Bbenedicto XVI, mensajero de la libertad

CAMINEO.INFO.- El Papa Benedicto XVI, que viene a nuestro encuentro en Barcelona, siempre ha tenido la audacia de afrontar con libertad, desde el principio de su Pontificado, los grandes temas de nuestro tiempo. En una sociedad marcada por el relativismo moral, Benedicto XVI se atreve a proponer valores y certezas que iluminen y den sentido a la vida. Un hecho que está pagando un precio muy alto, pues con su propuesta denuncia el intento de construir una sociedad en la que, no sólo se vive como si Dios no existiera, sino como si no existiera más valor que el interés de cada uno.

A este respecto es bueno releer su primera homilía como Papa. Haciendo referencia a su antecesor, el Papa Juan Pablo II, afirmaba: “Todavía, y continuamente, resuenan en mis oídos sus palabras de entonces: “¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!”. El Papa hablaba a los fuertes, a los poderosos del mundo, los cuales tenían miedo de que Cristo pudiera quitarles algo de su poder, si lo hubieran dejado entrar, le hubieran concedido la libertad a la fe. Sí, Él ciertamente les abría quitado algo: el dominio de la corrupción, del quebrantamiento del derecho y de la arbitrariedad. Pero no les habría quitado nada de lo que pertenece a la libertad del hombre, a su dignidad, a la edificación de una sociedad justa”.

En muchas ocasiones el Papa insiste en mostrar que Dios y la salvación que nos ofrece en Cristo son la vida del hombre, su libertad y su verdad. Dios no es el que destruye nuestras vidas sino el que las abre a una plenitud insospechada. La experiencia del siglo pasado nos muestra lo que ocurre cuando se quiere construir un mundo al margen de Dios. No son las ideas que nacen de nuestros deseos de poder y de justicia las que llevan realmente a la libertad y a una sociedad más justa. “No son las ideologías las que salvan el mundo, sino sólo dirigir la mirada al Dios viviente, que es nuestro Creador, el garante de nuestra libertad, el garante de lo que es realmente bueno y auténtico. La revolución verdadera consiste únicamente en mirar a Dios, que es la medida de lo que es justo y, al mismo tiempo, es el amor eterno. Y ¿qué puede salvarnos sino el amor?”(Discurso en la vigilia con jóvenes, Colonia 2005).

En esta línea, el teólogo J. Ratzinger pronosticaba que la Iglesia del futuro “se hará pequeña, deberá empezar completamente de nuevo... Habrá de presentarse como comunidad voluntaria a la que sólo se llega con una decisión libre... Vivir lo que siempre ha sido su centro: la fe en el Dios trinitario, en Jesucristo, el Hijo hecho hombre; en el Espíritu Santo, que siempre actúa en la historia” (Fe y futuro, 76). Pronóstico que ya es una realidad. Y Benedicto XVI nos lo recuerda de múltiples maneras.