CAMINEO.INFO.- Muchas veces he podido constatar que Ud. se mueve mucho y viaja bastante. He leído en La Verdad las actividades y celebraciones que tiene; es una agenda muy apretada. Para sobrellevar ese ritmo deberá tener un cierto programa de vida, con momentos de descanso, pues de lo contrario es muy difícil mantener cierto equilibrio psíquico y espiritual. ¿Cómo mantiene esa disponibilidad para atender a tantas cosas? ¿Tiene tiempo para rezar?
No es la primera vez que me preguntan sobre esto. Le estoy agradecido y me conmueve que haya tenido esa confianza y ese interés por su Obispo. También aprovecho para decirle que me alegra que lea la revista diocesana de “La Verdad”. Espero que haya muchos que sigan su ejemplo. Es importante que la difundamos para ponernos al día y seamos informados de la vida de la Iglesia.
Desde que me nombró el Papa Benedicto XVI, Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela, me he visto envuelto en cantidad de trabajos pastorales que nunca me hubiera imaginado pudiera realizar. La agenda está siempre llena y los días se me pasan con velocidad vertiginosa. Cuando miro hacia atrás y constato la cantidad de kilómetros (más de ciento cincuenta mil) que he recorrido durante estos cuatro año; los viajes en avión (a Roma, México, Albania, Francia…); las reuniones de trabajo y convivencias pastorales; las concentraciones religiosas (Confirmaciones, celebraciones litúrgicas); los acontecimientos culturales; las visitas de mucha gente y la atención a los sacerdotes, seminaristas y religiosos, todo esto me parece un sueño. Me parece algo imposible. Pero es una realidad y espero que en sintonía con la voluntada de Dios y para su gloria.
Son circunstancias que me toca vivir y debo asumirlas con responsabilidad. Trato de hacer vida lo que nos dice el adagio popular: “A Dios rogando y con el mazo dando”. De ahí que debo trabajar, dedicar el tiempo suficiente para descansar y tener tiempo para estar con Dios en la plegaria. Me da tiempo para todo. Hay un pequeño secreto y es que veo muy poco la TV. No me entretengo en cosas superfluas y dedico todo este tiempo para estudiar, escribir y rezar.
También descanso y suelo hacerlo de la forma más normal: paseando, oyendo música clásica que me encanta y haciendo visitas a los pobres y enfermos. El descanso no depende tanto de lo que uno haga sino de la disposición interior para pasar de una situación a otra sin traumas. Es muy importante saber encajar la ruptura de nivel, como se suele decir en términos psicológicos, que impone la misma vida.
Tengo tiempo para rezar, como lo tengo también para comer o para dormir. No puedo pasar un día sin estar un buen rato cara a cara con Dios, además de celebrar la Eucaristía, el rezo de la Liturgia de las Horas, la visita a Jesucristo en el Sagrario y el rezo del Santo Rosario (algo muy importante en mi vida por el amor que tengo a la Virgen). Como ve, todo se puede armonizar. Para ello hay que anteponer lo importante y esencial a lo secundario y no necesario.