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Domingo XXXI del Tiempo Ordinario: Conmemoración de todos los Fieles Difuntos |
Domingo XXXI del Tiempo Ordinario: Conmemoración de todos los Fieles DifuntosSun, 02 Nov 2014 06:52:00
CAMINEO.INFO.-
LAMENTACIONES 3,17-26. Sal 129,1-2.3-4ab.4c-6.7-8. ROMANOS. 6,3-9. JUAN 14, 1-6
Celebrábamos ayer la Solemnidad de Todos los Santos. Celebrábamos la fiesta de la multitud de santos que están en el cielo. Celebrábamos que el cielo está lleno de santos. Y entonces, ¿la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos qué es?
Hoy rezamos y celebramos una eucaristía en sufragio de todos aquellos que nos han dejado y que aún no han entrado en el cielo. Si han entrado en el cielo, su fiesta era ayer, si no han entrado en el cielo, hoy los encomendamos para que entren.
Si no han entrado en el cielo y no están aquí, ¿Dónde están? En el purgatorio. El purgatorio no es una cosa de la edad media. El limbo sí. El limbo no aparece en el catecismo de la Iglesia Católica, en cambio del purgatorio, hablan en cuatro puntos del Catecismo.
¿Cómo podemos entender el purgatorio de manera que no la asociemos a una imagen de un Dios cruel? Cuando morimos, nosotros mismos seremos conscientes de la realidad de Dios, y entonces, antes de entrar en comunión con Dios, querremos estar limpios, purificados, de tota mancha. Sin esta limpieza, la comunión con Dios nos parecerá no adecuada. Nadie quiere ir a una fiesta, sucio y con una camisa con manchas...
El purgatorio, en este sentido, también sería una manifestación del amor de Dios. A través del purgatorio, Dios nos está diciendo: “quiero que me puedas ofrecer lo mejor de ti mismo”. El tiempo de purgatorio, es un tiempo para que yo me pueda hacer regalo digno para Dios.
Lo que ahora diré es muy importante: Lo que esta conmemoración nos ilumina, es que desde aquí podemos ayudar a los que están allá a ser purificados más rápidamente.
Las tres oraciones de la misa van en este sentido:
Oración colecta II: “... Al confesar la resurrección de Jesucristo, tu Hijo, se afiance también nuestra esperanza de que todos tus hijos resucitarán”.
Oración de las ofrendas I: “Mira, Señor, con bondad las ofrendas que te presentamos por tus fieles difuntos y recíbelos en la gloria...”
Oración de postcomunión I: “Te pedimos, Dios todopoderoso, que nuestros hermanos difuntos, por cuya salvación hemos celebrado el misterio pascual, puedan llegar a la mansión de la luz y de la paz”.
O sea, no están, y rezamos para que lleguen. Están en el purgatorio y nosotros rezamos para que entren en el cielo.
¿Qué hay detrás de todo esto? La teología que hay detrás, sería la misma que hay detrás de hacer una misa por un difunto.
Expliquémoslo: cuando una persona muere, a no ser que muera totalmente santificada, irá un “tiempo” al purgatorio. Este “tiempo” se puede ver reducido por nuestras oraciones, limosnas y actos de caridad, etc., hechas a favor de ellos. Pablo VI señalaba como la obra de caridad más excelsa, la intercesión por las almas de las personas que están en el purgatorio.
Por la comunión de los santos, estos pequeños actos de amor o la misma eucaristía, pueden ser aplicados a un difunto en particular. Y esto es para el difunto una ayuda para purificarse, y poder entrar cuanto antes al cielo.
La Solemnidad de ayer y esta conmemoración, son dos festividades que se iluminan mutuamente.
El evangelio de ayer era el de les bienaventuranzas, pero podría servir también para hoy. Es más, es una lectura del leccionario de difuntos. Y sirve también para hoy porque la segunda parte de cada bienaventuranza es una flecha que apunta a la vida eterna:
“porque de ellos es el reino de los cielos,... serán consolados... heredarán la tierra,... quedarán saciados,... alcanzarán misericordia,… verán a Dios,... se llamarán los Hijos de Dios,... de ellos es el reino de los cielos,… vuestra recompensa será grande en el cielo”.
Las bienaventuranzas apuntan a la vida eterna porque el bienaventurado es el que tiene su nombre escrito en el libro de la vida.
Que esta conmemoración nos ayude a tener presentes las almas del purgatorio.
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