CAMINEO.INFO.-
Hay que espabilar, reflexionar y no dejarse embaucar
Cuando me dispongo a escribir
este pequeño artículo no sé si el presidente del gobierno habrá conseguido del
parlamento una nueva y más amplia prórroga para “su estado de alarma”
Seguramente lo conseguirá ya que este personaje no da puntada sin hilo. Los
votos pueden ser solicitados, chantajeados o comprados por favores futuros.
Este presidente declaró que no
podría dormir tranquilo con Iglesias en el gobierno pero, sin duda, esta
declaración ya estaba pactado con su socio, para no asustar a los ciudadanos antes
de tiempo, ya que cuando llegó el momento suscribió el pacto de gobierno de coalición
social-comunista con largo y efusivo abrazo.
Hay que reconocer la astucia con
que han sabido aprovechar la desgracia de la pandemia para dictar un decreto de
alarma que le ha facultado para hacer un gobierno a la medida de ambos y
colocar en puestos claves a sus conmilitones.
Gobernar sin sujeción al control
parlamentario es el sueño dorado de todos los dictadores, por eso tratan de mantener
la situación el mayor tiempo posible, para inicia, en su beneficio, la
reconstrucción de la ruinosa economía que se avecina con la posible ayuda de la
Comunidad Europea que exigirá controles que acabaremos pagando los de siempre.
Cuando he visto en televisión las
largas colas de gente en Madrid para recoger alimentos que reparten la Cruz
Roja o Cáritas, he sentido la desagradable sensación de que podemos terminar
como Venezuela u otros países de Hispanoamérica, donde sus dirigentes se
enriquecen con el hambre de sus ciudadanos.
Quizás el hecho de formar parte
de Europa lo impida. Si siguiéramos con nuestra vieja peseta en lugar del euro, pronto sería devaluada añadiendo a su derecha
un creciente número de ceros, como pasa con los bolívares.
La democracia del 78, para que
siga siendo garantía de los derechos de todos los españoles, necesita ser defendida cada día, aunque sea en
tiempos de pandemia o de crisis económica. Si olvidamos nuestra propia historia
y creemos que el gobierno de España es solamente cosa de los partidos políticos
y no de todos los ciudadanos, estaremos marchando por el camino de la servidumbre.
El poder necesita ser controlado
para que no pueda convertirse en tiranía. Para controlar a los partidos hay que
conocer sus programas de gobierno. Como decía Julio Anguita, muerto hace unos
días, desde la tribuna del Congreso “programa,
programa, programa” y cotejar en todo momento el programa y su realización.
No basta con votar una vez cada
cuatro años, llevados casi siempre por la inercia de sentirse de derechas o de
izquierdas, sin tener mucha idea de lo que ello signifique, sino apoyando a los
que cumplen sus promesas electorales en beneficio del bien común.
Esta crisis puede servir para
hacernos más conscientes, más reflexivos, más difíciles de embaucar. La
política la decidimos nosotros y no los medios de comunicación comprados por
los gobiernos de turno. Hay que alejarse todo lo posible de las redes sociales
especializadas en difundir bulos y mentiras. Como se dice ante los tribunales
hay que pedir a los periodistas que
prometan decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad y al que
se coja en un embuste borrarlo para siempre de nuestra lectura.