CAMINEO.INFO -Valencia/ESPAÑA- Qué maravilla en este tiempo de Navidad, poder contemplar, celebrar, vivir y anunciar que la eternidad ha entrado en el tiempo a través del misterio de la Encarnación! De ahí que en Jesucristo, el Verbo encarnado, el tiempo llega a ser una dimensión de Dios. Así, cada año, cada día, cada momento son abarcados por su encarnación y resurrección, de tal manera que siempre nos encontremos en la “plenitud de los tiempos”.
La Epifanía es el culmen del tiempo de la Navidad. ¡Cómo lo apreciamos! Sí, después de la Pascua, la Navidad es el tiempo más apreciado. Nos recuerda su manifestación a las gentes y el comienzo de su misión con el bautismo en el Jordán. ¡Qué hondura tiene, en concreto, esta fiesta de la Epifanía! Es el tiempo en que Dios se manifiesta para que el hombre vuelva a ser como Dios (cf. Gn 3, 5). Es la manifestación de la luz de Jesús a todos los pueblos que están representados por los “magos”, esos misteriosos personajes que vienen de Oriente. En el Evangelio de San Mateo (cf. Mt 2, 1-12), a través de una sencilla narración, se expresa la búsqueda y el camino de nuestra fe hacia el encuentro con Cristo Resucitado, Luz que viene para todos los pueblos.
Los ‘magos’
Me gustaría que pudieras tener esta experiencia inigualable: los “magos” te representan a ti y a mí, representan a todos los pueblos de la tierra, a todas las culturas, a todas las razas, a todas las religiones del mundo, a todos los hombres que viven sin ninguna experiencia religiosa, a todos sin excepción. Porque simbolizan a todos los hombres que viven sedientos de luz, de vida, de camino, de sentido.
Todos los hombres están en los magos, son nuestros modelos en la aventura de la vida. Buscan, esperan y alzan su mirada al cielo. Ellos ven las estrellas en medio de la oscuridad del mundo y, también, de la oscuridad de su corazón, pero ven una estrella singular que les hace caminar hacia delante, que les sugiere que se detengan, que adoren y vean.
¡Qué fuerza tiene para todos los hombres ver a los “magos” emprender un largo viaje! La búsqueda de la verdad, de la vida, del sentido a todo lo que eran y hacían, es lo que les hace comenzar a andar. Incluso se ponen en camino sin ninguna dificultad porque les interesaba encontrar algo que en lo más profundo de su corazón ansiaban. Y es que el ansia de felicidad es lo que motiva a los hombres a no detenerse.
Estamos en un momento de la historia especialmente importante: los seres humanos no nos encontramos a gusto ni con nosotros mismos, ni con todo lo que nos rodea. Mucho nos gustaría que el panorama que vemos cambiase. Hay mucha gente sufriendo la oscuridad de formas muy diferentes en nuestra sociedad. Aquí en España, además, de maneras muy concretas muchas personas están sufriendo y no ven salidas. Precisamente por ello, la Epifanía tiene una fuerza especial para todos: Jesucristo, se manifiesta como el verdadero camino del hombre, la verdadera vida, la única verdad que existe. Los cristianos tenemos una especial responsabilidad en entregarnos a descifrar con Cristo esta historia.
La estrella
Siempre me ha impresionado la pregunta que los “magos” hicieron a Herodes en Jerusalén: “¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle” (Mt 2, 2). La pregunta se la hacen a un hombre encerrado en sí mismo, que solamente busca lo suyo y para sí mismo. Por eso teme que alguien le pueda usurpar lo que posee. Los “magos” representan a todos los hombres que en el fondo de su corazón tienen necesidad de abrirse a Dios y, por ello, a abrirse verdaderamente a los demás. Por eso, siguen el camino hasta donde les indica la estrella. Y es que encerrados en nosotros mismos no somos felices, ni hacemos felices a los demás. La cerrazón en sí mismo, lleva a la muerte de uno mismo y de los demás. Ved las consecuencias que trajo en la vida de Herodes su encerramiento, el no ver la presencia de Dios: “envió a matar a todos los niños de Belén y su comarca de dos años para abajo”. La apertura a Dios, llevó a los “magos” a seguir adelante, a buscar referencias sólidas para la vida, a encontrarse con quien se puede confiar totalmente y de quien se puede fiar con todas las consecuencias.
En esta Epifanía, te invito a que descubras cómo en cada ser humano brilla una estrella. Es una luz que nos hace avanzar, seguir adelante. Quiere esa estrella que nos encontremos con la misteriosa presencia del Dios que se hizo Hombre por amor a nosotros. Encontrarnos con Jesucristo es encontrarnos con la Luz, con la Paz, con la Verdad, con la Felicidad, con la Vida. No pierdas el tiempo, no te instales en la cultura de la superficialidad, en la cultura de la muerte, en la cultura del vacío. Acércate a Belén y adora como los “magos” a Jesús. ¡Qué diferente es la vida! ¡Qué abismo de generosidad! Me gustaría que hoy, con Edith Stein, porque dejas de mirar para ti mismo y te abres del todo, pudieses decir con todas tus fuerzas: “He visto brillar la Estrella luminosa que me indicaba la cuna de mi Rey”. Los “magos” “entraron en la casa, vieron al niño con María, su Madre, y cayendo de rodillas lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra” (Mt 2, 11). Entra, adora, ofrece tu vida a quien te la dio y te la mantiene.
Con gran afecto, os bendice