CAMINEO.INFO.-Ya estamos en el camino que nos lleva a la Navidad. Es el tiempo de Adviento, que desvela en nosotros la alegría de la celebración de la visita del Señor. Por eso el Apóstol Pablo nos recomienda: “Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca”(Fl 4,4-5). Una alegría necesaria porque la vida, y hoy de una forma más visible, está también marcada por dificultades, tensiones y miedos.
Durante este tiempo de Adviento, en la celebración de la Eucaristía la Palabra de Dios nos muestra, a través del testimonio de los profetas, su cercanía. En este camino, ningún testimonio como el de la Virgen María, en quien se concentra la voluntad de proximidad de Dios, y también nuestra capacidad de acogida. La Virgen María acoge, por la fe, la palabra del Ángel: “concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le derá el trono de David su padre”(Lc 1,31-32). La Virgen María, a lo largo de la historia de la Iglesia, ha contagiado atodas las generaciones de cristianos la alegría que nos viene por el hecho de que Dios pasa a ser de la familia humana, hace suya nuestra aventura para liberarla de toda esclavitud.
En nuestra Diócesis, la devoción a la Virgen se vive de muchas maneras y bajo muchos títulos. Desde la Virgen del Remedio, en Flix, a la de los Desamparados en Alcalá de Chivert; de la Virgen de la Balma, en Zurita, a la de la Rápita; de la Virgen de la Aldea, a de la Fontcalda. Y en la Sede diocesana, la Catedral de Tortosa, la Virgen de la Cinta.
Y, como suele pasar en las advocaciones marianas, casi todas tienen una asociación, cofradía o junta que se ocupa del culto mariano. Nuestra Catedral tiene la Corte de Honor de Nuestra Señora de la Cinta, formada por mujeres que cuidan la ornamentación de la Real Capilla y, sobre todo, la oración ante su Santa Reliquia. La Corte de Honor celebra el día 23 de este mes cien años al servicio de la Virgen de la Cinta. Varios actos a lo largo de todo un año intentarán impulsar en las nuevas generaciones de cristianos la devoción a la Virgen María. Un tiempo que invita, en primer lugar, a la gratitud por todas las mujeres que a través de la Corte de Honor han dedicado tiempo y corazón a mantener en nuestro pueblo la llama de la devoción a la Virgen de la Cinta. Un tiempo que convoca a hacer balance e invita a dejarnos iluminar por tantas tradiciones de fe que vinculan la vida de nuestros pueblos a la intercesión maternal de la Virgen María. Siempre, la devoción a la Virgen ha estado unida a la renovación de la vida cristiana, sobre todo en los momentos de mayor dificultad.