CAMINEO.INFO.- Hace unos meses celebramos el 25 aniversario del Movimiento Infantil Diocesano (MID). Fue una acción de gracias a Dios por una realidad que, con el esfuerzo y la implicación de sacerdotes, seminaristas y catequistas, ha sido una oportunidad de crecimiento en la vida cristiana de tantos niños y niñas. Hay que recordar que, a lo largo de estos 25 años, han participado miles de niños en las celebraciones, muchos de ellos acompañados por sus familias. Impulsados por el deseo de seguir las huellas de Jesús, hemos recorrido un camino en el que cada encuentro anual era como un gran hito de oración y amistad. Recordando algunos de los lemas de estos encuentros tendremos una imagen del camino recorrido: “adelante con Jesús”. “caminamos con Jesús”, “Jesús y yo, amigos para siempre”, “todos somos familia”, “todos somos Iglesia”, “de fiesta con Jesús”, “Háblame, Señor”, “hay que amar a todos”, “hablemos con Jesús”, “bienvenido, amigo Jesús”.
Para celebrar más intensamente este aniversario, una representación del MID, formada por familias, sacerdotes y catequistas, peregrina esta semana a Roma. Allí, a los pies del Apóstol Pedro y en unión a su sucesor, Benedicto XVI, cantaremos a pleno pulmón el “Creemos en un solo Dios”. Queremos testimoniar nuestra fe. Estamos en un momento muy diferente al de hace 25 años. Somos conscientes de que vivimos una situación sociocultural y religiosa distinta, que plantea nuevas exigencias a los seguidores de Cristo. El mensaje es el mismo, pero los niños que lo reciben son diferentes. Jesús los ama y les habla como siempre. Son nuevos retos a los que queremos dar respuesta.
En Roma, centro visible de la Iglesia que se extiende por todo el mundo, rezaremos y haremos memoria de tantas enseñanzas que hemos recibido de los sucesores de San Pedro a través del tiempo, especialmente del Papa Juan Pablo II, de tan feliz memoria. En el equipaje llevaremos las alegrías y las dificultades de nuestras familias y comunidades parroquiales, pero, sobre todo, nos ofreceremos nuevamente al Señor para secundar el camino de los apóstoles, para continuar su testimonio de vida: el anuncio de Jesucristo. No olvidamos que la fe entra por el oído, pero se aprende mediante la experiencia compartida en el camino de la catequesis, siempre unida a la experiencia familiar y a la aportación que, desde el ámbito cultural, ofrece la escuela.
En Roma, ante del Papa Benedicto, renovaremos el compromiso de hacer de la catequesis una realidad viva, que nos abre los oídos y el corazón a Jesús, quien viene a visitarnos en el Espíritu. Oraremos por las comunidades parroquiales y, especialmente, por cada familia, ámbito necesario en el que se crece como personas y como cristianos.