CAMINEO.INFO.- Bienaventurados hermanos, bien venidos a la Iglesia, desde la pobreza. Porque éramos ricos y teníamos el Paraíso, pero lo hemos perdido todo, y por un plato de lentejas.
Bienaventurados hermanos, porque poseíamos la verdad, y hemos terminado nadando en la mentira. Bienaventurados, porque todos los días hablábamos con Dios en el Paraíso, pero…. hemos perdido toda sabiduría. Estamos mediatizados por mentirosos, hipócritas, falsos, conspiradores, y ya no tenemos sabiduría… somos como ellos.
Bienaventurados hermanos, porque éramos los dueños de la creación… pero lo hemos perdido todo… y ahora todo nos domina. Nos domina elmiedo al hombre, al otro que no nos quiere. Nos domina el miedo a los animales, a los hijos o a tenerlos, al marido o la mujer para toda la vida, el miedo a quedarnos embrazada, el miedo al jefe que no nos quiere y nos explota, el miedo al que nos odia, el miedo a la muerte… ¿es qué acaso hemos comido del árbol del bien y del mal? - Gn. 3,11- ..... Sí.
Hemos comulgado con todo el mal, hemos comido de todo, y no nos hemos saciado. Nos hemos atiborrado, pero hemos perdido el paladar. Tragamos, nos embutimos, pero ni eso nos alimenta.
Por eso:….¡venid, comprar leche de balde! -Is. 55:1- ¿Por qué pagar por lo que no alimenta, y gastar en lo que no sacia? …..
Bienaventurados hermanos, porque somos ricos de nuevo, ricos de verdad. Nuestra fuente de riqueza no es el petróleo, inmensas toneladas de petróleo no nos hacen tan ricos. Ricos, porque estamos en la iglesia. Tenemos la perla preciosa, Jesucristo - Mt 13:46. No es una moneda de curso legal, es una moneda celeste, es la mayor perla del mundo, con una sola perla se puede comprar todo el mundo entero, y sigue sobrando.
Bienaventurados pecadores, ladrones, avaros, lascivos, adúlteros, porque hemos encontrado el remedio de nuestra cura. La solución de nuestra condena. La libertad de nuestra esclavitud. Parecía imposible liberarnos de tanta inmundicia, pero la Cruz nos ha liberado. Mirar a Dimas. Parecido a nosotros, toda su vida pendiente de si, y toda dedicada al mal. Pero para él, para ti y para mi Jesús ha dicho: "basta". "Se acabó el mal"….. ¡Hoy estarás conmigo en el Paraíso! – Lc. 23, 43 -
¡Jesús ha resucitado!
Ah, olvidaros de la moda de curso oficial. Dicen que lo que está de moda es aquello de lo que más abunda en el momento presente. Y se habla de la moda esta o aquella, bla, bla, bla. Pues pasmaros, porque es Dios lo que más abunda. Nada abunda más que Dios. Veintiún siglos de moda, y así hasta la eternidad y aún no ha pasado de moda. Abunda tanto, que el mundono lo puede contener. Que desborda al mundo y al ser que lo posee.
Fin de la era del hierro, del bronce, del fuego. Ahora, estamos en la era de la Salvación del hombre esclavo. Ha resucitado nuestro libertador. Nada hay que temer… oh quizá si: "El temor a pecar de nuevo, a encadenarse con otra esclavitud".
No hermanos, no es esta la época del preservativo como el mundo nos dice, como nos lo presentan los políticos, es la era en que hemos sido preservados para Dios. Por encima del sexo y de todo mal.
No es la época del Sida (síndrome de inmuno-deficiencia adquirida) es la época donde Dios ha Adquirido para nosotros La inmunidad de nuestra dependencia (deficiencia) al pecado.
No es la época de la homosexualidad, o la hetero, o la bisex…., es la época de la Trinidad, de la común unión, de la comunidad, de la Unión con El Espíritu Santo, por encima de intereses sexuales, por encima de atractivos externos y egoísmos de concupiscencia. Es la época de amar a Dios por encima de nosotros mismos, es la época de la comunión sin intercambios, ni trapicheos egoístas.
Si os fijáis bien, todo el lenguaje del mundo está trucado, manipulado, la falsa libertad se expresa con palabras que parecen de libertad pero son de esclavitud, parecidas a las verdaderas, para engañar y romper la moral, por eso, utilizo las mismas palabras pero con óptica cristiana, para contemplar otro horizonte que el que nos dibuja Satanás.
No es la época de la democracia, donde parece que se tiene presente a todos, pero que nos impone el poder del voto del que gobierna, su falsa verdad y la convierte en ley, como en las mejores dictaduras.
No es el tiempo del parlamento, donde parece que todos pueden hablar (parlar), pero que nadie escucha. ¿Para quién se habla? Si políticamente están sordos, solo atienden a su partido, y a los partidos interesadamente adheridos.
No es el tiempo de los partidos políticos, que como muy bien indican están divididos "partidos", sin unidad, cada uno por un lado, donde la unión es el trapicheo, el negociado de poder o la cesión comercial de intereses a modo de mercado, como lo pueden ser las leyes del aborto, (yo transijo en esto y tú me das tu voto).
Es la época de la Caridad, de la nueva fraternidad, dondese hace presente la gratuidad en la humildad, sin el poder, sin negociaciones previas, sin contubernios interesados, sin imposiciones. Con generosidad. Así, por las buenas y punto.
El Señor nos ha reunido en una nueva asamblea (La parroquia = Asamblea de extranjeros) mejor que el parlamento. Donde se escucha a Dios y la unidad surge brota del altar. Estábamos divididos como los huesos secos de Ezequiel, - Ez. 37, 2 - pero el Señor nos ha juntado y recompuesto y nos ha llenado de nervios y nos ha infundido su Espíritu.
No es la época del botellón, ese que da resaca y que obliga a beber para saciar la sed, que no se compensa nunca y que hay que ritualizar sábado a sábado, sin fin. Nuestro botellón no embriaga, es el Cáliz de Cristo que se derrama sobre nuestros labios, para concedernos, la libertad de podernos hacer hermanos a los que éramos enemigos. La libertad de poder ceder ante el que no queremos. La libertad de poder reconocer que estamos equivocados y que hemos de pedir perdón.
Nuestro vino, no es común, no es licor de hombres, es el licor nacido de la cepa del retoño de Jesé. De la aparente esterilidad del suelo de la Iglesia, de en medio del pedregal, ha nacido esta cepa, que parece seca, pegada al suelo, como quien no puede crecer, porque el suelo y la fertilidad no la dejan, pero que da granos llenos de mosto, dulce como ninguno. Los ha pisado nuestro Señor en el Lagar de su vida - Is. 63:3 -, y de su zumo bebemos y nos deleitamos con su dulzura. Y no nos brotan carcajadas estridentes y ebrias, si no que nos hace brotar la Paz que no teníamos, y la alegría que alarga los labios por la sonrisa. Nos hace brotar la armonía perdida. Nos hacer brotar el amor. No hay reyertas en la Iglesia, hay caridad, que es todo lo contrario.
Los que no la veis, compraros gafas, lentes nuevas, no empañadas, de vidrio puro. O quitaros las que lleváis rayadas, porque luce un nuevo sol, que no se apaga, que no tiene noche. Y su lámpara es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. - Ap. 21:23 -
¡Bienaventurados seréis, cuando os injurien por causa de mi nombre! - Mt. 5,11-…. Como ahora sucede con los cristianos y la Iglesia, porque si eso hacen con el leño verde, con el seco ¿Qué se hará? - Lc. 23:31-