CAMINEO.INFO -Valencia/ESPAÑA- Hoy todos los mayores me van a permitir que dirija mi reflexión personal a vosotros, los niños. Desde hace mucho tiempo deseaba hacerlo. La celebración de la Jornada Nacional de Infancia Misionera, el próximo domingo, 23 de enero, me da una oportunidad singular para ponerme en comunicación con cada uno de los niños de la Archidiócesis de Valencia.
Quiero deciros, ya desde el inicio de mis palabras para vosotros, que en mi vida resuenan permanentemente aquellas palabras de Jesús que quizá muchas veces habéis oído en el Evangelio: “Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían. Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él. Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos” (Mc 10, 13-16). Son unas palabras que expresan una predilección de Jesús por los niños. Quiere tenerlos cerca. Quiere que lo conozcan. Desea que, desde el inicio del desarrollo de su vida, su amor hacia ellos esté presente y cada niño experimente ese amor y esa cercanía de Jesús a su existencia. Por otra parte, el Señor cuenta con los niños de una manera especial para anunciar el Evangelio. Esas palabras de Jesús hacia los niños, “de los que son como éstos es el Reino de Dios”, tienen una fuerza especial a la hora de pensar quiénes han de ser los protagonistas en el anuncio de Jesucristo.
Precisamente por eso entiendo que eres importante y deseo contar contigo para anunciar a Nuestro Señor Jesucristo. Quizá te preguntes: pero, ¿qué puedo hacer yo para que otros conozcan a Jesucristo y por tanto lleguen a conocer a quien es la Verdad, la Vida, el Camino? Puede que te entren miedos y pienses que tú poco puedes hacer, pero vamos a creer de verdad en las palabras de Jesús. El Señor a ti también te abraza y te bendice, te da su amor y te entrega su gracia y su paz. Acoge todo lo que te da el Señor.
Tal importancia tienen estas palabras de Jesús que te han convertido en misionero. Tú también eres misionero. Hace 160 años nace la Obra Pontificia de la Infancia Misionera, que tenía un objetivo único: hacer posible que todos los niños católicos del mundo asumiesen su condición de misioneros hacia otros niños de otras partes del mundo que desconocen a Jesucristo. Que fuesen protagonistas en la entrega de la noticia de Jesucristo, a través de su oración y también de ayudas materiales concretas que con su esfuerzo hiciesen llegar a otros niños de este mundo. Me vas a permitir que te recuerde unas palabras del Siervo de Dios, que el día 1 de mayo próximo va a ser beatificado, me refiero al Papa Juan Pablo II. Él nos decía en su carta Apostólica “Novo Millennio Ineunte” que la pasión por anunciar el Evangelio, “suscitará en la Iglesia una nueva acción misionera, que no podrá ser delegada a unos pocos especialistas, sino que acabará por implicar la responsabilidad de todos los miembros del Pueblo de Dios. Quien ha encontrado verdaderamente a Cristo no puede tenerlo sólo para sí, debe anunciarlo”.
Tú conoces a Jesucristo, sabes lo que Él quiere de los hombres y mujeres de este mundo, sabes muy bien qué vida nos invita a vivir, sabes también que cuando vivimos en adhesión a su persona, nos sentimos felices, llenos de alegría, con ganas de hacer las cosas mejores que a un ser humano se le pueden ocurrir. Y es que, es cierto, quien ha encontrado verdaderamente a Cristo no puede tenerlo sólo para sí, debe anunciarlo.
Estos años estamos recorriendo en las diversas Jornadas los cinco continentes. Este año el lema de la Jornada de la Infancia Misionera es “Con los niños de Oceanía seguimos a Jesús”. Este continente tiene nueve millones ciento treinta y seis mil católicos. Solamente el 26 por ciento de la población conoce a Jesucristo. En todas las islas que lo constituyen trabajan misioneros del resto del mundo anunciando el Evangelio y cuentan contigo también. Te doy una noticia importante, que creo te va a agradar: en los últimos años el número de católicos se ha incrementado un 11 por ciento. Estoy seguro que en ese aumento ha habido oración y gestos de solidaridad de muchos niños del mundo que se sienten misioneros como tú.
¿Sabes qué me gustaría de ti? Que te conviertas en un gran misionero, desde donde estás. ¿Cómo? Es imposible ser misionero si es que uno no se encuentra con Jesucristo. Por ello, te invito a que tengas tiempos para este encuentro: reza, lee el Evangelio, entra de vez en cuando a visitar al Señor en una iglesia porque te espera en el Sagrario, donde Él está realmente presente en el Misterio de la Eucaristía, ve a Misa todos los domingos, asiste a la catequesis. Todo esto te va a ayudar a profundizar en la experiencia viva de Jesucristo y te va a hacer crecer la conciencia y el compromiso misionero. Estoy seguro que todo ello te hará fijarte en tantos niños que, a tu edad, necesitan de ti para que les hagas conocer a Jesucristo. Mira, entre otras cosas, esto: más de veinte millones de niños del Tercer Mundo se están beneficiando de la solidaridad de los niños cristianos de toda la tierra. El anuncio de Jesucristo pasa por ayudarles a vivir como personas, con la dignidad que tienen y que Dios les ha dado y reconocido.
Hoy hay muchos niños que, a tu edad, pasan hambre, empuñan armas, están en las calles viviendo solos y de lo que pueden. Es necesario llegar a ellos y darles la mano. Los niños que os hacéis misioneros sois una esperanza de un nuevo amanecer sobre este mundo. ¡Ánimo, hazte misionero!
Te propongo un trabajo que desarrolle el lema de este año “Con los niños de Oceanía seguimos a Jesús”: Escribe una carta a un niño o a una niña de Oceanía dando las razones por las que tú crees en el Señor y animándole a que conozca a Jesucristo. Esa carta me la mandas a mí, que yo se la haré llegar a través de los misioneros. Mi dirección es Carlos, Arzobispo de Valencia; C/Palau, 2; 46003 Valencia.
Con gran afecto, os bendice
+ Carlos, Arzobispo de Valencia