CAMINEO.INFO.- Me encontré con este artículo de Remedios Falaguera que escribe habitualmente en la página web Fluvium de D. Luis de Moya, y la verdad es que me encantó.
En estos últimos meses he tenido que hablar con varias madres que por diversas razones, han sufrido el sufrimiento (valga la redundancia) de sus hijos, y te aseguro que no es sencillo consolarles, sencillamente porque el amor de una madre por su hijo es de tal modo, que no se puede ni medir, ni explicar, seguramente hay que escucharlas a ellas para que lo expliquen, y aún así no es fácil hacerlo, hay que vivirlo. Espero que te guste. Un saludo.
No hay en este mundo mayor sufrimiento que el de los padres ante la muerte de un hijo. Quién haya intentado consolar sus corazones desgarrados por el dolor sabe que sobran las palabras. Y más cuando, a los pocos días de su fallecimiento, escribe a sus familiares y amigos esta extraordinaria carta que, con su permiso, tengo el privilegio de compartir con todos ustedes.
Una verdadera lección de amor, de aceptar la voluntad de Dios, y de sentido sobrenatural. ¡Gracias Mariona!
Hola familia:
Sí. Hemos tenido un milagro. Nuestro peque, desde el momento que pensábamos que lo habíamos perdido (al principio del embarazo) ha sido un milagro.
Me cuesta mucho escribir porque el dolor humano me rompe por dentro. Pero os tengo que decir que Dios existe. Si, Dios nos quiere y nos da mucho. A nosotros nos ha dado a RAMON. Todo por amor. ¿Exagerada? No, en cuestiones de amor es imposible exagerar. Radical? Sí, porque el amor lo es todo o no es nada.
RAMON nació el sábado 15 de enero, prematuro y muy rápido. Lo colocaron en la incubadora durante una semana.
El sábado 22 llegamos con él en casa. Éramos muy felices de ser 7 en casa. La casa se veía llena.
El domingo disfrutamos mucho, todo giraba alrededor de RAMON: el horario; las corridas de las niñas hacia su cunita para ver si dormía o, por suerte, se despertaba para poderlo coger; ahora abre los ojos, ahora parece que ríe, etc.)
La noche del domingo al lunes sólo se despertó una vez para comer.
El lunes 24 por la mañana Pep y yo vimos que pasaba algo extraño y nos fuimos corriendo al hospital.
Al entrar, me lo quitaron de los brazos para reanimarlo.
Allá Pep y yo empezamos a rezar desesperados clamando a Dios la salud de nuestro peque. Una bacteria le había provocado una sepsis.
Al ver que la situación era crítica, avisamos al rector de nuestra parroquia y vino enseguida a bautizarlo.
Justo en el momento del bautizo, RAMON abrió los ojos, parecía que nos estuviera diciendo 'gracias papis!'. Ya nunca más volvió a abrir los ojos.
Cuando los médicos consiguieron mantener sus constantes, una ambulancia se lo llevó hacia San Juan de Dios.
Allá estuvo en la UCI en situación muy grave pero estable.
Nosotros continuábamos rezando desesperados para que volviera con nosotros. Pero al mismo tiempo pedía a la Virgen María que me ayudara a ser fuerte y serena como Ella, a saber soportar el dolor y a entender que la vida es un regalo de Dios, es su voluntad (y siempre buena).
El jueves 27, cuando parecía que ya iba mejor, una pequeña vena de su cabeza se rompió, provocándole una hemorragia cerebral que ya no tenía ningún remedio. Continuábamos rezando para que pasara un milagro, pero ya no lo hacíamos con aquella desesperación humana, porque notábamos que la Virgen María estaba muy cerca de nosotros. Era como una lucha: la Virgen María tensaba de una manecilla de RAMON y nosotros tirábamos del otro.
El domingo 30 hacia las ocho y media del anochecer al entrar en la UCI nos dejaron coger a RAMON. Sus constantes se mantenían hasta aquel momento. Parecía que nos estuviera esperando. Cuando lo cogimos en brazos, las constantes empezaron a variar, el corazón cada vez iba más lento.
Parecía un Ángel. La Virgen María estaba allá con nosotros tres.
Estuvimos hablando con RAMON un buen rato, le pedimos muchas cosas, le acariciábamos sin cesar. Había mucha paz en aquel rincón de la UCI.
Le pusimos una cruz bendecida por Juan Pablo II en su pecho (hacía días que rondaba por su cama) y rezamos el rosario. En nuestra familia ofrecemos un misterio por cada hijo, así que el quinto misterio es el de RAMON. Cuando acabamos el rosario, Pep rezo la oración de Ángel de la Guarda como hace cada noche con los niños. Yo, dije: 'Pep, la Virgen María está cogiendo al nuestro peque, se lo lleva con Ella'. Y justo en aquel momento, 31 de enero a las 00:45h, su corazón dejó de latir.
No os explico todo esto para haceros llorar. Os lo explico porque quiero compartir con vosotros esta alegría de ser cristianos. La alegría que nos ha dado nuestro peque desde el momento de su concepción. Un niño lleno de amor. La luz de nuestra vida. Un regalo de Dios. Te queremos mucho RAMON!
Que la fe que nos han transmitido nuestros padres y la abuela, pase de generación en generación. Cultivadla, que nunca se eche a perder.
RAMON ha cumplido su misión en 15 días, nosotros tenemos que luchar cada día para conseguir completar esta misión, el Cielo es para todos nosotros! Allá nos tenemos que encontrar.
¡GRACIAS RAMON!