CAMINEO.INFO.- En medio del convulso siglo XIX, la Iglesia católica en España vivió entre otras las sacudidas de las exclaustraciones y de la desamortización del gobierno de Mendizábal. Pero, como afirma uno de nuestros historiadores "en general, la Iglesia en Cataluña surgió de esas contrariedades más firme y espiritual, con ganas de asumir el reto de una descristianización –sobre todo del mundo obrero que vivía la primera industrialización- y con el propósito de renovar la vida cristiana y de dar respuesta a las necesidades sociales que aquellos tiempos planteaban". Muchos de los hombres y mujeres cristianos que protagonizaron estos propósitos han sido declarados santos o beatos, o están en camino.
Fue tan amplio este fenómeno entre nosotros que los historiadores de la Iglesia reconocen que Cataluña nunca tuvo tantos santos como en la generación que se originó en el siglo XIX. El historiador Mn. Joan Bonet Baltà hablaba del paso de los santos, aludiendo a este fenómeno que evidencia una notable riqueza espiritual y un fuerte deseo de hacer un servicio social.
Entre los principales factores que contribuyeron a este dinamismo de la Iglesia en el siglo XIX hallamos unas dinámicas congregaciones masculinas y sobre todo femeninas que influyeron activamente en la sociedad. El Concordato de 1851 hizo posible el restablecimiento de algunas órdenes religiosas antiguas y también la creación de nuevos institutos de vida religiosa que se apoyaban en la espiritualidad de alguna de las grandes órdenes históricas. A menudo se trataba de un grupo de chicas con inquietudes espirituales y sociales que empezaban una experiencia de vida religiosa profesando la regla de las llamadas terceras órdenes, los terciarios y las terciarias de estas órdenes religiosas clásicas: dominicos, carmelitas, agustinos, trinitarios, franciscanos, etc.
Se puede hacer un elenco de más de veinte congregaciones que en aquellos años nacieron entre nosotros. El próximo 25 de abril, la archidiócesis de Barcelona vivirá la elevación a los altares del fundador de una de estas congregaciones: el capuchino y también sacerdote de nuestra diócesis padre Josep Tous i Soler (Igualada 1811-Barcelona 1871). La ceremonia se celebrará en la basílica de Santa María del Mar y será presidida por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de estado del Vaticano, el más cercano colaborador del Santo Padre Benedicto XVI.
Cuando hacía un año que era sacerdote capuchino, Josep Tous, a causa de los decretos de exclaustración de 1835, tuvo que abandonar el convento de Santa Madrona, en la Rambla, y vivir un largo exilio en Francia y en Italia. Así que retornó a Barcelona en el año 1843, se incardinó en la diócesis como sacerdote secular, pero siempre se mantuvo fiel a su espiritualidad franciscana y a las observancias de religioso capuchino. Destinado a San Francisco de Paula de Barcelona, con un grupo de chicas de esta parroquia que lo tenían de consiliario, fundó el año 1850 a las que hoy se llaman Religiosas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor.
Josep Tous fue a la vez un hombre profundamente contemplativo y un hombre de acción, como reclamaban aquellos tiempos nuevos. Fue sobre todo un gran hijo espiritual de San Francisco de Asís. Su actividad entre nosotros nos dejó el recuerdo de una gran bondad, de un espíritu de servicio social y de una gran preocupación por la educación de la infancia y la juventud, en especial de la infancia y la juventud femeninas.
En aplicación de las disposiciones de Benedicto XVI sobre las beatificaciones, la archidiócesis de Barcelona –que vivió el pasado 23 de enero la beatificación del doctor Josep Samsó en Mataró-, se prepara a vivir esta nueva beatificación, da gracias a Dios y se honora de acoger la beatificación del padre Tous, considerado con toda justicia como uno de los precursores de la escuela cristiana de Cataluña.