Vuelve una "cadena" de amor y de oración

CAMINEO.INFO.- Los Delegados de Pastoral Vocacional de las Diócesis de Cataluña vuelven a insistir un año más en una acción pastoral conjunta humilde, pero necesaria, de fe y de amor: rezar todos unidos por las vocaciones. Orar en "cadena", cada Diócesis de Cataluña durante todo el mes de noviembre, en unos días señalados de antemano. Más en concreto, en Urgell participaremos en los próximos días 6, 16 y 26 de noviembre, haciendo una simple carrera de relevo de oraciones. Cada uno que ofrezca un rato del día o de la noche para que, con súplicas, intercedamos ininterrumpidamente a Dios para que nos regale nuevas y jóvenes vocaciones a la vida sacerdotal, a la vida consagrada y a la vida laical y familiar comprometida. Tenemos la confianza de que seremos escuchados.

En este Año Sacerdotal que estamos viviendo hasta junio de 2010, debemos orar especialmente por los sacerdotes, como ya vamos haciendo, dado que es un año dedicado a la persona de los presbíteros, así como a los que se están formando en los Seminarios para convertirse en sacerdotes, y también, misteriosamente, rezaremos por aquellos que son llamados en el corazón de Dios pero aún tienen que responder a la llamada. Nos sostiene la oración del mismo Jesús: "Yo ruego por ellos, no ruego por el mundo, sino por los que Tú me has dado, porque son tuyos. No ruego sólo por ellos, sino también por los que creerán en mí gracias a su palabra" (Jn 17,9.20). ¡Que todos respondamos con un amor siempre más grande y más generoso a la llamada de Dios!

El modelo de oración para este año debe ser el nuevo Patrono de todos los sacerdotes, San Juan María Vianney, cura de Ars (Francia) en el siglo XIX, y que es modelo de confianza y de donación pastoral hasta el extremo, para con todos sus feligreses. Él decía: "Si comprendiéramos bien lo que representa un sacerdote sobre la tierra, moriríamos: no de miedo, sino de amor. Sin el sacerdote, la muerte y la pasión de Nuestro Señor no servirían de nada. El sacerdote continúa la obra de la redención sobre la tierra. ¿De qué nos serviría una casa llena de oro si no hubiera nadie que nos abriera la puerta? El sacerdote tiene la llave de los tesoros del cielo: él es quien abre la puerta, es el administrador del buen Dios, el administrador de sus bienes. Dejad una parroquia veinte años sin sacerdote y adorarán a las bestias. El sacerdote no es sacerdote para sí mismo, sino para vosotros". Pidamos con esperanza y con perseverancia las vocaciones sacerdotales que tanto necesitamos en nuestras Iglesias rurales y en todo el mundo.

Con todo, surge la pregunta, ¿creemos suficientemente en el poder de la oración? ¿Dejamos que Dios nos hable y nos consuele en la oración? ¿Saboreamos las delicias de su amistad y de su amor inmenso? ¿Le abrimos el corazón para que conozca nuestras auténticas necesidades? Jesús nos lo promete: "Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y comeré con él y él conmigo" (Ap 3,20). Abramos nuestra puerta interior a Cristo, desde la oración, y viviremos una comunión de alegría y de vida con Él. Y ayudemos con gemidos y súplicas, para que también otros se abran de par en par a Cristo, que los invita humildemente a hacerse discípulos suyos.