CAMINEO.INFO.- Como narra de forma poética el libro del Génesis: “Y descansó el día séptimo de todo el trabajo que había hecho”(Gn 2,2). En este sentido, uno de los primeros mandamientos que la Iglesia propone es santificar el domingo, dedicarlo al Señor y asistir a la Santa Misa. Santificar el domingo es también una forma de disfrutar de un día de descanso semanal.
Pero el actual ritmo de vida hace también necesario descansar del estrés del trabajo de todo el año. Necesitamos unos días de vacaciones. Nuestra sociedad programa este descanso. Las agencias de viajes nos ofrecen múltiples posibilidades, incluso a precios reducidos en tiempo de crisis. Vacaciones de montaña, de playa, a ciudades monumentales o países exóticos. Ofertas atractivas para quien pueda permitírselo.
Los cristianos debemos ser osados, incluso en vacaciones. El Concilio Vaticano II nos dice sobre ello: “Disfruten todos de un tiempo de reposo y descanso suficiente que les permita cultivar la vida familiar, cultural, social y religiosa. Más aún, tengan la posibilidad de desarrollar libremente las energías y las cualidades que tal vez en su trabajo profesional apenas pueden cultivar” (GS,67). El tiempo libre debe ayudar, pues, a fortalecer los vínculos familiares; a reforzar la vida matrimonial; a intensificar las relacionas sociales y humanas, con los familiares lejanos y con los amigos; y para descubrir las huellas de Dios, en todo cuanto nos rodea.
Estos días de asueto son adecuados, también, para cultivar la dimensión cultural y social. Si viajamos, podemos elegir lugares donde contemplar las maravillas artísticas y descubrir en ellas las raíces cristianas de nuestro hoy. Aunque la propaganda turística sigue la inercia social de ignorar cuanto existe de religioso en nuestra cultura, es evidente que en las rutas culturales la gran mayoría de obras de gran valor han sido inspiradas por la fe. Rutas turísticas que nos hablan de Dios y de nuestro ayer, de la cuna que conforma nuestra forma de ser y de entender la vida.
Os invito a buscar en estas vacaciones un espacio para el descanso espiritual, para la oración y la paz interior. Dios no está de vacaciones. Nos espera en la Eucaristía de cada domingo, allá donde estemos. Participemos de la Misa dominical y démosle gracias por poder disfrutar juntos, padres e hijos, de la oración y del descanso. Os invito también a intentar ser descanso para los otros, a ser servicio y ayuda para vuestra familia; y a no olvidar a quienes no podrán salir de casa por problemas económicos o de salud. Tenerles en cuenta nos puede ayudar a prescindir en estos días de algún pequeño lujo innecesario.