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José Ángel Rivera de las Heras, en la Puerta del Obispo de la Catedral.. Foto Javier de la Fuente




«El patrimonio artístico de nuestra Semana Santa es de primer orden»

Mon, 14 Apr 2014 17:01:00
 
JOSÉ MARÍA SADIA / LA OPINION DE ZAMORA

Zamora/ESPAÑA.- El mayor experto en el patrimonio histórico y artístico de la provincia se convierte hoy en pregonero. Con un profundo apego a su barrio natal de San Frontis, José Ángel Rivera de las Heras (Zamora, 1960) será hoy el protagonista de la apertura oficial de la Semana Santa. En el Ramos Carrión hablará de la «necesidad» de no perder «el vínculo con la fe y la liturgia» en la celebración que ahora comienza. También tendrá palabras para el maestro Ramón Álvarez y el patrimonio imaginero y escultórico zamorano. Y en su papel menos habitual, Rivera de las Heras hablará de sí mismo, de su primer contacto con el Nazareno de San Frontis y de cómo ensayaba con sus amigos en una ficticia banda de cornetas y tambores con la única ayuda de latas de chicharro escabechado, unos palos y un tremendo amor por la tradición que une a los zamoranos.

-¿Recuerda su primer contacto con la Semana Santa?

-Comencé como monaguillo portando el guión y uno de los ciriales de la parroquia en la procesión del Martes Santo cuando solo tenía diez años. Veía las procesiones de la ciudad con mi familia y jugaba con los amigos a formar la banda de cornetas y tambores con latas de chicharro escabechado y unos palos, aunque la experiencia de mayor calado fue conocer la revista Merlú, me encantaba.

-La revista Merlú solo recibe elogios, háblenos de ella.

-La primera que tengo es de 1968, cuando yo tenía solo ocho años y la última, de 1983. Las conservo todas. Cada año mi madre la compraba en el Bazar Jota y me afanaba en comprobar si había algo sobre el Nazareno de San Frontis, alguna novedad fotográfica o los artículos de Herminio Pérez, Anselmo Allué o Baldomero Juanes. Fue mi primer contacto con el aspecto histórico, artístico y turístico.

-¿Cuál es la primera imagen de la Pasión que le viene a la cabeza?

-El Nazareno, siempre. Es algo consustancial a los vecinos de San Frontis. Primero lo veíamos el Domingo de Ramos desde la iglesia hasta San Andrés. Después, el Martes Santo, acudía a la salida de San Andrés como monaguillo o lo recibía en la plaza de San Andrés.

-¿Se imaginaba entonces como párroco de San Frontis?

-En absoluto. Mi primera vocación fue la de ser maestro, la religiosa vino después y se fue fraguando en un grupo parroquial. Cuando tenía 24 años dejé el trabajo -como maestro solo hice prácticas en el Jacinto Benavente- y me fui al Seminario en Salamanca. Con treinta terminé Teología y me ordené sacerdote.

-¿Cómo se convirtió en delegado diocesano de Patrimonio?

-El obispo Juan María Uriarte me pidió que estudiase Historia del Arte porque conocía mis inquietudes. Había escrito mi primer artículo en la prensa en El Correo con solo trece años. El prelado me trasladó a la parroquia de San Frontis como vicario y durante cuatro años iba y venía a Salamanca para estudiar. Conmigo al frente se creó la delegación en 1995.

-Desde entonces, ha emprendido una ingente tarea... ¿cómo ha ido?

-De 305 iglesias de la diócesis solo quedan unas treinta por estudiar. Es un trabajo apasionante: acudir a los pueblos, visitar la iglesia, hacer fotografías de todos los bienes de interés y buscar datos relacionados en los archivos parroquiales.

-Nadie sabe más que usted del patrimonio de la diócesis en la actualidad?

-Ahora mismo, no. Con absoluta modestia.

-¿Cuál es su visión del patrimonio imaginero y escultórico de la Pasión en Zamora?

-Tenemos una gran figura en la Semana Santa: Ramón Álvarez, quien sustituye de forma progresiva las escenas de la antigua celebración para modernizarlas. Álvarez tuvo discípulos: Ramón Núñez, Miguel Torija, Aurelio de la Iglesia o Eduardo Barrón. Algunos de ellos dejaron obras para la Semana Santa y esto facilita una cierta continuidad. Importantes artistas, como Mariano Benlliure, escultores de la posguerra como Quintín de Torre o Pérez Comendador engrandecen el patrimonio. Por último, incorporamos obras modernas de Fernando Mayoral, Higinio Vázquez, Antonio Pedrero o Hipólito Pérez. Por otro lado, se han añadido obras de devoción como el Cristo de las Injurias, el Yacente, el Cristo de la Buena Muerte, el Amparo, el Espíritu Santo o el de la Agonía, imágenes de una calidad impresionante. En resumen, nuestro patrimonio es de primer orden. Aunque no alcance la calidad de Valladolid, es único.

-¿Entiende que, en ocasiones, se le haga de menos a Ramón Álvarez?

-A Ramón Álvarez hay que entenderlo en su contexto. No participa del estilo de los grandes escultores de la segunda mitad del siglo XIX. Es un artista local (la mayor parte de su obra se conserva en Zamora), pero supo conectar con la espiritualidad propia de su tiempo propia de Zamora. Si se saca de ese contexto, se puede decir cualquier cosa.

-¿Los zamoranos tienen conciencia de la importancia del maestro?

-A veces se ha sobredimensionado la figura de Ramón Álvarez porque sus escenas conectaron muy bien con los hermanos y el público. Tuvo ese logro de provocar la piedad y la emoción en aquellos que contemplaban sus obras: Nuestra Madre, La Soledad, el Cristo de La Caída. Otras veces, sin embargo, se ha denostado.

-¿Qué opina de la «eterna» ampliación del Museo?

-Necesitamos algo más que lo actual. Los pasos están bien resguardados, pero no idealmente expuestos, pues no puede haber veinte centímetros entre grupo y grupo. Habría que buscar un espacio mayor para darle amplitud a cada grupo. La Junta pro Semana Santa debe liderar ese proyecto con la ayuda de las instituciones.

-¿Se siente reconocido como capellán?

-Me siento valorado y muy unido al Vía Crucis y aprecio mucho a los hermanos. Creo que mis compañeros, también en las suyas.

- ¿Qué importancia otorga a la estabilidad de la Junta de Cofradías?

-Hay una estabilidad como no la había tiempo atrás. En Semana Santa hay que sumar esfuerzos, tomar acuerdos y ponerse todos manos a la obra, sin zancadillas ni tropiezos. La Pasión es motivo de unión, no excusa para la división.

-¿Qué es un pregón para usted?

-En un pregón se emplea la palabra para captar la atención del público y que se sienta invitado a participar en la Semana Santa de Zamora. En mi caso, voy a hablar de la Semana Santa popular y su enraizamiento en la celebración de la fe, también de la necesidad de estar en alerta frente al «riesgo de expropiación», esta fiesta tiene que ir unida a la celebración de la fe y la liturgia. En la parte final, he incluido algunos textos de clásicos españoles como el padre Luis de la Palma, san Pedro Alcántara, santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz o fray Luis de Granada.

-¿Le inquieta este pregón tan solemne?

-Mi primer pregón fue el año pasado en Fuentesaúco y me gustó la experiencia. Esta vez, entiendo que es una ocasión para prestar un servicio a la Iglesia y a la sociedad zamorana.

-¿Dedica a alguien su pregón?

-Está dedicado a mi hermana. Como casi todos los años, vino de Madrid a Zamora para vivir la Semana Santa y falleció hace justo un año. Mi familia estará en el pregón y se lo dedicaré especialmente a ella.

http://www.laopiniondezamora.es/especiales/semana-santa/2014/04/patrimonio-artistico-semana-santa-primer-orden-n179_5_10192.html







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