CAMINEO.INFO.- Durante las dos últimas semanas he realizado la Visita Pastoral a la Parroquia de S. Esteban de Andorra la Vella, y ha sido nuevamente un momento intenso de vida eclesial para todos. Siempre que el Obispo "visita" una Comunidad cristiana acontece un momento de gracia, tanto si es de muchos días –como en Andorra la Vella– como si es más breve para las Confirmaciones y el encuentro con los sacerdotes, o con los grupos de la Parroquia, o para una reunión o encuentro. Siempre es momento de gracia, porque en la persona del obispo nos está "visitando" Cristo mismo. Debemos pedir al Espíritu Santo que nos conceda el don de verlo y de vivirlo así.
El Directorio para el ministerio pastoral de los Obispos lo explica bien en los nn. 220-224: "La Visita pastoral es una de las formas peculiares que tiene el Obispo de encontrarse con el clero y los fieles del Pueblo de Dios, para conocerlos y dirigirlos, animarles a vivir la fe y la vida cristiana, y a la vez conocer de cerca y considerar atentamente las estructuras y las acciones pastorales. El alma de la Visita pastoral es la caridad pastoral, su finalidad, la de encaminar la vida de la Iglesia para el mejor bien de las comunidades y de las instituciones". Es una actualización del acompañamiento que los Apóstoles siempre han realizado a las comunidades y a los fieles cristianos. Sea con cartas, sea con enviados (o "nuncios"), sea yendo ellos personalmente, los Obispos, sucesores de los Apóstoles, han realizado siempre un acompañamiento de la vida de la Iglesia. Ser Obispo, en este sentido, es unir, ir delante, ayudar, estimular y corregir para el mejor seguimiento de Cristo con fidelidad amorosa al Evangelio y a la Tradición de la Iglesia. Él debe llevar en su corazón todos los anhelos y necesidades de los fieles y de todos los hombres que Cristo le ha confiado, en virtud del sacramento del episcopado.
Es por ello que el encuentro con el Obispo hecho en nombre de Cristo, el Buen Pastor, es un evento lleno de gracia, que realiza la unidad en la caridad de la Iglesia, y es una ocasión magnífica para dar estímulo, consuelo y gracias a los agentes del Evangelio. Más allá de una obligación (cf. CDC canon 396), ayuda a conocer de cerca las dificultades de la evangelización y del apostolado, permite evaluar la programación pastoral y llegar al corazón de los hermanos; animando y convocando a los fieles a una renovada y decidida acción pastoral evangelizadora. Más que una "inspección", hay que considerar la visita como una ayuda a los sacerdotes, a los religiosos que viven y trabajan en esa Parroquia y a todos los fieles.
Los cristianos creemos en un Dios que "ha visitado y redimido a su pueblo" (Lc 1,68) en la persona de su Hijo, Jesucristo, el Salvador, el Buen Pastor. Siempre tendrá mucho sentido para nosotros cualquier "visita" hecha por amor a otra persona. Cuando un cristiano visita a un hermano, es portador de gracia y de bendición por donde pasa en misión y para aquellos que encuentra: "Cuando entréis en una casa, decid primero:" Paz en esta casa. 'Si allí hay alguien digno, la paz que le deseéis reposará sobre él, si no, volverá a vosotros"(Lc 10,5-6). Y esto se realiza de forma más plena con el Obispo, que es el representante de Cristo en su Diócesis. Valoremos, pues, todas las visitas que el Obispo hace a las comarcas y parroquias, a los sacerdotes y fieles, y acojámosle con fe, oración y disponibilidad ya que él "viene en nombre del Señor" (Lc 13,35).