Con motivo de la fiesta nacional
norteamericana celebrada el pasado 4 de julio, el Presidente Trump citó en su
discurso a la hermana Deirdre Byrne, allí presente, cirujana que estuvo al
servicio del ejército, donde alcanzó el grado de coronel, realizó trabajos
humanitarios en la zona cero de New York el 11 de septiembre de 2011 cuando
fueron abatidos dos rascacielos y actualmente es religiosa de las Pequeñas
Operarias de los Sagrados Corazones y trabaja, bien en lejanas misiones, como
en la ayuda de las mujeres que han tomado
la píldora abortiva y quieren revertir su situación.
Esta noticia solo la he leído en
Religión en Libertad del 11 de julio, pues cualquier cosa que haga Trump,
máxime si es pro-vida, resulta proscrita de las redes sociales que se decantan
siempre por magnificar el aborto como un
derecho de la mujer y no como el asesinato de los más inocentes, los no
nacidos.
Ha coincidido este hecho con la
patrimonialización que quiere realizar la izquierda del discurso feminista, ese
engendro de Simone de Beauvoir que dijo aquella majadería “tú no eres mujer, te
han hecho mujer”
Si la lucha de clases no ha
resultado tan gloriosa como esperaban los comunistas ahora se aplican a ensayar
la lucha de sexos, pero no solo del sexo masculino y femenino, sino de una
mescolanza de letras que llaman “ideología de género” declaradamente adversa a
la familia y al hombre, al que hay que eliminar como dice un grafiti pintado en
mi barrio: “machete al machote”.
La igualdad hombre y mujer que
campea en el lema de los Reyes Católicos, “tanto
monta, monta tanto, Isabel como Fernando” y mujeres extraordinarias cruzan
toda la historia sin necesidad de las tonterías de la vice-presidenta del
gobierno (en funciones, claro).
Tenemos en Francia a Juana de
Arco interviniendo en la guerra de los cien años, a Teresa de Jesús, inquieta y
andariega, cuyas obras en prosa o verso resultan insuperables o Sor Juana Inés
de la Cruz, nacida en Méjico en el siglo XVII y que fue una feminista auténtica
que luchó por la emancipación de la mujer y tantas otras que sería prolijo
detallar.
Mucho hablar del derecho de voto
de la mujer, que defendió Clara Campoamor, que no era de izquierdas sino
liberal, pero su propuesta fue rechazada por las Cortes por el voto en contra
de los socialistas.
A ver si la Memoria Histórica es
de verdad y no un invento malvado para seguir enfrentando a los españoles.
Por favor, ignoremos a los medios
que repiten como loritos las consignan que le imparten los poderosos de verdad:
Trump es malo, Obama bueno, los Clinton unos benditos, Pablo Iglesias o Pedro
Sánchez buenos, VOX malo malísimo, la Unión Europea buena, (hasta quieren
hacernos pasar por buenos a Torra a Puigdemont
y sus secuaces)
No nos dejemos engañar por tantos
embaucadores que se las dan de listos, listísimos y encima del aparato de la
tele pongamos la frase latina “quid
prodest?” ¿A quién beneficia lo que están diciendo? Si utilizamos nuestra
cabeza quizás les será más difícil engañarnos.
Hasta la semana que viene, con
gobierno o sin gobierno.