Escribo sólo para hacer pensar a mis
lectores, si es que se atreven, aunque pueden soñar con la lotería de Navidad
que ya falta poco.
Se termina octubre, pero el
verano se alarga. Se ha celebrado el aniversario del triunfo del partido
socialista, aunque no ha resultado tan brillante como esperaban sus dirigentes
que nos “desgobiernan”.
Hace cuarenta años mis ilusiones
estaban intactas: se entraba en una nueva etapa de la historia donde todo iría
a mejor, pero no ha sido así. Todos los días los lacayos de los telediarios nos
vuelven a poner canciones y bailoteos de los años setenta que no me emocionan
nada. Cuando veo a aquellos jóvenes hoy calvos, arrugados o peinando canas
igual que yo, pienso que el tiempo pasa y no perdona.
La estridente música del rock,
sus saltos y meneos me aburren. ¿Qué hemos sacado de nuevo? centros de alterne,
casas de juego, fiestas de Halloween, drogas y borracheras.
Aunque se desgañiten hablándonos
de la difusión de la cultura, lo único que se ha difundido es el teléfono móvil
cuyo uso compulsivo afecta a todo el mundo y nadie sabe vivir sin el dichoso
aparatito.
Como no me dedico a hacer
encuestas ignoro si la gente lee o compra libros. Desde luego el nivel cultural
no ha ascendido, aunque para montar un WhatsApp solo hace falta desparpajo.
Reconozco que muchos de los que recibo me hacen reír y hasta los reexpido a mi
gente.
He recibido un WhatsApp en el que
el juez Calatayud hace un acertado comentario sobre el cambio de hora y se
pregunta la razón de que sigamos anclados en el meridiano de Berlín, que ordenó
Franco, y no nos situamos en el de Greenwich que geográficamente nos
corresponde, como hizo Portugal, con quien deberíamos coincidir igual que con
las islas Canarias.
Ya es mucho pedir que nuestros
gobernantes sepan algo de astronomía, tan ocupados como están con la ley de
memoria histórica o la del cambio de sexo.
La victoria de Lula en Brasil
habrá alegrado a las huestes comunistas que están destruyendo desde Méjico a la
Patagonia con aquel virus que nació en la Sierra Maestra de Cuba mientras Fidel
Castro se fumaba un puro. Dios pedirá cuentas a los que promovieron la teología
de la liberación como Gustavo Gutiérrez y compañeros.
Al norte de Méjico tampoco es que
las cosas pinten bien. Sospecho que la guerra de Ucrania favorece la economía
de USA dirigida por un anciano con gafas de sol, estilo manoletinas, que hace
negocio con la venta de armas.
La semana pasada se celebró la
fiesta de San Judas Tadeo que firmó una curiosa carta que figura al final de la
biblia, antes del Apocalipsis. No suele leerse en las misas, como se hace con
los demás apóstoles, pero dice cosas interesantes como que se ve obligado a
escribir su carta para animarnos a combatir por la fe ya que se han infiltrado
ciertos individuos que incurren en la condenación anunciada por la Escritura,
impíos que han convertido en libertinaje la gracia de nuestro Dios y rechazan a
Jesús, el Mesías. ¿Les suena?