CAMINEO.INFO.- Las lecturas de hoy nos presentan el combate. El combate de Adán y Eva en contra de la tentación. El combate de Jesucristo ante las tentaciones.
Estos combates, luchas, que nos presentan las lecturas nos recuerdan y hacen presente una realidad que ya conocemos muy todos: en nosotros también hay combate, también hay lucha.
Y este combate en el que cada día estamos implicados nos ilumina cuestiones muy importantes:
• Conciencia de debilidad. Somos débiles. Nuestras intenciones, nuestros propósitos, son firmes, pero caemos. Como dice San Pablo: “El espíritu es fuerte, pero la carne es débil”.
• Somos tentados. Hay un tema que los adolescentes siempre me piden: El espiritismo. Y siempre empiezo el tema haciendo una pregunta: ¿Habéis sentido la influencia del diablo en vosotros?.. Hacen silencio, y habitualmente dicen que no... Y yo les digo: pues yo sí....... Cada vez que soy tentado siento la influencia del diablo en mí... La manera ordinaria de actuar el diablo es la tentación.
• No luchamos solos. Jesucristo lucha en nosotros. Necesitamos la gracia de Dios para luchar y para vencer.
Todo esto nos viene a decir que la vida cristiana es lucha, es combate, y esta lucha no acaba nunca.
Y contra qué luchamos: sobretodo es un combate contra nosotros mismos... Contra nuestras maneras de ser, contra nuestro temperamento, contra un vicio, una tendencia, una imperfección, contra un pecado de omisión, etc... Cada uno se sabe sus luchas interiores...
La Iglesia nos invita en esta Cuaresma a reproducir en nosotros el combate de Jesús. Hace falta combatir para poder ir venciendo en estas luchas. Jesús luchó, también nosotros hemos de asumir esta actitud de lucha.
Cuatro ideas para desarrollar esta lucha:
• Ante esta conciencia de debilidad, de la que hablábamos, hace falta que pongamos una gran esperanza en la acción de Dios en nuestros corazones. Tengamos mucha esperanza, Jesucristo nos quiere dar la victoria en nuestras luchas.
• Hemos dicho que no luchamos solos, que Jesucristo lucha en nosotros, pero para que sea posible esta acción del Cristo, la Iglesia nos pide que vivamos intensamente las prácticas cuaresmales. En las oraciones colecta, de las ofrendas y de la postcomunión, y en los prefacios vemos que hay una referencia constante a las tres prácticas cuaresmales. Sin una intensificación en ellas no hay cuaresma.
• Miremos las tentaciones que hace el diablo a Jesús. En el trasfondo de todas ellas hay un deseo de satisfacer el yo (el yo que quiere comodidades, riquezas, reconocimientos, el yo que pide pruebas a Dios). En definitiva, el yo que se busca a sí mismo y deja a Dios en segundo lugar. Hace falta luchar contra el nuestro yo...
• Miremos como lucha Jesús: Jesús lucha con la Palabra. El domingo pasado Jesús con una parábola, la de las dos casas, nos interrogaba si el fundamento de nuestra casa, de nuestra vida era su Palabra. Hoy contemplamos como Jesús sale vencedor de las tentaciones apoyándose en la Palabra. Hemos de vivir de la Palabra. Pienso que si el cristianismo que hoy tenemos se muestra débil es por la poca proximidad de los fieles a la Palabra.
Y para que todo esto no se quede en ideas un poco teóricas os propongo concretar todo esto en nuestra vida con dos pasos:
1. Examinar desde la oración nuestra vida y descubrir dos cosas contra las que hace falta luchar. Sólo dos, no podemos luchar en contra de más ... Y las escribimos, las apuntamos. “Lucharé contra....”. Y cada 3 ó 4 días repasamos cómo va la lucha y nos hacemos presente la esperanza de que el Señor nos dé la gracia para vencer en aquella lucha...
2. En función de contra qué queremos luchar decidimos las tres prácticas cuaresmales.
Si queremos luchar contra el orgullo, pues, meditaremos la pasión del Señor, donde Él, el justo, no abría la boca. Oración …
Si queremos luchar contra la crítica haremos el propósito de ver todo lo que hay de positivo en los otros. Caridad.
Si somos personas materialistas nos propondremos vender un objeto de valor de casa y darlo a los pobres. Limosna.
Recuerdo un predicador jesuita en un retiro que de vez en cuando en la prédica nos decía: “concreto, concreto, concreto”... Y es cierto, o concretamos las cosas o todo queda en el aire...
Vale la pena acabar con las tres frases que Jesús utiliza para vencer las tentaciones: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. “No tentarás al Señor, tu Dios”. ”Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”.
