CAMINEO.INFO.- El Año Sacerdotal, que estamos celebrando, nos llama a orar por la santificación de los sacerdotes, pero también a orar y trabajar por las vocaciones al sacerdocio. Para dar un mayor impulso a la pastoral vocacional, en este curso pastoral queremos comenzar el ‘Seminario en familia’.
El Papa, Benedicto XVI, nos ha recordado en su encíclica ‘Caritas in veritate’, que la verdad de todo hombre es el proyecto que Dios tiene para él: cuando lo acepta y lo asume encuentra su propio bien, su propia verdad, y, ésta lo libera (n.1). Todo ser humano tiene una vocación: es el sueño, el plan amoroso de Dios para cada uno. Dios llama a todos a ser sus hijos, a participar de su vida y de su amor por el bautismo; además existe una llamada de Dios a cada cristiano a vivir la condición de bautizados, en concreto, como laico, consagrado o sacerdote. Toda acción en la Iglesia está encaminada en último término al anuncio de esta llamada universal de Dios así como a ayudar a cada bautizado a descubrir y acoger el modo concreto por el que Dios le llama a vivir su condición cristiana. Esta es una tarea originaria, central y, por tanto, prioritaria de la Iglesia en todo tiempo y lugar. La pastoral vocacional al ministerio ordenado tiene, por su parte, una relevancia de primer orden. Si todas las vocaciones son necesarias en la Iglesia, los sacerdotes son los servidores del resto de las vocaciones.
Precisamente por ello hemos de impulsar la pastoral vocacional específica al sacerdocio ordenado y comenzamos esta experiencia del ‘Seminario en familia’. Estará formado por aquellos muchachos, mayores de 12 años, que muestren gérmenes de vocación sacerdotal, estén dispuestos a pertenecer al mismo y se comprometan a participar en un proceso de discernimiento y acompañamiento para acoger su posible vocación al sacerdocio. Estos muchachos no llevarán un régimen de internado ni realizarán sus estudios en un solo centro, sino que vivirán normalmente en sus casas, con su familia, asistirán a las clases en el Colegio o Instituto respectivo y participarán en las actividades de sus parroquias. Ahora bien: junto al acompañamiento personal por sus padres, por el responsable del grupo y –es de desear- por sus sacerdotes, una vez al mes tendrán actividades vocacionales y formativas conjuntas para ayudarles a responder a las preguntas que anidan en su corazón sobre una posible vocación sacerdotal.
Para esta experiencia contamos, en primer lugar, con los padres y las familias cristianas, en particular, con las más comprometidas en la vida de la Iglesia; los padres son los primeros y naturales educadores, también en la fe, y, por tanto, también en el descubrimiento de la vocación de sus hijos; nadie como ellos puede promover la vocación de sus hijos. En este camino contamos también con los sacerdotes, con los catequistas y profesores de Religión así como con las comunidades eclesiales y grupos apostólicos. Nuestra llamada es clara: se trata de ofrecer esta experiencia a muchachos, adolescentes y jóvenes. A los que puedan interesarse y se sientan capaces de participar en este proyecto, hemos de orientarles para que, con el consentimiento de sus padres, se pongan en contacto con el Rector del Seminario ‘Mater Dei’.
La gracia de Dios y la protección de la Virgen no nos faltarán en este camino.
Con mi afecto y bendición,