamos haciendo? Si nos falta la sed, ya ni nos acercamos al pozo, donde nos
espera Jesús para establecer un diálogo con nosotros.
Miremos
toda la escena: la mujer se encuentra con Jesús, Jesús da el primer paso,
establecen un diálogo en el cual la mujer va cambiando. Va cambiando porque vemos
como la Samaritana en su diálogo con Jesús va haciendo un camino de descubrimiento
de Jesús: empieza diciendo a Jesús “tú, un judío”, después le dice “Señor”,
después “profeta”, y, finalmente “mesías”. ¿Cómo ha hecho este proceso? Por el
diálogo con Jesús. La mujer marcha entusiasmada. Vuelve al pueblo y a explicar el
descubrimiento, y, salen los samaritanos a descubrir a Jesús.
¡¡Descubrir
a Jesús es comunicarlo!! ¡¡Y, esto no pasa sólo en esta escena sino, en todas las
del evangelio!! ¡¡Si no lo comunicamos, podemos dudar de que lo hayamos descubierto!!
Dice
el libro de James Mallon: “Tenemos que trabajar para crear espacios en los que
la gente llegue a conocer a Cristo como el Señor viviente”. Esto son los Ejercicios
Espirituales Un espacio para descubrirlo vivo. Un espacio para descubrir la
grandeza del don, de su promesa, ¡nos quedaremos alucinados cuando lo descubramos!...
Un espacio donde saciar nuestra sed. Recuerdo: el próximo fin de semana tenemos
los Ejercicios Espirituales parroquiales.
La transformación de la mujer, la llevó a dejar su cántaro. Dice el Papa
Francisco, comentando este evangelio: “En este Evangelio hallamos también nosotros el estímulo para «dejar nuestro
cántaro», símbolo de todo lo que aparentemente es importante, pero que pierde
valor ante el «amor de Dios». ¡Todos tenemos uno o más de uno! Yo os pregunto a
vosotros, también a mí: ¿cuál es tu cántaro interior, ese que te pesa, el que
te aleja de Dios? (¡pensémoslo!) Dejémoslo un poco aparte y con el corazón
escuchemos la voz de Jesús, que nos ofrece otra agua, otra agua que nos acerca
al Señor. … todo encuentro con Jesús nos cambia la vida, y también todo
encuentro con Jesús nos llena de alegría, esa alegría que viene de dentro. ... cuando
tenemos el valor de dejar aparte nuestro cántaro.” Amén