Domingo I Cuaresma:“No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.

CAMINEO.INFO.-

GÉNESIS 2, 7-9; 3, 1-7
Salmo 50, 3-4. 5-6a. 12-13. 14 y 17
ROMANOS 5, 12-19
MATEO 4, 1- 11

Estamos en el primer domingo de Cuaresma. Un tiempo donde Dios nos llama a la conversión. Lo hemos oído muchas veces, pero nos ha de impresionar que Dios nos llame a la conversión.

Conversión entendida como un cambio, un giro en nuestra vida, una rectificación, un replanteamiento, un ir más allà. ¡Dios nos llama a hacer este paso!

Hace unos días me decía a mí mismo... “Francesc, se acerca la cuaresma y empezarás a hablar de la conversión, del giro que es preciso que haya en nuestra vida y seguramente para la mayoría continuará todo bastante igual... no te harán mucho caso”.

¡Dios nos llama a la conversión!... pero nos cuesta, no nos motiva, estamos apáticos, rutinarios, y el discurso de la conversión no nos mueve demasiado. ¿Sabéis por qué? porque lo que motiva el deseo de cambio es haber experimentado a Dios, descubrirlo presente en tu vida, actuando en tu vida, sentirte amado por Él,... Cuando esto pasa, entonces ¡¡quieres más!! Sin esta experiencia de Dios, la llamada a la conversión es predicar en el desierto.
Cuando sientes que Dios te ama, cuando lo ves presente en tu vida, cuando estas enamorado de Jesucristo, entonces tienes ganas de convertirte, de responder mejor a su amor.

Y esta idea a mí de donde me ha venido .. Meditando el evangelio de hoy, me preguntaba ¿por qué Jesús supera las tentaciones? La respuesta clara: porque ha experimentado el amor del Padre. A las tres respuestas de Jesús aparece la palabra “Dios”. Las tres respuestas de Jesús denotan la relación con el Padre, una relación de amor y plenitud.

¿Y cómo podemos hacer esta experiencia de Dios, que es fundamental en la vida de un cristiano? En unos Ejercicios Espirituales, y me parece que la parroquia de Cardedeu, organiza unos el fin de semana del 21 al 23. Los EEEE posibilitan descubrir a Dios de otra manera de como lo hacemos habitualmente. Es hacer una experiencia de Dios diferente de la que hacemos habitualmente. Nunca nadie sale decepcionado de unos Ejercicios Espirituales. Tenemos 12 apuntados. ¡¡Pedid al Señor que os dé el empujoncito final!

Segunda idea: otra motivación, no tan fuerte, para la conversión, también puede ser el descubrimiento del pecado personal que hay en cada uno. Nos duele el pecado que hay en nosotros, el mal que hemos inflingido, la ofensa a Dios que ha supuesto, el mal que nos ha hecho. y esto nos impulsa a buscar la conversión.

La primera lectura contiene una expresión muy iluminadora: “Entonces se les abrieron los ojos a los dos y se dieron cuenta de que estaban desnudos”.

También nosotros hemos de pedir que se nos abran los ojos y podamos descubrir la gravedad del pecado que hay en nosotros. Tendría que ser una oración muy repetida durante la Cuaresma: “ábreme los ojos, soy ciego, hazme ver mi pecado”. Jesucristo no puede dejar de responder a una petición así. Hay tanto pècado oculto a nuestro ojos!.

Jesús nos decía en el evangelio de este sábado: “No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan”. Que nos muestre el pecado... que nos ayude a descubrir nuestro pecado, así desearemos con más fuerza el don de la conversión...

Las dos ideas apuntan a un mismo objetivo: convertirse. Es un objetivo inalcanzable para nosotros. Yo solo no me puedo convertir. La conversión es un don, una gracia de Dios.

¿Cómo podemos acoger este don? Las tres prácticas cuaresmales nos sitúan en el camino para poder recibir el don de la conversión.

El compromiso que hacemos en cuaresma no es “meditaré más el evangelio, o no comeré chocolate, o…o …! El compromiso es la conversión, i para poder alzanzarloo meditaré el evangelio, no comeré chocolate, o visitaré a mi abuela enferma, para que Dios me ayude a convertirme.

Esto nos ayuda a ver el sentido de la practica cuaresmal, su finalidad. Visto así, nos puede ayudar a afinar mejor las practicas cuaresmales. ¿Qué me ayuda más en mi conversión, no comer chocolate, o no ver la Tv por las tardes? Hemos de poner las prácticas cuaresmales en relación con las finalidad: la conversión.

Por tanto, las prácticas cuaresmales no las vivimos como un esfuerzo personal nuestro, sino como un acudir necesitados a la fuente que nos comunica la vida verdadera, para convertirnos de verdad.