En memoria de Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, el arzobispo emérito de Rosario, monseñor Eduardo Vicente Mirás, celebró una misa en la catedral Nuestra Señora del Rosario, de esta ciudad, el miércoles 14 de marzo por la tarde, a la que asistieron más de 200 personas.
La misa se ofició al cumplirse cuatro años de la muerte de esta mujer italiana que impulsó por todo el mundo una fuerte corriente de espiritualidad, de sustrato cristológico y mariano, y expandida en un esfuerzo ecuménico e interreligioso hacia gentes de distintas procedencias, confesiones, culturas, generaciones, para colaborar en la realización del mandato de Jesús "que todos sean uno".
Monseñor Mirás destacó la obra y la vida de Chiara Lubich, como “un ejemplo que debemos tomar todos”, tanto quienes pertenecen a su movimiento como quienes tienen otras inclinaciones.
Recordó el mandato de Cristo de ser perfectos como el Padre celestial es perfecto, y expresó que si eso se nos presenta como cosa imposible significa que no debemos cejar nunca en el afán de perfeccionarnos, con la gracia de Dios.
Indicó que en un tiempo de enfrentamientos, divisiones, individualismo, la espiritualidad de los Focolares, su carisma, apunta a vivir como familia, a buscar la unidad. “Todos somos hijos del Padre celestial, y el Espíritu Santo habita en nuestros corazones”, dijo.
Estimó necesario que “vivamos en auténtica fraternidad”. Y señaló que el método que proponen los Focolares a toda la sociedad es el diálogo. Subrayó cuánto depende de los cristianos promover el diálogo, entendido como convenir con el otro, razonar, discutir, conversar, encontrar soluciones. Destacó también el valor de mostrar la verdad y la belleza, ante lo cual “no hay posibilidad de resistencia al Señor”.
En las oraciones de los fieles, se rezó por el papa Benedicto XVI y su próximo viaje a Cuba, por todos los que padecen necesidades y sufrimientos para que en esta Cuaresma encuentren la paz, por Chiara Lubich y el Movimiento de los Focolares, para que los jóvenes sigan a Jesús en el espíritu de la unidad. Y se oró para que los gobernantes promulguen leyes que reflejen la ley natural grabada por Dios en el corazón de cada persona.+ (Jorge Rouillon)