CAMINEO.INFO.- Los próximos días se inicia en Cataluña la preinscripción de los alumnos para el curso escolar 2010-2011. Los padres y madres inscribirán a sus hijos en el Colegio o Centro Educativo que deseen —o en el que la administración educativa les permita—, y también deberán decidir, entre otras cosas, si quieren que sus hijos reciban clase de Religión Católica. Tanto la elección del Colegio como la opción por la clase de Religión son decisiones muy importantes, que marcarán sin duda la vida de esos niños y jóvenes.
Me gustaría aportar algunas ideas para que los padres y los alumnos puedan valorar, con conocimiento de causa, la importancia de la asignatura de Religión en el currículo escolar, teniendo muy claro que hoy en día la clase de Religión no es una materia obligatoria, como a veces equivocadamente o con mala intención se dice, sino una asignatura opcional. Sí es obligatorio, en cambio, que todos los Centros Educativos ofrezcan y faciliten la posibilidad de cursar la asignatura de Doctrina y Moral Católica (así se llama la clase de Religión).
Aporto brevemente algunas razones para hacer ver la importancia de que los alumnos reciban en las escuelas, en todos sus niveles educativos, la enseñanza de la Religión.
La enseñanza religiosa escolar proporciona una información cultural e histórica de primera magnitud, imprescindible para comprender la cultura en la que se mueve el alumno. Precisamente este motivo fue el argumento invocado por el Consejo de Europa para solicitar la enseñanza de la religión en todas las escuelas.
La religión tiene un gran poder humanizador. La enseñanza religiosa escolar educa en los valores profundos, que permiten unificar al ser humano y darle una finalidad última, que es la felicidad. Se ha dicho con acierto que la religión es un factor importante de identidad personal.
La religión tiene una dimensión ético-moral. Esta dimensión va al núcleo de lo que es la religión, al dar respuesta a las principales preguntas que se hace el ser humano y ofrecer un universo de significación global al alumno, pues orienta la búsqueda de respuesta a los interrogantes más profundos de la persona humana.
La enseñanza religiosa escolar se presenta también como un saber científico, igual que los demás saberes que se enseñan en la escuela. La fe es un saber razonable que lleva a tener ideas, fundadas en la racionalidad, que son verdaderas certezas. Sus contenidos se traducen en expresiones objetivas de valor universal. Y todo saber científico debe entrar en el currículo escolar.
Finalmente, la enseñanza religiosa escolar desarrolla y potencia una serie de posibilidades educativas en todos los alumnos: a través de los conocimientos, experiencias, actitudes, etc. que transmite, favorece el desarrollo personal de los alumnos y consigue metas educativas importantes que de otra forma se hacen difíciles de alcanzar.
Todos estos argumentos no sólo apoyan la convicción de que la enseñanza de la Religión no es contraria a la escuela ni a las finalidades y objetivos que ella persigue, sino que también muestran que, cuando falta, la educación de los alumnos queda empobrecida e incompleta, y la escuela no cumple su cometido de dar una formación integral.
