No
estoy satisfecho con nuestra democracia que me parece engañosa
El Diccionario de la RAE define
el término Democracia, en su segunda acepción, cuando se da el predominio del
pueblo en el gobierno político de un Estado. Pero que así lo defina la Real
Academia de la Lengua no significa que ello ocurra de tal manera.
Aunque la democracia tenga unos
nobles antecedentes en la Grecia de Pericles y se haya idealizado como algo
perfecto en el gobierno de los pueblos, no pasa de ser una simple herramienta
política que facilita el paso a la tiranía.
El pueblo, como sujeto de la
democracia, solamente legitima el gobierno del partido que acumule la mitad más
uno de los votos de los ciudadanos. Sobre esta base no legislará en beneficio
de todos los ciudadanos sino del grupo que ha conseguido alzarse con la
victoria electoral.
Los que formen parte del grupo
gobernante quedarán marginados mientras se preparan para el próximo asalto.
Pero el partido o suma de
partidos que acaparan el poder de legislar lo hará seguramente en su propio
beneficio y al disponer del presupuesto conseguirá la colaboración de todos los
que resulten bien pagados.
Si no es la totalidad de los
ciudadanos los que lleguen al acuerdo de colaborar lealmente con el sistema, se
dará paso a una lucha constante entre partidos que se convertirá en una mala
democracia o una peor tiranía.
Los que consiguen el poder
buscarán por todos los medios, desde los planes escolares a la descarada
propaganda, aumentar sus votos en las siguientes elecciones.
Si además los partidos
gobernantes favorecen al gran capital con sus medidas, los partidos de la
oposición lo tendrán cada vez más difícil, lo mismo si consiguen el apoyo de
otros países y se presentan a los ciudadanos como “progresistas”, es decir,
legislando a favor de todas las aberraciones, ya sea el aborto y la eutanasia o
el cambio de sexo y en contra de los defensores de valores morales y religiosos.
Cuando después del periodo
autárquico se implantó una Constitución que se decía democrática todos la
recibimos satisfechos, pero lentamente nos hemos ido dando cuenta de que basta
al gobierno la compra de los votos que necesite para ir desencuadernándola y
dejando los derechos y deberes de los ciudadanos al albur de otras
disposiciones gubernamentales que cercenan derechos y hasta trocean España con
impunidad y alevosía.
¿Hay, como dice el diccionario,
un predominio del pueblo en el Estado? ¿Somos un país democrático y
colaborativo?
Una verdadera
democracia necesita: Participación de los ciudadanos, control social, libertad
económica, igualdad, independencia de poderes, partidos políticos colaborativos,
elecciones y libertad de expresión asegurada.
A no
mucho tardar, tendremos elecciones municipales, de las comunidades autónomas, del
congreso y del senado. ¿Cuál será nuestra postura? ¿Colaborar? ¿Abstenernos? En
ningún caso regalar nuestro voto.