CAMINEO.INFO.- El Santo Padre Benedicto XVI nos visita en Barcelona, y desde su capital visita Catalunya entera. Le esperamos con nuestro talante catalán acogedor y hospitalario, porque queremos acoger su alto Magisterio y dejarnos tocar por su bondad y humildad. Él realiza la unidad, ya que "es el principio y fundamento perpetuo y visible de la unidad, así de los Obispos como de la multitud de los fieles" (Lumen Gentium 23). Y como sucesor del apóstol Pedro nos alienta a ser testigos de Cristo.
Hemos ido preparando este encuentro que ciertamente no nos dejará indiferentes, sino que tendrá una repercusión espiritual en nosotros. Los encuentros, cuando son profundos, siempre transforman. Y a través del Papa, nos encontramos con el mismo Señor, de quien es representante en la tierra. Seguro que la visita del Santo Padre favorecerá que Barcelona sea más conocida, mostrará la belleza del edificio basilical del genio arquitectónico de Antoni Gaudí, hará que la lengua y la cultura catalanas también tengan una proyección universal, junto al latín y el castellano... Sin duda todo esto sucederá, pero lo más importante serán los frutos espirituales de la visita, que siempre son escondidos, silenciosos y humildes. ¡Los tenemos que pedir!
El Papa viene a animar nuestra fe. Él la ha explicado en muchas ocasiones, porque ha sido y es un gran teólogo, a quien XX conviene escuchar. Pero sobre todo es la gracia de Dios la que lo sostiene siempre, infaliblemente, para que nos ayude a creer todo lo que Dios nos ha revelado y la Iglesia fielmente nos ha transmitido.
El Papa viene a dedicar el templo católico de la Sagrada Familia, la "catedral de los pobres" como se la ha llamado. Espacio sagrado para que Dios habite entre los hombres y les regale su amor hecho palabra y sacramento, y pueda ser amado, alabado, y reverenciado por sus hijos e hijas reunidos. Un templo expiatorio de los pecados.
El Papa viene a dar visibilidad a la Iglesia que peregrina en Barcelona y en Cataluña. Él viene a encontrar a nuestras Iglesias particulares, para unirlas en la caridad a la Iglesia universal de Cristo y recordarles su vocación a ser misioneras del Evangelio de la vida y del amor. Tenemos un Buen Pastor, Cristo, que nos guía a través de Pedro y los apóstoles. No estamos solos, ¡somos el pueblo de Dios muy amado!
El Papa viene a hacernos conscientes de la belleza de la creación y de toda obra cultural y artística. La belleza es camino hacia Dios, muestra el misterio del Amor más grande y del Ser que existe por sí mismo, fuente de la vida y de la existencia.
El Papa viene a valorar y a sostener a las familias en su vocación de santuarios de la vida y del amor fiel y fecundo, y por eso se reúne con familias y va al encuentro de los enfermos y los débiles, los niños con síndrome de Down, y sus familias. Y pide a la sociedad que sea sensible a sus necesidades.
El Papa viene a unir a todos los católicos y a estimular el testimonio público y valiente de la fe, ayudándonos a disipar estados de torpor y sosteniéndonos en nuestros miedos, y sobre todo recordándonos que estamos llamados a trabajar por el progreso del Reino de Dios, informando en la vida temporal los valores del Evangelio, para que el mundo cambie.
Bienvenido Santo Padre Benedicto XVI. ¡Os esperamos!