CAMINEO.INFO.- Seguramente siempre se ha dicho
eso de “no sé donde vamos a llegar” en un lastimero tono de queja y esperando
que alguien lo arregle. Pero nos cuesta trabajo pensar que las cosas llegarán
hasta donde cada uno de nosotros las dejemos llegar. No creemos que las cosas
estén en nuestras manos ni en nuestra voluntad.
Nos quejamos constantemente de
los políticos, de la economía, del ayuntamiento, etc. etc. Pero frente a todo
ello podríamos alzar nuestra voz, podríamos hacernos oír. Lo más que pueden
hacernos, y ya hacen, es tratar de silenciarnos, marginarnos, incluso
encarcelarnos, pero la verdadera cuestión es que solo sabemos quejarnos, pero
aportar, lo que se dice aportar, aportamos poco.
Parece que nuestro ideal es que
las cosas marchen suavemente mientras dormitamos, pero solo tenemos una vida y
hay que llenarla de proyectos, de ideas, de ilusiones, aunque nos cueste.
Quienes manejan el mundo son
hombres y mujeres como nosotros, que quizás tratan de enriquecerse a nuestra
costa, de imponernos sus ideas, de que no les creemos problemas. Pues no, vamos
a hacernos presentes con nuevas ideas y nuevos proyectos.
Aquí espero a los jóvenes capaces
que no se dejen adormecer por el sexo o la droga, sino que puestos en pie
exijan y busquen un mundo nuevo y diferente, un mundo más fraterno en el que no
tengan cabida los aprovechados, ni los que creen en cuentos chinos de salvar el
planeta, ni en que sobran millones de personas que hay que eliminar no
dejándolos nacer o aplicándoles la eutanasia si son viejos.
Son necesarios jóvenes que
rechacen sin contemplaciones la famosa agenda del Foro de Davos, o el gran
reinicio que promueven los masones y los capitalistas.
No nos podemos dejar engañar por
los medios de comunicación al servicio de las élites políticas y económicas, ni
por las encuestas que se publican falseando datos. Abandonémoslos para siempre y
abramos nuestros ojos después de limpiarlos a fondo.
¿Cómo no va a ir todo a peor si
estamos dispuestos a renegar de nuestra historia y de nuestra lengua? ¿Si
estamos dispuestos a renegar de nuestra fe cristiana y aceptamos la ideología
de género?
Dios nos creó hombre y mujer y
nos colocó en el Paraíso, pero aceptamos la tentación demoniaca de “ser como
dioses” y nos hemos convertido más bien en íncubos y súcubos, dispuestos a toda
clase de aberraciones.
¿Dónde vamos a llegar? Pues a
crueles guerras, a muerte y destrucción si no somos capaces de reaccionar.
Quizás no sea esto el Apocalipsis que anunció el apóstol Juan, pero se le
parece bastante.
Somos adoradores de la bestia que
sale de mar ofreciendo placeres, sexo y droga, mientras que el mundo se hunde y
suenan las siete trompetas y se esparcen las siete plagas, el COVID o la
viruela del mono.
Pienso que aún estamos a tiempo
de reaccionar, de tomar las riendas de nuestras vidas, de usar nuestra voluntad
para buscar la verdad y la justicia, de no aceptar las sugerencias del maligno
que nos quiere obedientes a los que mandan, sometidos a los amos del dinero…