CAMINEO.INFO.- Es la fiesta de la Anunciación, Señora mía, y hasta parece una contradicción que, en los días de la Cuaresma, cuando el alma esta entristecida por la cercanía de la Pasión del Señor, se nos aparezca esta fiesta tuya, tan llena de luz, de perfumes, sueños cumplidos y música celestial para el alma… - Tú lo has dicho, querida, - y tu voz, María, es caricia serena para el alma- tú lo has dicho, “parece” una contradicción, pero no lo es… en medio del dolor de la cuaresma el almanaque recuerda que ese Jesús que en Cuaresma caminaba hacia su destino, ese Jesús, algún día debió nacer… y para nacer necesitó ser concebido, latir y vivir en mi vientre durante nueve maravillosos meses… - Cuéntame, Señora, cuéntame como fue… - Verás, desde muy pequeña me fascinaban las palabras de Isaías…. ”la Virgen esta embarazada y da a luz un hijo”… El Mesías, el Ansiado… y mi corazón volaba por los paisajes buscando a esa doncella… la imaginaba rica y majestuosa, o pobre y sencilla, alta, baja, rubia, morena… de mil formas exteriores la dibujaba mi imaginación… pero en todas veía un corazón enamorado de Dios… Por esos días, todas las doncellas de Israel compartíamos el sueño de ser la madre del Mesías… sueño del que, naturalmente, quedaban excluidas las viudas o las solteras, por no tener esposo… pero, a mí, querida mía, la palabra “Virgen” me descolocaba, me fascinaba, sentía la voz de Isaías en mi corazón… - Pero, Señora ¡solo tenías quince años!
- Así es, era poco mas que una niña… llena de sueños y de risas, de proyectos y de amor por Dios… por esos días estaba comprometida con José, que era un hombre bueno y me quería bien, y yo a él... a su lado me sentía segura y protegida… - Pero el Ángel te descolocó, y te dejó bastante mal parada, amiga…
- Sí -y sonríes y esa sonrisa resulta, para Dios Padre, un canto de agradecimiento- cuando el Ángel llegó hasta mí yo me turbé… no sabía que pensar… ¡A mí! ¿Quién era yo?, y el Ángel me lo dijo “Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo”… a cada palabra suya era como si se descorrieran velos en mi interior… comenzaba a comprender algunas cosas, mas aún faltaba mucho camino por recorrer… “Concebirás y darás a luz un Hijo al que pondrás por nombre Jesús, el será grande y será llamado Hijo del Altísimo, Dios le dará el trono de David, su antepasado, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin…” ¿Sabes amiga? El anuncio era magnífico, era lo esperado, lo ansiado por mi pueblo por años… pero, querida mía, José, que era escenio, y yo, habíamos hecho voto de castidad por amor a Dios Padre, es por ello que le pregunté al Ángel “Pero ¿Cómo podrá ser esto si no conozco varón?” ¿comprendes, hija, mi planteo? La pregunta hubiera resultado inútil y hasta ridícula si José y yo no hubiéramos tenido ese voto porque, simplemente, la concepción sería una cuestión de tiempo… el ángel no dijo “concebirás tal día”, sólo dijo “Concebirás”… así que bien podía haberse dado la concepción luego del matrimonio… Pero el voto era tan fuerte y tan arraigado en el alma, que tuve el valor de planteárselo al mismísimo Ángel… Entonces… entonces la respuesta disipó todas las dudas y abrió todas las puertas de mi alma….”El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, por eso el niño será santo y será llamado Hijo de Dios… escucha, también tu parienta Isabel…” ¿ves? Dios me hacía el anuncio y, al mismo tiempo, me daba una mano amiga para sostenerme pues, aunque yo no había tomado total conciencia de la magnitud de mi situación, Dios sí sabía que iba a necesitar alguien con quien hablar de esto… Entonces miré al Ángel a sus mansos ojos y comprendí todo… y allí apareció José en mi mente ¿Cómo explicarle a él? ¿lo entenderá?... Todos estos pensamientos pasaron por mi corazón en pocos segundos, mientras el Ángel aguardaba una respuesta… y fue allí donde todo mi amor por Dios, toda mi fe, toda mi confianza en la Providencia y todos mis sueños de mujer se transformaron en un solo grito..: ”Yo soy la esclava del Señor, hágase en mi según su voluntad…” - ¡Señora mía!, los cielos, la tierra, los hombres, la historia, todos esperaban tu respuesta… y todos te estamos más que agradecidos por tu “Si”…pero sigue, madre, sigue contándome…
- Bueno, fue luego de mi respuesta que las cosas sucedieron tal lo anticipado… la sombra del Altísimo me cubrió con suavidad, me envolvió con mil perfumes… el Espíritu descendió a mí y yo me halle habitada por la paz mas profunda, mas perfecta y mas increíble que pueda sentir un ser humano… Lentamente llevé las manos a mi vientre y … ¡sí! El Ansiado estaba allí, todo mi ser rebosaba de paz y alegría…. Aunque mi niño era demasiado pequeño para que mis manos notaran su presencia, mi corazón de mujer se iba transformando en corazón de madre y podía percibir, desde mi alma, su presencia... ¡Un hijo! ¡El Hijo!... me quedé largo rato en silencio, disfrutando, llorando, riendo… hasta que el griterío de unos parientes que llegaban a casa me devolvió a la realidad… eran unos primos que llegaban de Air Karim con la noticia del embarazo de Isabel…
Desde donde estaba podía ver a mi madre abrazar a su prima y hasta oí que me llamaban para darme la noticia… Yo no podía parar de llorar, de reír, de girar sobre mí y acariciar mi vientre… pero me tranquilicé, nadie me creería si contara lo que acababa de suceder, así que fui hasta donde estaba la familia y solicité permiso para visitar a Isabel… no fue fácil conseguirlo, los míos decían que era una locura viajar hasta allí, que el viaje era agotador, etc… y fue entonces que aprendí que Dios jamás nos pide algo sin darnos luego los medios… una de las primas y su familia decidió que me acompañaría en el viaje… y lo que sucedió luego ya te lo he contado ¿recuerdas?
- ¡Claro Señora! ¿Cómo olvidar tus palabras? ¿Cómo olvidar tus vivencias? Toda tu vida es camino para los que amamos a tu Hijo, tu nos conduces al Padre, tu nos guías no solo con tu amor, sino con el ejemplo de tu vida…Ha debido pasar por duras pruebas hasta que Jesús pudo, por fin, nacer…
- Duras pruebas, en verdad, soledad, silencio, hasta miedo cuando aún José no sabia…, bien conozco yo esos sentimientos y bien sé lo que siente una mamá en tales circunstancias, por eso, hija, hoy quisiera pedirle a todas las mamás embarazadas que estén pasando por una situación difícil, que se acerquen a mi Corazón Inmaculado… allí, hay un lugarcito que tiene el nombre de cada una de ellas, hay un lugar cálido, sereno, sin llanto ni miedo, donde ellas pueden refugiarse hasta que nazca el niño…¿sabes hija? Las conozco a todas, por sus nombres, por su mirada… las veo a todas…, quisiera que supieran que mi mano esta extendida esperando la de ellas, para sostenerlas con la fuerza que hoy les falta, para darles el cariño que hoy piensan que no tienen, para decirles que el mejor y mas valioso premio a todo este tiempo de dolor y angustia es, sin duda, la mirada del hijo el día del nacimiento… allí una mamá logra todas las fuerzas que antes le parecían imposibles de conseguir... si aun así se sienten solas, quisiera pedirles que busquen a esa Isabel que Dios les puso cerca, esa Isabel que será quizás una religiosa, un familiar, una amiga, un amigo, que les escuchará y aconsejará bien… mi querida Isabel sigue en este mundo con muchos nombres y rostros diferentes, pero siempre ayudando, aconsejando, sosteniendo….
Reciban, en este día, todos mis hijos amadísimos, pero especialmente las mamitas embarazadas, un enorme abrazo de su madre celestial, que los ama y cuyo mayor deseo es conducirlos a todos a los brazos de Jesús…
Gracias, María Santísima, gracias por recordar con nosotros este día…. Ahora me voy a misa, a darte un abrazo enorme desde el alma allí, en ese lugar que tanto te gusta, porque allí esta tu Hijo…
A ti que lees estas líneas, no dejes de felicitar a Maria por este día… y, amigo, amiga, si conoces alguna mamita que está embarazada y se siente demasiado sola, demasiado triste… ayúdala a encontrar “su” Isabel… o quizás, María te este pidiendo que tú seas la “Isabel” de esa mamá…