Cuando en el lenguaje de la Iglesia se usa la palabra «misterio» no se quiere indicar con ella algo imposible de conocer sino algo velado: que en parte se puede ver pero no completamente porque está como cubierto por un velo. Y quizá sea esa la mejor manera de describir la noticia publicada en el blog de un conocido comentarista de informaciones eclesiales, Sandro Magister, acerca de una supuesta carta dirigida al Papa por 13 cardenales.
En la misiva publicada el lunes 12 de octubre por Magister los purpurados hacen del conocimiento del Papa algunas preocupaciones relacionadas con la metodología del sínodo que parece estar configurado –en palabras del texto– para «asegurar una excesiva influencia sobre las deliberaciones del sínodo y el documento sinodal final». Los firmantes de la carta también subrayan «la falta de participación de los padres sinodales en la composición del comité de redacción», lo cual habría causado «un notable malestar». Finalmente, se expone al Papa una preocupación por la perversión del sínodo: «[…] un sínodo planificado para afrontar una cuestión pastoral vital –reforzar la dignidad del matrimonio y la familia– pueda llegar a estar dominado por el problema teológico/doctrinal de la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar por lo civil».
Cuatro de los trece firmantes (los cardenales Scola, de Milán; Vingt-Trois, de París; Piacenza, penitenciario mayor; y Erdo, de Budapest) han desmentido haber firmado la carta. El resto (Cafarra, de Bolonia; Collins, de Toronto; Dolan, de Nueva York; Eikk, de Utrecht; Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe; Napier, de Durban; Pell, emérito de Sydney y actual prefecto de la secretaria para la Economía del Vaticano; Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos; y Urosa Savino, de Caracas) no lo han hecho. Por el contrario, al menos en dos declaraciones dos de los implicados en la carta confirman su existencia.
En declaraciones a la web sobre asuntos religiosos del Boston Globe, Crux, el Cardenal Napier reconoce haber firmado una carta pero no la que difundió Magister:
«El cardenal Napier reconoce haber firmado una carta, pero el contenido era diverso del difundido por Magister. “La carta que firmé, ha dicho, era sobre la comisión de los 10 miembros llamados a redactar el documento final”».
Por su parte, el Cardenal Pell también ha salido al paso por medio de su portavoz. El vaticanista Edward Pentin recoge al respecto en su bitácora alojada en el National Catholic Register:
«El Cardenal Prefecto reconoce que en la carta publicada por el eminente vaticanista Sandro Magister hay errores tanto en el elenco de los firmantes como en el contenido de la misma».
El portavoz también dijo, de parte de Pell, que en el sínodo hay un fuerte consenso en gran parte de los puntos pero también hay desacuerdos porque elementos minoritarios quieren cambiar las enseñanzas de la Iglesia sobre las debidas disposiciones necesarias para la recepción de la comunión. Y añade que una carta privada debe permanecer privada. Finalmente, reconoce la preocupación de varios padres sinodales sobre la composición del comité de redacción de la relación final del sínodo y sobre el proceso para la presentación y votación por parte de los padres sinodales.
Interpelado ante todo este revuelo el mismo día en que la supuesta carta pasaba del ámbito privado al público, el portavoz del Vaticano se ha limitado a decir: «Tratándose de una carta que no era pública y no es un documento reservado yo sobre esto no tengo nada que decir ni comentar». Y también dijo: «Lo que puedo comentar es que es necesario verificar si las 13 personas que están indicadas como firmantes han firmado o no». Finalmente, el P. Lombardi subrayó: «Yo no he tenido este documento y, en consecuencia, no estoy en grado de verificar su corresponde perfectamente a una realidad o no. De por sí, si es un documento dirigido al Papa, debería ser el Papa quien nos diga si lo ha recibido o no».
Dado que desde el comienzo se habló de 13 firmantes y 4 de ellos han negado públicamente haber firmado (de hecho el mismo Cardenal Pell, por medio de su portavoz, reconoce errores en los nombres de los firmantes, lo que implica que él conoce a los demás), ¿quiénes son los otro cuatro implicados?
La respuesta la da America Magazine, publicación de los jesuitas en los Estados Unidos: Di Nardo, de Galveston-Houston; Njue, de Nairobi; Rivera Carreras, de Ciudad de México; y Elio Sgreccia, presidente emérito de la Pontifica Academia para la Vida. America Magazine es una publicación de cariz progresista que se ha ocupado de la difusión y defensa de algunos pensamientos del Papa Francisco. Días después los cardenales Rivera y Sgreccia también desmintieron haberla firmado.
¿Cuál es entonces el estado de las cosas? De todo lo anterior resulta que existe una carta firmada por varios cardenales pero que no corresponde en su integridad a la filtrada por Magister. La carta, en todo caso, habría sido entregada al Papa al inicio de la primera semana del sínodo de 2015 y al respecto el Papa habría tomado decisiones ya conocidas por los implicados. Permanece en el «misterio» quién filtró el texto –por lo demás no del todo exacto– y con qué finalidad.
De todo esto, no obstante, resulta que se evidencia algo que ya se presuponía: dos bloques que piensan distinto en torno a un tema complejo que corresponderá discernir al Papa.