CAMINEO.INFO.- Iba ya algunos días dando vueltas a una frase que por casualidad había leído y que pensaba tenía mucho que ver con el objetivo que este año nos proponemos en la diócesis: la transmisión de la fe. Me alegré cuando, asistiendo a una oración preparada por un grupo de jóvenes de la Hospitalidad, en Lourdes, la habían escogido, formando parte de otras frases significativas para meditar en un rato de silencio. Mi alegría venía de comprobar que los jóvenes la habían entendido. Decía más o menos así:
“El pájaro no canta para ser escuchado. Canta porque tiene un canto”.
Aplicar el símbolo del canto del pájaro a la transmisión de la fe es oportuno y apropiado. Lo aprovechamos para dar un paso adelante en la respuesta a la cuestión que ya nos habíamos planteado: “¿Por qué tenemos que transmitir la fe?”. Como primera aproximación hemos dicho que transmitimos la fe simplemente por amor. Según la encíclica de Benedicto XVI Caritas in Veritate, si no intentamos que el otro llegue a creer, no lo amamos bastante, porque en el creer está en juego su libertad y su felicidad. Lo dice el Papa a partir de aquella conocida frase de San Pablo:
“La caridad... se alegra con la verdad” (1Co 13,6).
Algunos traducen en forma personal: “quien ama encuentra el gozo en la verdad”. No es preciso demostrar la relación que hay entre el amor y el gozo. La alegría más profunda viene de amar y ser amado. Pero parece que el amor basado en una mentira, un falseamiento de la realidad y la verdad de las personas, es el desencanto y la frustración más terrible. Así, la alegría más profunda viene de amar y ser amado, pero en la verdad.
¿Qué quiere decir amar en la verdad? Quiere decir amar (y ser amado) no sólo según la realidad de lo que somos ya (con nuestras imperfecciones), sino también según lo que estamos llamados a ser (el ideal). Y el único camino para acceder a esta verdad de las personas, que hace posible el gozo del amor, es la fe. Pues son los ojos de la fe los que nos permiten conocer el otro, su realidad y su valor.
Entonces, cuando el amor se apoya en la verdad, la alegría es completa y la vivencia y la transmisión de la fe es como el canto de un pájaro. Más que un reclamo, el pájaro canta como una efusión de alegría incontenible.
- Así, la transmisión de la fe nace de la alegría de creer, o mejor, de la alegría de un amor que goza de la verdad creída.
- Asimismo, más allá de un objetivo calculado, como puede ser pretender que el otro crea, la transmisión de la fe es absolutamente gratuita, a la vez que vivida como una necesidad irresistible (1Co 9,16).
- Por ello la transmisión de la fe no obedece a cálculos, es generosa y sobreabundante, como la música de los pájaros en el bosque, como la semilla del que siembra (Mt 13,1-9).
La fe verdadera no se puede esconder. Menos aún si esta fe suscita y alimenta el amor. Y si este amor se deja llevar por el gozo de creer, entonces la transmisión de la fe llega a ser un estallido de alegría.